jueves, 8 de diciembre de 2011

CUIDANDO AL ADULTO MAYOR




 
El aseo de tu ser querido es algo elemental pues de ello dependerán la comodidad y el buen estado de ánimo del adulto mayor, indispensables para su bienestar. El aseo requiere, como todas las atenciones y servicios que le proporcionas, de tu paciencia y buena actitud.

Baño.
El baño puede realizarse desde cada dos días hasta cada cinco, dependiendo de factores como el peso del adulto mayor (si lo bañas a diario, antes de un mes tendrás hernias por todos la-dos), la frecuencia de sus evacuaciones, la limpieza al dársele sus alimentos, las dificultades que represente su traslado al baño por la distribución de la casa, etc.
Debes utilizar jabones neutros, o especiales que no resecan demasiado la piel (de almendra, de cacahuate, etc.), o los que proveen ciertos lubricantes apropiados para la misma. Reemplaza el tradicional estropajo por una toallita facial o por una esponja; en el mercado local hay esponjas con felpa en el lado opuesto que constituyen un excelente auxiliar para el baño.
El baño del adulto mayor se lo deberás dar siempre sentado, en una silla de plástico, con piernas abiertas y que cuente con un orificio para poder asear perfectamente las “pompis” (glúteos) y sus más recónditas áreas, para impedir el desarrollo de focos de infección en esas áreas de tan difícil acceso.
Seca cuidadosamente todo el cuerpo, ya que la presencia de humedad favorece extraordinariamente el desarrollo de infecciones causadas especialmente por hongos. El secado debe de ser mucho más escrupuloso en el paciente diabético.
El mismo cuidado en el secado debes aplicar especialmente a los pies puesto que las infecciones que mencionábamos determinan una cantidad extraordinaria de complicaciones. Éstas van desde la simple comezón o pies ardorosos hasta graves problemas circulatorios que conducen irremediablemente a la amputación de dedos o hasta del mismo pie, hecho frecuente en el paciente diabético.
El aseo de los genitales del adulto mayor exige de todo tu tiento, respeto y minuciosidad, no olvides que estás tocando lo más delicado en lo referente al pudor del individuo, pero por otro lado, lo que peores olores produce y en donde más bacterias y bichos se esconden. Mencionado esto, utiliza una toallita de felpa o de algodón (toalla facial) impregnada de espuma de jabón y cuidadosamente asea a fin de prevenir cualquier irritación o infección que se pueda producir a consecuencia de una limpieza mal proporcionada.

Baño de esponja.
El baño de esponja es una alternativa que debes adoptar cuando la persona está permanentemente en la cama y el traslado al cuarto de baño es doloroso o dificultoso.
El baño de esponja se realiza sobre la cama misma: cierra las puertas y mantén las ventanas entreabiertas evitando corrientes de aire, desnuda completamente a la persona y colócale debajo del cuerpo una sábana plastificada. Para ello rota el cuerpo y desliza la sábana por debajo, enseguida voltéalo hacia el otro lado y desliza el resto de la misma. Coloca sábanas enrolladas en los lados de su cuerpo, empacando minuciosamente y cuidando que no queden espacios vacíos. Procede a enjabonar su cuerpo con la toallita facial repleta de agua jabonosa. Retira la espuma con la misma toallita con agua limpia. El agua que escurra hacia los lados se retendrá en la sábana enrollada. Una vez que termines de asear la parte superior de su cuerpo voltéalo hacia un lado, y repite la misma operación en el otro lado. Evita colocarlo boca abajo para que no trague agua y espuma contenidas bajo su boca, lo cual resultaría desagradable e incluso peligroso.
Lava minuciosamente cada parte de su cuerpo, incluidos los genitales, separa los pliegues y asea dentro; la vergüenza conduce a complicaciones derivadas del desaseo.
Seca y lubrica de la forma antes mencionada, sigue los procedimientos cosméticos, de afeite, vestido y...¡listo! Nuevamente el adulto mayor se encuentra limpio y perfumado, de nuevo seguro de sí mismo, pues tus cuidados fueron bien proporcionados.
Absolutamente toda la piel del cuerpo del adulto mayor debe lubricarse, ya sea con cremas o con aceites, porque la acción del jabón, sea cual sea, desprovee a la piel, del ya de por sí escaso, lubricante natural que posee. El uso del talco debes limitarlo a situaciones muy especiales, por ejemplo cuando una mano se encuentra cerrada por un espasmo en el paciente con un problema neurológico. En tal caso es muy frecuente que el adulto mayor desarrolle infecciones por hongos o por otros bichos, para evitarlo es útil que impregnes un algodón con talco medicado, de preferencia, y lo coloques dentro de la cavidad de la mano. Para mantener el algodón en su lugar coloca un calcetín con elástico un poco flojo o una mallita tubular; será suficiente y no necesitarás usar vendas.
También se recomienda el talco cuando existe excesiva humedad en algunos pliegues del cuerpo de la persona (ingles, axilas), aunque el aseo frecuente siempre será lo más aconsejable.

Aseo del cabello
El aseo del cabello se lo podrás proporcionar con un champú apropiado, dependiendo si el cabello es graso o reseco. Después del baño seca con toalla y peina adecuadamente. La dignidad y la adecuada autoestima del adulto mayor están por encima de muchas cosas y el aseo personal es uno de los elementos para lograrlo.
Si se requiere lavado del cabello en la cama, se recomienda que reúnas:

● Una mesa baja o un banco.
● Dos jarras con agua caliente, a unos 44º C.
● Champú.
● Cubeta para el agua sucia.
● Hoja pequeña de plástico.
● Almohada en funda de plástico o forrada con plástico.
● Lienzo.
● Toalla para la cara.
● Dos toallas de baño.
● Alfiler de seguridad.
● Secadora de cabello.

Preparación:
1. Cierra las ventanas.
2. Pon la silla o el banco en el piso, cerca de la cabecera de la cama. Cubre la mesa o el banco con la hoja pequeña de plástico y pon la cubeta sobre el plástico.
3. Pon cómoda a la persona enferma con la cabeza cerca de la orilla de la cama. Sopórtale los hombros en la almohada con funda o forro de plástico para que la cabeza quede más baja que los hombros.
4. Envuelve una toalla de baño en el cuello de la persona y sujétala con el alfiler de seguridad.
5. Enrolla tres lados de la hoja grande de plástico para formar los lados por los cuales escurrirá el agua hacia la cubeta. Pon la hoja debajo de la cabeza de la persona para que quede rodeada por los rollos y baje el extremo de la hoja a la cubeta.

Para lavar:

● Dale a la persona el lienzo para que lo ponga sobre sus ojos y vierte el agua sobre la cabezahasta que el cabello esté bien mojado. Si se pone nerviosa, vierte el agua poco a poco sobre su cabeza hasta que se acostumbre y evites salpicaduras.
● Aplica champú y frótalo con suavidad sobre el cuero cabelludo. No te apresures ya que este masaje es una sensación agradable para una persona enferma.
● Enjuaga el cabello.
● Si es necesario, vuelve a llenar las jarras con agua, repite el champú, el masaje y el enjuague hasta que el cabello esté limpio.
● Exprime el cabello para eliminar el exceso de agua.
● Seca la frente de la persona con la toalla para la cara y envuélvesela en la cabeza para absorber la humedad.
● Levántale la cabeza, quita el plástico enrollado y pónselo en la cubeta.
● Quita la almohada que tiene bajo los hombros y pónsela bajo su cabeza.
● Quita la toalla para la cara y ponle una toalla de baño limpia y seca. Frota el cabello con suavidad para dejarlo casi seco y deja la toalla envuelta en la cabeza.





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