Si alguna vez deseó no tener que doblar la ropa, cortar el césped o  esperar en una cola, tome esto en cuenta: esas actividades cotidianas  podrían ayudar a mantener la demencia a raya. 
Una investigación reciente encabezada por el Dr.  Todd Manini,  profesor  sobre el envejecimiento y geriatría de la Universidad de  Florida, en Gainesville EUA, encuentra que las personas mayores que  gastaban más energía haciendo tareas, escribiendo recados, cuidando a  sus seres queridos o simplemente haciendo sus propias cosas, eran menos  propensas a experimentar declives mentales al envejecer.
Todas esas cosas, que nunca se considerarían ejercicio, aumentan el  ritmo cardíaco y hacen que los vasos bombeen sangre, señala el Dr.   Manini, que en el pasado se ignoraban y se pensaba sobre todo en el  ejercicio deliberado, como trotar. Lo que este estudio nos dice es que  esas otras actividades también pueden tener beneficios.
El estudio aparece en la revista Archives of Internal Medicine.
Uno de los desafíos al estudiar los beneficios para la salud de las  actividades diarias totales de una persona es que es difícil  rastrearlas, pues si le pregunto cuánto tiempo estuvo en una cinta  caminadora, lo recordaría, pero si le pregunto cuántas veces vació el  lavaplatos, dobló ropa, cortó el césped y sacó la basura, eso es más  difícil de recordar.
Los investigadores midieron la cantidad de calorías que la gente  quemaba en el transcurso de dos semanas al hacerlos beber un líquido con  isótopos no radiactivos, básicamente agua con una leve alteración  química. El contenido de este líquido se une al dióxido de carbono, el  producto secundario del uso energético de las células. Los que tenían  más isótopos en la orina quemaban menos calorías que los que tenían  menos.
Los participantes incluyeron a casi doscientos adultos cuya edad  promedio es de 75 años y se dividieron en tercios según la cantidad de  energía que usaban a diario, menos la cantidad que el cuerpo necesita  mientras descansa.
Los del grupo de mayor actividad quemaban unas mil calorías al día  durante la actividad, señaló el Dr. Manini. También tenían 91 % menos  probabilidades de experimentar declives en la memoria, la concentración y  la capacidad lingüística después de cinco años que los del grupo menos  activo.
Del gasto diario total de energía, alrededor de 60 a 70 %  de las  calorías quemadas son solo para mantener el corazón, cerebro y otros  órganos funcionando. El 30 a 40 %  restante se quema en la actividad,  que puede incluir caminar, estar de pie o hacer casi cualquier otra cosa  excepto estar sentado o dormir.
¿Qué hacían las personas mayores que quemaban mil calorías al día?  Quienes quemaban más calorías eran más activos en general. Reportaron  caminar más, subir más escaleras, cuidar más de otras personas y hacer  más voluntariado.
Se esperaría que las personas del tercio más alto serían las que  hacían ejercicio fanáticamente, pero no fue así, lo que diferenciaba a  estas personas es que simplemente es gente que se mueve más.
Aunque nadie pone en duda que un programa formal de ejercicio es muy  bueno, por ejemplo caminar media hora, conforma menos del 5 al 10 % del  gasto energético diario, sin embargo la importancia de la actividad  física del resto del día no debe ser menospreciada.
Entonces, ¿qué deben hacer las personas mayores? Recordar que  aparentemente cualquier tipo de movimiento (salir de la silla, sacar la  basura, ir de compras) parece tener algún beneficio de salud, incluso  estar de pie en lugar de sentado quema 20 a 30 calorías más por hora.
No necesariamente hay que hacer algo tan formal como ir al gimnasio,  simplemente levantarse del sofá, salir de la cama, hacer cualquier cosa,  puede tener beneficio.
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