Un total de 260 ancianos participan en un programa para compartir su piso con un estudiante universitario en España. La iniciativa se desarrolla en 27 ciudades distribuidas entre Cataluña, Madrid, Baleares, Comunidad Valenciana, Extremadura, Aragón y Castilla y León.
Se trata del proyecto 'Viure i Conviure' ('Vivir y convivir'), creado por la Obra Social de Caixa Cataluña, para "paliar la soledad de los ancianos" y "ofrecer alojamiento a los jóvenes universitarios", según informó a Europa Press el director de la Fundación 'Viure i Conviure', Josep Solans.
El programa, que se creó durante el curso 1996-1997, empezó en la ciudad de Barcelona con 20 parejas de ancianos y universitarios y a lo largo de los años ha aumentado el número de solicitudes, por lo que actualmente hay ciudades que tienen lista de espera.
Solans señaló que en el caso de la Comunidad de Madrid hay "universitarios que están a la espera de encontrar un anciano que les quiera acoger en su casa", mientras que en Cataluña es al revés, ya que "hay ancianos en la lista de espera".
IMPLICACIÓN EN LAS TAREAS DEL HOGAR.
Aparte de compartir piso, los jóvenes y ancianos, previamente seleccionados, se comprometen a través de un contrato, sin efectos jurídicos, a seguir ciertos comportamientos. Así, el programa establece que el joven "pasará como mínimo seis noches en el piso", señaló Solans.
Sin embargo, en la mayoría de casos, los jóvenes "acostumbran a implicarse ayudando al anciano a realizar ciertas tareas como cargar las bolsas de la compra", mientras que el otro "le hace la cena cuando llega a casa", precisó.
EL 30% DE JÓVENES SON INMIGRANTES.
La llegada de la inmigración en España también se ha dejado notar en este programa de convivencia, ya que actualmente el 30% de los universitarios que comparten piso con ancianos es extracomunitario, aseguró el responsable de esta iniciativa.
Hay jóvenes procedentes de Argelia, Irán, Líbano, Rumania, Polonia, Guinea Ecuatorial y de países latinoamericanos como Chile, Argentina o Colombia. "La mayoría son estudiantes que vienen a España para hacer un posgrado", según Solans.
La Fundación 'Viure i Conviure' de Caixa de Cataluña otorga 100 euros mensuales a los ancianos para compensar los gastos de electricidad y agua que los universitarios puedan provocar y una beca de 490 euros a los estudiantes durante el curso académico.
Para participar en el programa, los jóvenes deben ser estudiantes universitarios, menores de 35 años, estudiar en una ciudad situada fuera del domicilio familiar, no tener un trabajo y tener sensibilidad ante los ancianos.
Por su parte, las personas de edad más avanzada deben superar los 65 años de edad, vivir solas, no tener problemas de dependencia y tener una actitud "abierta" y "favorable" ante la población juvenil, aseguró Solans.
El director de la fundación que gestiona este programa aseguró que el 90% de 'parejas' que inician esta experiencia continúan con el proyecto. "Algunos jóvenes lo abandonan porque encuentran trabajo y otros ancianos porque se vuelven dependientes", apuntó.
SELECCIÓN "RIGUROSA".
Sin embargo, los jóvenes y ancianos que dejan el programa por tener desavenencias o por falta de implicación es "inexistente", señaló Solans. De hecho, hay "una selección previa de los participantes muy rigurosa", añadió.
Las propias universidades --hay 30 que participan en la iniciativa-- son las encargadas de seleccionar a los estudiantes, mientras que los trabajadores sociales de los ayuntamientos donde se desarrolla el programa escogen los ancianos candidatos.
Por su parte, la Fundación 'Viure i Conviure' dispone de un equipo de psicólogos que se encarga de realizar el seguimiento de los participantes del programa, ya sea realizando visitas en el domicilio o mediante consultas telefónicas.
Se trata del proyecto 'Viure i Conviure' ('Vivir y convivir'), creado por la Obra Social de Caixa Cataluña, para "paliar la soledad de los ancianos" y "ofrecer alojamiento a los jóvenes universitarios", según informó a Europa Press el director de la Fundación 'Viure i Conviure', Josep Solans.
El programa, que se creó durante el curso 1996-1997, empezó en la ciudad de Barcelona con 20 parejas de ancianos y universitarios y a lo largo de los años ha aumentado el número de solicitudes, por lo que actualmente hay ciudades que tienen lista de espera.
Solans señaló que en el caso de la Comunidad de Madrid hay "universitarios que están a la espera de encontrar un anciano que les quiera acoger en su casa", mientras que en Cataluña es al revés, ya que "hay ancianos en la lista de espera".
IMPLICACIÓN EN LAS TAREAS DEL HOGAR.
Aparte de compartir piso, los jóvenes y ancianos, previamente seleccionados, se comprometen a través de un contrato, sin efectos jurídicos, a seguir ciertos comportamientos. Así, el programa establece que el joven "pasará como mínimo seis noches en el piso", señaló Solans.
Sin embargo, en la mayoría de casos, los jóvenes "acostumbran a implicarse ayudando al anciano a realizar ciertas tareas como cargar las bolsas de la compra", mientras que el otro "le hace la cena cuando llega a casa", precisó.
EL 30% DE JÓVENES SON INMIGRANTES.
La llegada de la inmigración en España también se ha dejado notar en este programa de convivencia, ya que actualmente el 30% de los universitarios que comparten piso con ancianos es extracomunitario, aseguró el responsable de esta iniciativa.
Hay jóvenes procedentes de Argelia, Irán, Líbano, Rumania, Polonia, Guinea Ecuatorial y de países latinoamericanos como Chile, Argentina o Colombia. "La mayoría son estudiantes que vienen a España para hacer un posgrado", según Solans.
La Fundación 'Viure i Conviure' de Caixa de Cataluña otorga 100 euros mensuales a los ancianos para compensar los gastos de electricidad y agua que los universitarios puedan provocar y una beca de 490 euros a los estudiantes durante el curso académico.
Para participar en el programa, los jóvenes deben ser estudiantes universitarios, menores de 35 años, estudiar en una ciudad situada fuera del domicilio familiar, no tener un trabajo y tener sensibilidad ante los ancianos.
Por su parte, las personas de edad más avanzada deben superar los 65 años de edad, vivir solas, no tener problemas de dependencia y tener una actitud "abierta" y "favorable" ante la población juvenil, aseguró Solans.
El director de la fundación que gestiona este programa aseguró que el 90% de 'parejas' que inician esta experiencia continúan con el proyecto. "Algunos jóvenes lo abandonan porque encuentran trabajo y otros ancianos porque se vuelven dependientes", apuntó.
SELECCIÓN "RIGUROSA".
Sin embargo, los jóvenes y ancianos que dejan el programa por tener desavenencias o por falta de implicación es "inexistente", señaló Solans. De hecho, hay "una selección previa de los participantes muy rigurosa", añadió.
Las propias universidades --hay 30 que participan en la iniciativa-- son las encargadas de seleccionar a los estudiantes, mientras que los trabajadores sociales de los ayuntamientos donde se desarrolla el programa escogen los ancianos candidatos.
Por su parte, la Fundación 'Viure i Conviure' dispone de un equipo de psicólogos que se encarga de realizar el seguimiento de los participantes del programa, ya sea realizando visitas en el domicilio o mediante consultas telefónicas.
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