Para muchos ancianos, los años dorados no son tan felices como podrían parecer. Y es que los problemas de salud, las cuestiones financieras y la muerte del cónyuge o de un ser querido provoca que muchos adultos mayores de 65 años sufran depresión. Y el problema se acentúa en el grupo de los centenarios, un segmento de la población que se ha quedado más a la sombra de las investigaciones científicas, porque hasta ahora no era un colectivo numeroso, aunque cada vez es más nutrido. Pero ahora un estudio de la Universidad de Temple (Philadelphia, EE.UU.) ha concluido que el 25% de los mayores de 100 años sufre depresión pero sólo 8 de cada 100 está diagnosticado.
"La depresión todavía no se ha estudiado a fondo en el grupo de los centenarios", explica Adam Davey, psicólogo de desarrollo del Colegio de Profesionales de la Salud de la Universidad de Temple. "Hemos encontrado que es una condición muy poco diagnosticada en personas de más de 100 años, pese a ser una de las enfermedades mentales de más fácil tratamiento", añade en declaraciones difundidas en la web de la Universidad de Temple.
Según datos censales de Estados Unidos, más de 60.000 estadounidenses superan los 100 años; y debido al 'baby boom', esa cifra podría ascender hasta los 274.000 hacia 2070. Como resultado de este auge, un grupo de investigadores, dirigidos por Davey, decidió estudiar este grupo para aprender más sobre una vida larga y satisfactoria.
En este sentido, en un estudio sobre la depresión en personas centenarias presentado en la reunión anual de la Sociedad Gerontológica de América, Davey y sus colegas, encuestaron a 244 inscritos en el Georgia Centenarian Study. Los investigadores encontraron que más del 25% mostraba niveles clínicamente relevantes de síntomas depresivos. Y sin embargo, sólo el 8% aseguró tener un diagnóstico de dicha depresión.
La investigación de Davey estableció también algunos factores que podrían determinar estos altos niveles de depresión en los más mayores de la sociedad. Un estado nutricional deficiente, incontinencia urinaria, una limitada actividad física y antecedentes de ansiedad son algunas circunstancias que podrían potenciar la depresión.
En una fase anterior al estudio, los investigadores encontraron que las personas mayores que viven en un entorno comunitario tienen niveles más altos de depresión que los más jovenes. Ya entonces, Davey señaló que, dado que los cuidadores juegan un papel muy importante en la vida de muchos centenarios, es esencial que los médicos, las enfermeras o incluso los miembros de la familia tengan una visión amplia a la hora de buscar una mejor calidad de vida en los mayores.
"A menudo, los cuidadores se centran en la parte física, en la salud. O cuando miran la salud mental de las personas mayores, se centran más en la demencia. Pero la depresión es también importante y hay que tenerla en cuenta, ya que no es algo que sólo padezcan los más jóvenes", defiende Davey.
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