miércoles, 19 de enero de 2011

EJERCITA TÚ MENTE

Leer, aprender alguna actividad artística o deportiva y resolver problemas matemáticos son recursos que nos ayudan a desarrollar habilidades mentales, pero también pueden ser de gran utilidad para evitar o retrasar el avance de enfermedades que generan pérdida de memoria.
Si hay algo que nos distingue a los seres humanos es, sin duda, el hecho de que contamos con amplio desarrollo en nuestra inteligencia, memoria y capacidad de raciocinio.
Pero, estas facultades mentales no están libres de amenaza y es sabido que pueden sufrir deterioro considerable debido a enfermedades como Alzheimer o demencia vascular entre otras, pero también porque hacemos poco por ejercitarlas debidamente.
cerebro
La gimnasia cerebral se refiere a una serie de ejercicios y métodos que tienen la finalidad de mantener activo al cerebro. El motivo es simple: se ha demostrado que entre más se utilice este órgano, la posibilidad de que se presenten fallas en sus funciones disminuye.
Las investigaciones indican que las funciones mentales como lenguaje, juicio, raciocinio, memoria, abstracción, concentración o capacidad de cálculo, pueden afectarse cuando no se utilizan, y precisamente son estas cualidades las que tratamos de estimular a través de la gimnasia cerebral.
Neuronas en movimiento
El funcionamiento del cerebro se basa en la creación de “caminos” capaces de conducir señales eléctricas. “Para levantar una mano, pensar, pronunciar palabras y realizar cualquier actividad se necesita que las neuronas se conecten unas con otras hasta establecer circuitos”.
En teoría empleamos sólo 10% del cerebro, en tanto que el otro 90% lo usamos muy poco. Casi todas las personas realizan sus actividades con una sola mano (peinarse, escribir, marcar el teléfono, firmar) e ignoran a su otra extremidad. Un diestro se da cuenta fácilmente de que al escribir con la izquierda su capacidad es diferente, pues ha desarrollado lo que llamamos lateralidad, es decir, su actividad neuronal se centra en un hemisferio cerebral.
De esta manera, lo que busca la gimnasia cerebral es poner en actividad aquellas partes del cerebro que normalmente no usamos, a fin de crear nuevas conexiones o sinapsis.El objetivo es aprovechar una cualidad que conocemos desde hace tiempo: la plasticidad. Los pacientes que sufren un infarto cerebral suelen presentar como consecuencia una disfuncionalidad, entre ellas, dificultad para hablar o mover un brazo. Sin embargo, mediante rehabilitación es posible alcanzar un nivel de recuperación de hasta 70 u 80%, lo cual se debe a que las neuronas de la zona afectada mueren, pero su función es suplida por todas las que hay alrededor. Por ello decimos que el cerebro puede reinventarse”.
En resumen, que la realización de actividades que no hacemos comúnmente, como escribir con la mano que no es la dominante, es suficiente para estimular al cerebro. También lo es resolver crucigramas o “sopa de letra”, jugar ajedrez o cartas, aprender un idioma o leer el periódico en voz alta y comentarlo con alguien más. Todo esto se ve muy sencillo, pero es la base de la gimnasia cerebral.
Aunque el neurólogo explica que las personas con 50 años o más son uno de los grupos más beneficiados por las técnicas para ejercitar la actividad neuronal, cualquier edad es buena para llevarlas a cabo. Lo importante es que se recurra a todo lo que sea aprender y adquirir habilidades nuevas.  Por ejemplo, que un día se peine con la mano que no es dominante, en otro que se lave los dientes, y así continúe paso a paso en su objetivo. Sin embargo, cabe destacar que la efectividad de éste método como de cualquier otro, dependerá de la constancia del practicante.
Otros recursos para mejorar la actividad neuronal, tales como estimular los sentidos (la piel es el órgano más perceptivo de todo el cuerpo) o practicar ejercicio de manera regular (mejora la coordinación de movimientos, el equilibrio y otras funciones).
Asimismo, el buen desempeño de las facultades mentales también se relaciona con los hábitos de vida. Las evidencias muestran que lo más prudente es llevar una vida ordenada, porque a fin de cuentas el cuerpo nos cobra todo aquello que hemos hecho mal. Quien se alimenta adecuadamente, hace ejercicio y no fuma ni toma alcohol, tiene mejor irrigación de sangre al cerebro.
Finalmente,  no olvidemos que la expectativa de vida en nuestros días es mayor que en generaciones anteriores, y ello es motivo suficiente para que todos reflexionemos sobre la importancia de mantener una actividad cerebral constante que  permita gozar una vejez plena.Un órgano que no se utiliza, se atrofia.

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