Un día estaba revisando el registro de mis estudiantes antes de la sesión de apertura de la clase sobre teología de la fe.
Ese fue el primer día que ví a Tommy. Estaba peinando su largo cabello rubio que colgaba como 15 cm. por debajo de sus hombros. Sé que lo que cuenta es lo que está dentro de la cabeza, no sobre ella; pero en ese tiempo yo no estaba preparado para Tommy, así que lo etiquete como "extraño".
Tommy resultó ser el ateo residente de mi curso. Constantemente objetaba o se burlaba de la posibilidad de un Dios que amaba incondicionalmente. Vivimos en una paz relativa durante un semestre, aunque algunas veces él era un verdadero dolor de cabeza.
Al final del curso, cuando entregó su examen, me pregunto con un tono un poco cínico: ¿Cree usted que encontraré a Dios alguna vez?
Me decidí por un poco de terapia de choque y enfáticamente le contesté: ¡No!
¡Ah! -me contestó- Pensé que era el producto que estaba usted vendiendo.
Lo dejé dar unos cinco pasos hacia la puerta y luego le grité: ¡Tommy...No creo que lo encuentres nunca, pero estoy seguro de que Él te encontrará a tí!
Tommy simplemente se encogió de hombros y se fue. Me sentí un poco desilusionado de que no hubiera captado mi mensaje. Tiempo después escuché que Tommy se había graduado y sentí una mezcla de agradecimiento y satisfacción.
Más tarde me llegó una triste noticia: Tommy tenía un cáncer terminal.
Antes de que yo fuera a buscarlo, él vino a mí. Cuando entró a mi oficina, ví su cuerpo muy deteriorado y que su largo cabello se había caído a causa de la quimioterapia. Pero sus ojos eran brillantes y su voz firme.
- Tommy, he pensado mucho en tí, supe que estás enfermo, le dije.
- Sí, muy enfermo profesor. Tengo cáncer. Es cuestión de semanas.
- ¿Puedes hablar de ello?
- Seguro ¿qué le gustaría saber?
- ¿Qué se siente saber que tienes 24 años y te estás muriendo?
- Bueno ¡podría ser mucho peor!
- ¿Cómo qué?
- Bueno. Como tener 50 años y no tener valores ni ideales y pensar que beber, seducir mujeres y hacer dinero son las cosas más importantes de la vida...
Y luego continuó...
- Pero vine a verlo por algo que me dijo el último día de clase. Me sorpendió cuando me dijo que pensaba que no encontraría a Dios. pero luego me dijo que Él me encontraría a mí...Pensé mucho en eso, aunque mi búsqueda no fue muy intensa por aquel entonces. Pero cuando los doctores quitaron un bulto de mi ingle y me dijeron que era maligno, tomé muy en serio localizar a Dios.
- Y cuando la malignidad se diseminó a mis órganos vitales, comencé realmente a golpear las puertas del Cielo. Pero nada sucedió. Y un día me desperté y en lugar de continuar lanzando peticiones inútiles a un Dios que podía o no existir, simplemente me dí por vencido. No me interesaba Dios, ni la otra vida ni nada por el estilo. Decidi entonces pasar el tiempo que me quedara haciendo algo más lucrativo y nuevamente recordé algo que usted dijo en una de sus clases: "La tristeza esencial es ir por la vida sin amar. Pero sería igualmente triste dejar este mundo sin decirle a los que amas que los has amado". Así que empecé con el más difícil de todos: mi padre. Estaba leyendo un periódico cuando me acerqué y le dije que me gustaría hablar con él. El bajó su periódico lentamente y mirando por sobre sus pequeñas gafas me preguntó que me pasaba a lo que simplemente atiné a responderle: "Papá te quiero, solo quería que lo supieras"...Y entonces, el periódico cayó al piso y luego mi padre hizo dos cosas que no recordaba que hubiera hecho en mucho tiempo (es más, no estoy seguro de que las hubiera hecho a ambas): lloró y me abrazó. Y hablamos toda la noche, aunque el trabajaba al día siguiente.
- Fue más fácil con mi mamá y mis hermanos. También lloraron y nbos abrazamos y compartimos cosas que habíamos guardado en secreto por muchos años. Sólo lamenté haber esperado tanto tiempo. Allí estaba yo, al borde de la muerte, y apenas comenzaba a sincerarme con los que más cerca de mí estaban.
- De pronto Dios ya estaba allí...No vino cuando se lo supliqué...Aparentemente Dios hace las cosas a Su manera y en Su momento. Lo importante es que usted tenía razón: Él me encontro cuando yo había dejado de buscarlo.
-Tommy -balbucée- creo que estás diciendo algo mucho más profundo de lo que piensas. Estás diciendo que la manera más segura de encontrar a Dios no es convertirlo en una propiedad privada sino abriéndose al amor...¿podrías hacerme un favor?¿podrías venir a mi clase a decir a mis estudiantes lo que me acabas de contar?
Aunque aquel día programamos una fecha, Tommy no pudo lograrlo.
Antes de que muriera hablamos por última vez y consternado me dijo: No voy a poder ir a su clase profesor...pero ¿se lo dirá usted a todos por mí?
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