lunes, 6 de diciembre de 2010

EL PASO DEL TIEMPO Y LA NEUROLOGIA

A medida que pasan los años y envejecemos los seres humanos nos vamos haciendo más susceptibles de comenzar a tener manifestaciones de distintas dolencias. A manera de ejemplo podemos citar los dolores óseos y articulares causados por la artrosis o las dificultades para la lectura provocadas por la presbicia. Pero esto no significa que toda persona que llega a cierta edad se verá afectada por problemas que afectarán sus capacidades y talentos. Contamos con evidencias de que el envejecimiento exitoso es una meta posible de alcanzar, pero que requiere de la modificación de algunos hábitos perjudiciales y de adquisición de otros beneficiosos, así como del tratamiento oportuno de distintos factores de riesgo.
Entre los problemas de salud vinculados a la edad las enfermedades neurológicas tienen una particular relevancia. La pérdida de fuerza o de sensibilidad en una parte del cuerpo, las alteraciones en la marcha y el equilibrio, la aparición de rigidez o temblor o los problemas en la memoria, el lenguaje o la orientación son sólo algunas de las manifestaciones del amplio espectro que pueden tener los problemas neurológicos en personas mayores.
Como en otros ámbitos de la vida, para poder llegar a la solución correcta de un problema necesitamos conocer su causa. Para poder determinar la causa de los síntomas que tiene el paciente los neurólogos contamos con diferentes herramientas. Las primeras y más importantes son un cuidadoso interrogatorio al paciente y a su familia y un examen físico completo. De ser necesario los estudios por imágenes cerebrales, los análisis de sangre o la evaluación de las funciones mentales superiores (memoria, lenguaje y atención entre otras) nos pueden ayudar a poder determinar la etiología de lo que está ocurriendo, y de esta forma explicar y discutir los pasos a seguir y proponer los tratamientos más adecuados al paciente y a su familia, preocupada por lo que le ocurre a su ser querido.
La fundamental importancia de una detección y de un diagnóstico neurológico a tiempo radica en las posibilidades de realizar un tratamiento adecuado que permita prevenir nuevos eventos como en el caso de los accidentes cerebrovasculares, de mejorar los síntomas y restaurar la independencia como en la enfermedad de Parkinson, o de enlentecer la progresión del cuadro como en la enfermedad de  Alzheimer.
Por último es de gran relevancia destacar que la realización de actividades intelectuales frecuentes, de actividad física adaptada y la participación en actividades sociales pueden ayudar no solamente a mejorar la calidad de vida de la persona sino a prevenir muchos de los problemas vinculados a la inevitable progresión del tiempo.

Dr. Ignacio Demey.
Médico. Especialista en Neurología.

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