lunes, 19 de diciembre de 2011

PARA EL ADULTO MAYOR

Evaluar es fácil, evaluarse es lo complicado. Parecería sencillo como leer un manual, pero el manual de la vida nunca es explícito, cada uno escribe su manual de vida.

Siempre exigimos pero nos cuesta dar. Esperamos comprensión pero jamás la damos. Todo esto forman parte de un todo interior, de aquello que convive día a día con nosotros, aquello que solo nosotros sabemos cuan pesado y cansado es llevarlo a cuestas o cuán placentero y liviano es tenerlo, y sobre todo compartirlo.

"No fué con mala intención" es una frase que aparece en muchos problemas y un argumento válido inclusive ante la justicia terrenal, pero cómo saber qué intensión realmente tenía tu - yo interior - cuando realizó alguna acción. Más allá de una simple composición gramatical es un compromiso personal de comunicar con tus acciones y tu voz, lo que está en tu corazón.

Resentimiento, orgullo, enojo, vicios, mentira, son algunas de las maletas que cargamos día a día y nos cuesta dejarlas. Dios nos dice "Vengan a mi todos los que están cansados y agobiados y yo les daré descanso.  Dios no está continuamente recordándonos nuestros errores, al contrario, la Biblia dice que “arroja al fondo del mar todos nuestros pecados”.

Nadie te recordará por tus pensamientos secretos, por tus buenas intenciones, por aquello que pensaste hacer. Entrega tu vida a Dios y verás como te liberas de tu cargas, tu interior se vuelve puro y el testimonio de tu vida, serán tus buenas intensiones trasformadas en buenas acciones.

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