Bien sabido es que el envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada persona experimenta con diferente intensidad. Actualmente, es difícil establecer el comienzo de esta etapa de la vida en función exclusiva de la edad, dado que gracias a determinados hábitos y el consumo de fármacos específicos, se contribuye a tener una mejor calidad de vida. Tiempo atrás, una persona se consideraba anciana cuando llegaba a los 65 años; en estos momentos, mucha gente de esa edad aún se desempeña profesional y laboralmente, incluso con capacidad de realizar actividad física. Por este motivo, casi convencionalmente, se estipuló que una persona es anciana cuando atraviesa la franja de los 70 años.
Por ende, la calidad de expectativa de vida se atribuye a la mejora de los estándares de nivel de vida, a los cuidados médicos, los adelantos científicos y, fundamentalmente, a una equilibrada alimentación. Asimismo, los cambios fisiológicos comunes a ambos sexos que se presentan en la edad madura -entre los 45 y 60 años- condicionan el tipo de alimentación a seguir en los años posteriores.
Cuestiones de la edad
En el caso específico de las mujeres, se sucede la menopausia: el período de la vida que ocurre entre los 40 y 50 años donde se produce el cese de la ovulación. En esta etapa, el cuerpo femenino experimenta una serie de desarreglos orgánicos consecuencia directa de la falta de estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Por su parte, los hombres transitan la andropausia: el proceso por el cual las capacidades sexuales y otras funciones orgánicas van declinando con la edad, principalmente debido a un descenso del nivel de testosterona; es decir, de la hormona masculina. Específicamente, se refiere a una pérdida de la potencia sexual. Asimismo, en ambos sexos se suceden cambios y variaciones físicas junto con la aparición de enfermedades como hipertensión, colesterol o problemas cardiovasculares.
Por ende, si bien en todas las etapas de la vida, la alimentación cumple un rol fundamental, más importante será al entrar al umbral de la tercera edad, donde el cuerpo necesitará de nutrientes y proporciones adecuados, según su estado físico. Por ejemplo, uno de los principales problemas relacionados con la alimentación de las personas mayores es la demanda menor de energía pero, al mismo tiempo, la necesidad de incrementar las cantidades de determinados minerales y vitaminas. Incluso, con los años se va perdiendo el sentido del gusto, lo que hace necesario una presentación más vistosa de los platos, la utilización de especies y saborizantes naturales para realzar el sabor de las comidas. Asimismo, la deshidratación es un padecimiento común -especialmente durante la época estival- ya que con la edad se debilita el mecanismo que indica que debemos tomar agua. También la depresión y el aislamiento social son dos factores que pueden conducir a los ancianos a que dejen de comer, y lleguen a la desnutrición.
Por todos estos motivos, resulta de vital importancia prestarle atención a la alimentación de los mayores para mantener una calidad de vida mejor, día a día
Por ende, la calidad de expectativa de vida se atribuye a la mejora de los estándares de nivel de vida, a los cuidados médicos, los adelantos científicos y, fundamentalmente, a una equilibrada alimentación. Asimismo, los cambios fisiológicos comunes a ambos sexos que se presentan en la edad madura -entre los 45 y 60 años- condicionan el tipo de alimentación a seguir en los años posteriores.
Cuestiones de la edad
En el caso específico de las mujeres, se sucede la menopausia: el período de la vida que ocurre entre los 40 y 50 años donde se produce el cese de la ovulación. En esta etapa, el cuerpo femenino experimenta una serie de desarreglos orgánicos consecuencia directa de la falta de estrógenos (hormonas sexuales femeninas). Por su parte, los hombres transitan la andropausia: el proceso por el cual las capacidades sexuales y otras funciones orgánicas van declinando con la edad, principalmente debido a un descenso del nivel de testosterona; es decir, de la hormona masculina. Específicamente, se refiere a una pérdida de la potencia sexual. Asimismo, en ambos sexos se suceden cambios y variaciones físicas junto con la aparición de enfermedades como hipertensión, colesterol o problemas cardiovasculares.
Por ende, si bien en todas las etapas de la vida, la alimentación cumple un rol fundamental, más importante será al entrar al umbral de la tercera edad, donde el cuerpo necesitará de nutrientes y proporciones adecuados, según su estado físico. Por ejemplo, uno de los principales problemas relacionados con la alimentación de las personas mayores es la demanda menor de energía pero, al mismo tiempo, la necesidad de incrementar las cantidades de determinados minerales y vitaminas. Incluso, con los años se va perdiendo el sentido del gusto, lo que hace necesario una presentación más vistosa de los platos, la utilización de especies y saborizantes naturales para realzar el sabor de las comidas. Asimismo, la deshidratación es un padecimiento común -especialmente durante la época estival- ya que con la edad se debilita el mecanismo que indica que debemos tomar agua. También la depresión y el aislamiento social son dos factores que pueden conducir a los ancianos a que dejen de comer, y lleguen a la desnutrición.
Por todos estos motivos, resulta de vital importancia prestarle atención a la alimentación de los mayores para mantener una calidad de vida mejor, día a día
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