viernes, 9 de diciembre de 2011

TIEMPO DE VIAJES

 



EN LOS ÚLTIMOS AÑOS se ha extendido entre los ancianos la tendencia a realizar viajes y preparar estancias en países incluso lejanos. Sin duda alguna el turismo es muy útil y debe apoyarse en cuanto mejora notablemente la “calidad de vida” del anciano, que deberá sin embargo observar algunas medidas y limitaciones a la hora de elegir, para evitar ciertos inconvenientes.

Las personas ancianas viajan cada día con mayor frecuencia y más lejos. Estos desplazamientos no se hallan exentos de riesgos, aunque los viajes organizados se ajustan de forma especial a las posibilidades de la tercera edad, desarrollándose en condiciones de comodidad generalmente aceptables. La patología cardíaca representa el 16 % de las bajas por razones médicas, ocupando el segundo lugar después de la traumatología. Las enfermedades registradas (infarto, angina, edema pulmonar agudo, descompensación cardíaca y arritmias) afectan en el 70 % de los casos a pensionistas y aparecen fundamentalmente en los períodos durante los cuales estas personas emprenden viaje, es decir, de mayo a junio y de septiembre a octubre. Evidentemente esta población de riesgo requiere exámenes médicos preventivos para esclarecer las posibles contraindicaciones en los casos de individuos más expuestos y aconsejar prudencia a los demás.
Los factores desencadenantes más frecuentes son:
• viaje largo y cansado;
• estancia a gran altitud;
• estancia en países con costumbres alimenta rias diferentes;
• falta de seguimiento de la dieta;
• interrupción del tratamiento farmacológico prescrito.
Unicamente la cardiopatía descompensada constituye una contraindicación al viaje turístico. No obstante, el turismo interno presenta un riesgo mínimo, incluso cuando la cardiopatía requiere una terapia farmacológica y medidas higiénico-sanitarias rígidas, siempre y cuando el paciente guarde ciertas limitaciones y tenga en debida consideración una serie de elementales normas de prudencia.
Se recomendará al paciente que no descuide la dieta sin sal, en caso de que tal medida se halle incluida en el tratamiento, y que evite las comidas demasiado abundantes. Nuestro viajero deberá llevar consigo una carta de su médico o cardiólogo que informe detalladamente sobre la entidad del trastorno y sobre el tratamiento en curso, así como las señas del médico de la localidad de vacaciones que le atenderá durante ese período.
EUROPA Y AMERICA LATINA
En lineas generales, los climas templados no tienen contraindicaciones.
Sin embargo, no hay que olvidar las variaciones climáticas estacionales y se debe aconsejar el clima suave del campo y desaconsejar, por el contrario, la montaña en invierno y la playa en pleno verano.
Es frecuente que las personas ancianas soporten mal la lluvia y el viento: andar con un viento continuo puede despertar una angina de esfuerzo hasta ese momento bien llevada.
Cuando se traslada al extranjero, lejos de su casa y de su lugar de residencia, el anciano se muestra más vulnerable. Se le aconsejará por ello la estancia en ambientes cómodos y bien equipados. Actualmente numerosos centros de vacaciones disponen de médico propio, que puede facilitar consejos útiles e intervenir en caso de necesidad.
Las condiciones meteorológicas son muy variables en función de la parte del planeta que el turista anciano elija para sus vacaciones; naturalmente el médico se mostrará mucho más reacio a autorizar al anciano una estancia en el sur de Chile en pleno mes de agosto que un crucero por el Rin en la misma época.
Sabido es que las bruscas variaciones de presión atmosférica determinan un significativo aumento de los casos de infarto de miocardio, y lo mismo puede decirse de las variaciones de temperatura, tanto por exceso como por de fecto.
A tal respecto, resulta muy ilustrativo el ejemplo de Argentina: el número de infartos en este país aumenta de forma significativa cuando las temperaturas descienden por debajo de los —2 °C.
El individuo de edad avanzada soporta mal el clima tropical o subtropical, debido al aumento de las frecuencias cardíaca y respiratoria. Hay que tener también en cuenta el riesgo de deshidratación.
Los temporales y una fuerte humedad pueden también ser mal tolerados; la montaña presenta, por su parte, otros inconvenientes: frío y altura incrementan sus efectos nocivos. El frío se aguanta mal y, contrariamente a lo que se suele pensar, las grandes altitudes plantean problemas sólo a cotas superiores a los 2.000 metros. Sobre todo, es de suma importancia subir despacio, con lentitud, realizando paradas intermedias que permitan una progresiva adaptación a la altura. En cualquier caso, no se aconseja utilizar remontes de subida.

LOS MEDIOS DE TRANSPORTE

Conducción de automóvil.
Durante la conducción del automóvil la frecuencia cardíaca aumenta, así como la presión arterial. Si no se puede evitar conducir, se aconseja hacerlo despacio y relajadamente y evitar los trayectos largos, sobre todo cuando haga mucho calor. En caso de malestar o de crisis dolorosa durante el trayecto, se deberá ceder el volante a otra persona y acudir lo antes posible a un médico. Habrá que evitar también conducir con niebla o nieve, así como por carreteras heladas o carreteras peligrosas de montaña. En caso de avería, se evitará empujar el coche.
El avión.
Para el anciano que vaya a realizar un viaje largo, el avión constituye el medio más cómodo, el más rápido y, en líneas generales, el menos cansado. En realidad, los viajes en avión presentan algunos inconvenientes: las esperas en el aeropuerto son aburridas y cansadas, y el paso por aduana y las puntillosas formalidades burocráticas en algunas fronteras causan estados de ansiedad.
Otra fuente de cansancio es el cambio de huso horario.
Paradójicamente, el vuelo en sí mismo suele tolerarse bien, ya que una correcta presurización (equivalente a una altura de 1.000 metros) evita la hipoxia (falta de oxígeno) por depresión atmosférica.
Los accidentes y las complicaciones, cuando se presentan, son a menudo secundarios a la ansiedad, que a su vez provoca aumento de las frecuencias cardíaca y respiratoria.
Entre las diversas manifestaciones de intolerancia hay que tener presentes las posibles crisis de angina de pecho, los trastornos del ritmo cardíaco y las flebitis por inmovilidad prolongada en posición sentada durante los vuelos in tercontinentales.
He aquí algunos consejos de comportamiento en vuelo:
• para personas con insuficiencia cardíaca y con varices: levantarse y “estirar” las piernas cada hora en vuelos muy largos;
• para pacientes afectados por enfermedades coronarias: tomar si es necesario, en el momento del despegue, un ansiolítico ligero y, sobre todo, un fármaco vasodilatador;
• para personas con insuficiencia respiratoria:
no dudar en utilizar la máscara de oxígeno.
El barco.
El crucero en barco constituye sin duda una de las modalidades de vacaciones más tranquilas y descansadas que pueden aconsejarse a una persona anciana. Las únicas limitaciones pueden depender de las localidades de destino (demasiado cálidas y húmedas o, por el contrario, frías y ventosas) y del hecho de hallarse aislados en medio del mar. Los grandes barcos modernos están, sin embargo, equipados no sólo con eficaces sistemas de acondicionamiento, sino también con un óptimo servicio sanitario, capaz de hacer frente a casi todas las urgencias médicas. Así, por ejemplo, un crucero por el Mediterráneo en una estación templada constituye un tipo de vacaciones que puede tranquilamente recomendarse a cualquier persona anciana, aunque padezca problemas cardiológicos.
Actividad física.
Como norma general, el ejercicio físico que puede aconsejarse es el que, en condiciones normales, es bien tolerado por la persona anciana, teniendo en cuenta las eventuales enfermedades o los trastornos que pueda sufrir (cardiopatía, hipertensión arterial, insuficiencia respiratoria, etc.).
Es necesario que el anciano se dé cuenta de que, durante su viaje turístico, estará sujeto a una serie de cambios temporales y bruscos de sus costumbres y de su forma de vida; correrá el riesgo, además, de dejarse llevar por tentaciones que pueden impulsarle a efectuar esfuerzos inusuales.
En general, en condiciones climáticas aceptables, pueden realizarse prácticamente sin restricciones marchas y excursiones a pie, estando absolutamente prohibidas en cambio las escaladas por el monte y las excursiones cansadas. Sí se permiten los baños en la piscina o en el mar y también la práctica de la bicicleta y del esquí, sin forzar.
Para terminar, un último consejo: es conveniente que la persona anciana que vaya a realizar un viaje al extranjero se asesore previamente y suscriba un buen seguro, que prevea también la asistencia médica, la eventual hospitalización y, en caso de extrema necesidad, la repatriación.

1 comentario:

Mario dijo...

Yo creo que es una excelente opción para los másmayores... Hay miles de destinos para aprovechar. Yo ahora mismo estoy por despegar hacia Argentina a visitar a mis abuelos, ambos muy contentos allí!