Amor, sexualidad y vida plena en la vejez, una cuestión de actitud

 México, D.F., 3 mayo 2011.- Alguien que no  está saludable no puede hacer el amor, aunque tenga ganas, porque  físicamente no responde, por eso es fundamental que hombres y mujeres  mayores de 50 años tengan una actitud positiva frente a la vida, para  mantenerse sanos, disfrutar los días con entusiasmo, enamorarse y no  sepultar su sexualidad sólo por haber llegado a la vejez, asegura en  entrevista Rafael Álvarez Cordero, autor de Vivir plenamente. Guía para la salud, el bienestar y la longevidad.
 “Si el adulto mayor está sano, cuida su  cuerpo, fortalece sus músculos, y se involucra en actividades de su  interés, no hay impedimento para que tenga relaciones sexuales sanas,  además, actualmente existen muchas opciones médicas de las que se puede  valer”.
 De acuerdo con Álvarez, no se trata de ir  por la vida en busca de adolescentes, tampoco de esperar un rendimiento  sexual parecido al de un hombre o mujer de 30 años, se trata de que  cualquier ser humano pueda, sin importar su edad avanzada y si es que  así lo quiere, entablar una relación erótico-afectiva con otro.
 El doctor en Ciencias por la Universidad  Nacional Autónoma de México y cofundador del Consejo Mexicano de  Geriatría y Gerontología rebasa los setenta años de edad, y como está  convencido de que nadie, excepto un viejo, puede entender cómo se siente  ser viejo, es que ahora, con 16 libros publicados, escribe por primera  vez sobre la senectud.
 “No hay porqué tenerle miedo a la palabra  viejo, dicha con respeto encierra cosas positivas, pues la oportunidad  de haber vivido muchos años implica la mayoría de las veces tener  experiencia y sabiduría”:
 Para vivir plenamente, con salud,  bienestar y longevidad, el autor explica a esta agencia que se requiere  de un “envejecimiento satisfactorio”, para el cual se necesitan, además  de actitud, otros elementos, por ejemplo una “sociedad más amigable con  los viejos”.
 Sin embargo, Rafael Álvarez asegura que la  sociedad mexicana no cumple con este requisito, pues inutilizar y  considerar poco productivos a los hombres y mujeres mayores de 50 años  es un fenómeno muy común, que por lo regular parte del seno familiar.  “La discriminación del viejo dentro de la familia es muy grande y en la  sociedad también lo es”.
 El secreto, aconseja Cordero, está en  comprender que los viejos son como los niños, hay que tenerles  paciencia, cuidarlos dentro y fuera de casa, comprender que no son menos  inteligentes o creativos, que así estén jubilados, no escuchen bien, o  tengan alguna incapacidad, son seres humanos valiosos, y hay que  tomarlos en cuenta.
 Pero además de la sexualidad y la  importancia de la salud en la vejez, en “Vivir plenamente. Guía para la  salud, el bienestar y la longevidad”, el experto habla de los miedos más  recurrentes en el ser humano al llegar a esta etapa de la vida, y es el  temor a la invalidez y a la decrepitud, el más grande de todos,  “necesitar ayuda para comer, vestirse, o lo más horrible, para el aseo  personal”.
 Por eso subraya la importancia del  ejercicio físico, pues mientras el viejo sea físicamente independiente  podrá hacer muchas cosas, sin olvidar, asegura Cordero, el papel  fundamental que juega el apoyo de la familia, para enfrentar este y  otros temores, como el miedo a los accidentes, la pobreza, la soledad y  la muerte.
 Al respecto de este último, el escritor  reconoce la necesidad de una legislación en materia de muerte digna,  para que todos, jóvenes y viejos, tengan el derecho de escoger cómo  quieren morir o en qué momento hacerlo, ante un accidente o enfermedad  que derive en estado vegetal o merme la calidad de vida; decidir tal  como se hizo al elegir carrera universitaria, compañero de vida o ciudad  de residencia.
 Y a propósito de senadores y diputados, el autor recuerda en su libro que la palabra “Senado” tiene su origen en la palabra senectus, conformado en la Antigua Grecia y en la Antigua Roma sólo por hombres viejos, situación que actualmente no se mantiene así.
 Al cuestionarle si las cosas, en materia  legislativa, estarían mejor si los senadores mexicanos se apegaran más a  la etimología de la palabra, es decir, si todos fueran hombres y  mujeres senectos, Cordero respondió que la longevidad no siempre es  sinónimo de sabiduría, “también hay viejos tontos e ignorantes. No hay  que despreciar que en el Senado debe haber gente joven, el punto aquí es  que la política se ha convertido en un asunto de lucha de poderes, y no  respeta su objetivo de mejorar la calidad de vida de un país”.
 Dedicado a hombres y mujeres viejos, pero  también a jóvenes que viven con el papá, la abuela, o la tía en la  vejez, “Vivir plenamente” es un libro que invita a la reflexión, a no  ver el cúmulo de años como una fatalidad o motivo de vergüenza, sino  como una etapa más en la vida del ser humano, con sus características y  particularidades; sin embargo, el autor advierte que la manera de  afrontar la longevidad es una decisión personal, entre no hacer nada y  morir, y asumirse como viejo para disfrutar todos los días como si fuera  el último.
 El libro se encuentra en su primera  edición a través de Planeta y editorial Diana. Una letra legible para  los viejos, ya sea que usen lentes o no, además de una redacción muy  amigable, son algunas de las cosas que Rafael Álvarez rescata de su  obra, la cual ya está disponible en cualquier librería.
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