domingo, 2 de enero de 2011

TIEMPOS DORADOS

Gene Tierney
Con los ojos más bellos
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En todo momento, la actriz mostraba su enorme belleza y, también, su talento.
Foto: Archivo El Litoral
Ana María Zancada
Gene Tierney era considerada por muchos como uno de los rostros más bellos que llenaron la pantalla en los años dorados de un Hollywood que mostraba glorias y escondía pesares.
Dueña de unos ojos verdes de mirar felino, nunca se supo del todo si era la ternura o la frialdad lo que más cautivaba. Pero bajo la belleza y el glamour que la rodeaba, también la tragedia inherente a cualquier ser humano la acompañó en su vida privada.
Detalles que sólo el paso de los años permiten conocer. En los tiempos de su reinado, no había dolor para las estrellas. Aun en medio de climas inhóspitos, o de situaciones adversas, los bellos rostros llenaban la pantalla, encandilándonos con un maquillaje perfecto, una boca dibujada, unas largas pestañas postizas que enmarcaban, como en este caso, uno de los ojos más bellos que iluminaron a Hollywood.
Pero ese sofisticado escenario tenía sus crueles exigencias que en demasiados casos, hicieron de un común ser humano un pelele vapuleado por las míseras tragedias cotidianas.
Gene Tierney nació el 19 de noviembre de 1920 en el barrio neoyorkino de Brooklyn. Niña mimada de un padre con una buena posición económica, acudió a los mejores colegios, para luego completar su educación en Suiza. A su regreso, el padre siguió apoyándola para su actuación en Broadway, cosa que no le resultó difícil ya que su elegante figura y su rostro perfecto pronto impresionaron a los magnates del mundo del espectáculo. Los datos de su debut cinematográfico varían, pero lo cierto es que orillando la década del ‘40, comenzó su carrera bajo la dirección de destacados directores y en pareja con los galanes de moda.
Uno de sus más entusiastas admiradores fue Darryl F. Zanuck, quien le ofreció un contrato con la 20th Century Fox.
El éxito
Gene conoció el éxito desde el comienzo. Fritz Lang, John Ford, Josef von Stemberg, Errnest Lubitsch, Joseph Mankiewicz, Otto Preminger mostraron su rostro en decenas de películas.
Y como no podía ser de otra manera, su brillo atrajo a los millonarios del momento. Se dio el lujo de despreciar al play-boy de moda, Howard Hughes. También John F. Kennedy cayó a sus pies, pero fue el famoso diseñador de la alta sociedad de entonces, Oleg Cassini, quien la llevó al altar cuando Gene contaba sólo con 20 años. Con él tuvo dos hijas, la primera con retraso mental y sordomuda, a raíz de una rubeola contraída por Gene durante el embarazo. La vida la golpeaba duramente, una forma de mostrarle el peor rostro de la banalidad humana. El dolor fue superado con una segunda hija sana. Pero el matrimonio concluyó con el divorcio en 1942.
Laura, un clásico
Sobreponiéndose a sus problemas personales, Gene siguió su carrera ascendente, haciendo pareja con los más cotizados galanes del momento, como Henry Fonda, Tyrone Power, George Montgomery, Dana Andrews. En 1944 realiza uno de los trabajos que marcaron un antes y un después en carrera. Bajo las órdenes de Otto Preminger se convierte en Laura, la misteriosa y sensual mujer, cuyo asesinato tratan de resolver Dana Andrews, Vicent Price y Cliffton Webb. El enigmático rostro de Laura-Tierney domina la pantalla, mientras se escucha una de las melodías más famosas en la historia del cine y la película se convierte en un clásico del cine negro de Hollywood.
Otro de sus éxitos fue “Que el cielo la juzgue”. Aquí interpreta espléndidamente a una malvada mujer que no duda en sacrificar a su hijo para atrapar en sus siniestras redes a un desesperado Cornell Wilde que finalmente descubre el alma sórdida de su esposa. Por este trabajo fue nominada al Oscar en 1945. El premio se lo arrebata Joan Crawford por su actuación en “Alma en suplicio”.
Pero tanto glamour y belleza no fueron suficientes para retener al play-boy del momento, el príncipe Alí-Khan, que luego de un tormentoso romance, termina abandonándola. Un final anunciado.
Gene cae en una profunda depresión y no puede recuperarse. Luego de su paso por un instituto especializado retoma su carrera, que ya no volvería a tener el esplendor del pasado. En 1960 se casa con un magnate petrolero y vuelve al cine dirigida por su amigo Otto Preminger en “Tempestad sobre Washington”. Su filmografía incluye cerca de 40 films más sus trabajos en Broadway y en TV.
En 1981 enviuda y diez años más tarde fallece un 6 de noviembre de 1991, víctima de un enfisema. Tenía 70 años. Su belleza se había perdido, pero Hollywood retuvo con su magia y para el recuerdo, su rostro iluminado por uno de los ojos más bellos que brillaron en la pantalla

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