La sal es un aderezo placentero para nuestras papilas gustativas (siempre que no abusemos), dándole a los alimentos mucho mas sabor de una forma rápida y sencilla. Sin embargo, ese poquito de sodio que le añadimos a la mayoría de platos y a pesar de no ser una excesiva cantidad, puede pasarnos factura con el paso del tiempo
Esta mañana vamos a nombraros algunos de los peligros que conlleva ese abuso de esta sustancia y por supuesto os daremos alternativas para llevar una vida sana y no sacrificar el sabor de vuestros platos.
La función del sodio en el cuerpo
El sodio es un elemento necesario en el mantenimiento de nuestra salud y es vital a la hora de la realización de ciertas funciones corporales. Es necesario para la transmisión de los impulsos nerviosso, para equilibrar los niveles de líquidos, para ayudar a la contracción del tejido muscular, ayudar a relajarnos y hacer que nuestro organismo funcione de forma saludable en general.
Los riñones son los órganos que regulan la cantidad de sodio en el cuerpo. Si el cuerpo recibe un exceso de sodio, los riñones lo eliminan por la orina. Si el cuerpo no está recibiendo una cantidad suficiente de sodio, los riñones lo almacenan y lo liberan poco a poco de forma que mantenga el sistema equilibrado.
Los riñones son los órganos que regulan la cantidad de sodio en el cuerpo. Si el cuerpo recibe un exceso de sodio, los riñones lo eliminan por la orina. Si el cuerpo no está recibiendo una cantidad suficiente de sodio, los riñones lo almacenan y lo liberan poco a poco de forma que mantenga el sistema equilibrado.
El sodio en la dieta
La mayor fuente de sodio es el cloruro de sodio o una ración común de sal, del cual el sodio constituye el 40%. Sin embargo, todos los alimentos contienen sodio en forma natural, siendo más predominante la concentración en alimentos de origen animal que vegetal. Aproximadamente 3 gramos de sodio están contenidos en los alimentos que se consumen diariamente, sin la adición de cloruro de sodio o sal común, esto es importante considerarlo en pacientes que tengan una restricción o disminución en la ingesta de sal diaria (pacientes nefrópatas, diabéticos, hipertensos). El requerimiento de sodio es de 500 mg /día aproximadamente. La mayoría de las personas consumen más sodio que el que fisiológicamente necesitan, para ciertas personas con presión arterial sensible al sodio, esta cantidad extra puede causar efectos negativos sobre la salud.
Los dos tipos de Sodio
- El cloruro sódico (sal común) – Se extrae de la tierra y se obtiene a través de piscinas de evaporación. Un exceso de consumo de esta sal (habitual en la mayoría de alimentos procesados, comidas rápidas o restaurantes en general) puede acarrearnos graves problemas de salud.
- Cloruro de potasio – En realidad, la mayoría de los seres humanos podemos conseguir suficientes cantidades de sodio en nuestras dietas a través de este componente. Este tipo de sodio se encuentra de forma natural en productos agrícolas, tales como productos lácteos, verduras, frutas y carne. Si estamos ingiriendo una alimentación nutritiva de estos alimentos, NO tenemos absolutamente ninguna necesidad de añadir sal de mesa a nuestros platos.
La razón por la cual la gente no consume más cloruro de potasio es porque cuesta mucho más extraerlo de esas fuentes naturales. Es más fácil utilizar las salinas y obtener la sal de la tierra.
Los riesgos para la salud de exceso de sodio
Una dieta que incluye exceso de sodio (cloruro de sodio, especialmente) puede tener efectos devastadores sobre la salud del cuerpo. Los primeros problemas comienzan en los órganos que regulan su función, estamos hablando obviamente de los riñones. Cuando los riñones se ven desbordados y no pueden eliminar todo el exceso de sodio a través de la orina se pone en marcha un efecto dominó en lo que a problemas de salud se refiere.
El exceso de sodio se acumula en la sangre y por su naturaleza, comienza a absorber agua. Esto hace que el volumen de sangre aumente, obligando al corazón a trabajar más duro. Cuando el corazón tiene que trabajar más, aumenta la presión en las arterias. Este tipo de presión si se da durante un periodo prolongado de tiempo conduce a problemas como: apoplejía, insuficiencia cardiaca congestiva y enfermedades renales crónicas
Apoplejía: Suspensión súbita y completa de la acción cerebral, debida comúnmente a derrames sanguíneos en el encéfalo o las meninges.
¿Cómo limitar el sodio en nuestra dieta?
Lo mejor para evitar problemas es eliminar la sal de nuestra dieta, pero antes de que nadie se lleve las manos a la cabeza o nos tache de herejes, vamos a proponeros algunas alternativas más saludables.
Limita o elimina el consumo de alimentos procesados
Los alimentos procesados contienen una gran cantidad de sodio. Esto se hace con el fin de alargar su vida útil (la sal es un conservante) y para mejorar el sabor del alimento. Sin embargo la mayoría de empresas no se preocupan por la salud del consumidor, más bien se preocupan por su bolsillo y sus ganancias.
Reduce la cantidad de sal que añades a tus comidas
Puedes añadir un poco de sal de mesa a tus platos, pero evita la tentación de hacer que tu plato parezca una postal de los Alpes suizos.
Aumenta el uso de especias
Si quieres darle sabor a los platos, las especias naturales son una alternativa natural que le dará sabor, aroma y color a tus elaboraciones sin poner en peligro tu salud.
Pide las salsas y aderezos de los platos a parte
Cuando vayas a un restaurante a disfrutar de una comida, pida siempre las salsas o aderezos a modo de guarnición, no encima de tu plato. De esta tendrás el control total sobre la cantidad de salsa (las cuales suelen llevar bastante sal) que viertes en tu comida. Piensa que los restaurantes, ya de por si añaden mas sal que menos a sus platos, si encima le añades un extra de salsa, la bomba nutricional está servida. Cuidado especialmente con los restaurantes de comida asiática.
Utiliza el cloruro de potasio en lugar de cloruro de sodio
Aunque es más caro el cloruro de potasio es mucho más sano y más fácil para que nuestro cuerpo pueda regularlo. Lleva contigo siempre un recipiente que contenga o bien solicítalo en el restaurante donde comas de forma habitual.
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