Al  igual que nosotros los humanos, nuestros perros van perdiendo  facultades físicas con la edad. A medida que nos vamos haciendo más  viejos nos volvemos menos flexibles y más vulnerables e intolerantes.  ¿Qué hacer cuando nuestro amigo canino llega a una etapa en que comienza  a hacer “cosas raras”, actividades que había dejado de hacer o  actitudes que nunca había presentado? A los perros se les considera  adultos mayores o pacientes geriátricos, en razas pequeñas y medianas a  partir de los siete años, en razas grandes a partir de los seis años de  edad. Existen una gran variedad de signos y síntomas que nos indican que  nuestro perro está teniendo problemas de conducta relacionados con la  edad. Entre los más comunes están:
- Que se ha vuelto agresivo
- Ensucia dentro de la casa
- Se le ve ansioso, destructor
- Se ha vuelto desobediente…se hace el sordo
- No quiere estar solo
- Aúlla o ladra más que antes
- Tienen miedo a cosas que antes no
- Tiene insomnio
- Se vuelven friolentos o intolerantes al calor
Muchos  de estos problemas quizá ya se hayan visto en etapas anteriores de la  vida del perro o perra, pero con la edad volvieron a surgir o se  aumentaron.
¿Conductual o médico?
Antes  de asegurar que el asunto es meramente un problema de conducta, es muy  importante descartar que se trate de un problema médico orgánico. Esto  pude comprobarlo el día que Becker, nuestro perro de 17 años, me atacó  cuando yo tenía 18 años. Mi familia tenía este Golden Retriever, un día  comenzó a orinarse por toda la casa. Le reprendíamos y lo sacábamos al  jardín, pues, según nosotros, lo hacía de “maña”. Un día lo regañé y él  se metió debajo de una mesa. Cuando me acerqué a decirle que se saliera  al patio, Becker me mordió. Esto me hizo sospechar que el perro tenía  quizá algún dolor o molestia, ya que el nunca había agredido a nadie. En  esa misma semana llevamos a Becker a una revisión veterinaria.  Confirmando las sospechas, en efecto, el perro tenía una piedra en la  vejiga del tamaño de una bola de golf y orinaba por toda la casa por la  presión que esto provocaba, la respuesta agresiva se debió al dolor. Le  quitamos quirúrgicamente la piedra y el perro volvió a tener el mismo  carácter tolerante de siempre. Mi recomendación es que descarten  problemas médicos antes de asegurar que el perro simplemente “se porta  mal”. Los efectos de la edad sobre todo el organismo y en la conducta  están íntimamente ligados, son progresivos y, en muchos casos,  irreversibles. Siempre hay que tomar en cuenta si el perro padece alguna  enfermedad crónica, la calidad de su alimentación, la cantidad de  ejercicio, la genética, el lugar y ambiente en el que vive para prevenir  posibles cambios conductuales en su vejez. Cuando somos viejos y  enfermamos, rara vez la enfermedad afecta a un solo sistema, pues los  mamíferos estamos conformados en un todo, una maquinaria equilibrada y  perfecta. Si algo no está muy bien, son varios los sistemas que se ven  afectados y son variadas las consecuencias en la conducta, más aún si  estamos hablando de un perro en etapa geriátrica.
¿Disfunción Cognoscitiva o demencia senil?
Se  cree que al igual que en las personas, nuestros perros sufren de este  primer cuadro, aunque, en realidad no hay estudios serios que nos digan  que los perros pierden capacidad de aprender con la edad, es decir, no  se ha comprobado que sufran de disfunción cognoscitiva. Muchas veces he  confirmado que “perro viejo sí aprende nuevos trucos”. Sin embargo, sí  existen estados preocupantes relacionados con la falta de reacción ante  el entorno, lo que se puede denominar demencia senil. Ello puede deberse  a la muerte de células cerebrales encargadas de hacer las conexiones,  falta de oxigenación en el cerebro (hipoxia), cuadros de anemia, falta  de dopamina y otros químicos esenciales para el buen funcionamiento del  cerebro.
¿Cómo se presenta?
Bien,  pues cuando el perro prefiere interactuar menos con sus dueños, está  irritable, desobediente, lento para obedecer y responder a órdenes que  ya sabe, presenta temblores involuntarios, depresión, no reacciona a los  estímulos; esto progresa hasta llegar al punto en que el animalito ya  no convive como antes con sus dueños y no se comporta más como un animal  de compañía, entonces se puede hablar, en efecto, de demencia senil. Al  igual que las personas en las últimas etapas de su vida, cuando el  ánimo decae y las enfermedades aquejan, nuestros perros requieren de  toda la paciencia, el amor y extremos cuidados.
Extrema cuidados con tu perro viejo
• Debe salir con más frecuencia al baño
• Provéele  un ambiente saludable, limpio, libre de ruidos extremos, cualquier  situación de estrés puede provocar en ellos serios desequilibrios como  anorexia o ansiedad por separación.
• Si  el perro está agresivo es muy importante descartar que algo le duela,  ve al veterinario para confirmarlo. A nuestros perros viejos con  artritis, dolor de dientes o los que se están quedando sordos,  frecuentemente, tienen respuestas agresivas; los que tienen dolor pueden  morder debido al malestar y los sordos, responden al susto, ya que no  te oyen venir y las respuestas al factor sorpresa suelen ser defensivas.  Socialización, la clave para mantener la cordura Aunque con mediana  movilidad, no dejes de llevar a tu perro al parque, es muy importante  que esté en contacto con otros perros y entornos cambiantes. Algunos  perros viejos se quedan demasiado en casa y ello los hace huraños hacia  sus congéneres, y poco adaptables a diferentes ambientes. Hay algo que  se recomienda popularmente y es verdad: a muchos perros viejos, siempre y  cuando sean sociables, les cae muy bien la introducción al hogar de un  perro más joven. Ello los obliga a estar alerta y en movimiento. ¡Un  amiguito más joven puede ser muy bueno para recordar viejos tiempos! No  se recomienda incluir un perro más joven si el perro geronte es  demasiado pasivo, débil o miedoso. Si ves que el joven abruma al viejo,  dales un tiempo de separación de un par de
horas. Llévate al joven a hacer ejercicio y tráelo cansado a interactuar con tu viejito. Premia el juego apacible.
Trastornos del sueño
Normalmente  un perro tiene periodos de sueño durante el día. Si tu perro tiene  problemas renales o gástricos es muy posible que también tenga problemas  para dormir a cualquier hora del día o de la noche. Algunos de ellos,  como mi perro Anton de 14 años, se vuelven exigentes, ladran junto a la  puerta para que se les permita salir…a las tres de la mañana. Lo que  hacemos ahora es que permitimos que Anton vaya al baño antes de ir a  dormir y dejamos la puerta de una pequeña terraza abierta durante la  noche, de modo que él solo pueda salir y entrar según necesidad y todos  duermen tranquilos. Esto es también muy recomendable para perros  diabéticos o los que sufren sed y jadeos nocturnos.
¿Qué hacer ante la demencia senil?
Cuando  se presenta este cuadro, poco a poco se va perdiendo la personalidad  conocida de nuestro animal de compañía. Al mismo tiempo, el mundo  conocido y las referencias del mismo van desapareciendo de la mente de  nuestro amado perro. Ladra, aúlla excesivamente, deambula, ensucia la  casa. Cualquier intento de readiestramiento resulta frustrante para el  dueño, pues el perro literalmente puede perder la memoria al grado que  no reconozca a su propio dueño. Estos problemas se pueden tratar  únicamente mediante fármacos.
  Quiérelos y ten paciencia son seres que aman
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