domingo, 30 de agosto de 2009

ATAQUES CEREBRALES,ICTUS oACV agudo

Información para pacientes sobre el Ataque cerebral, Ictus cerebral o ACV agudo

¿Qué es el Ictus cerebral o ataque cerebral?
Los accidentes cerebrovasculares o ictus (trombosis o derrame cerebral, antiguamente llamado apoplejía) están causados por un trastorno de la circulación cerebral que ocasiona una alteración transitoria o definitiva del funcionamiento de una o varias partes del encéfalo.

Es un problema frecuente en las sociedades avanzadas, en las que el accidente cerebrovascular agudo es la tercera causa de muerte, y la primera causa de invalidez en los adultos, especialmente en personas de más de 65 años.

Las células nerviosas del cerebro necesitan un suministro constante de oxígeno y azúcar (glucosa), transportados por la sangre. La falta de oxígeno debida a una falta de riego en una zona del cerebro provoca la isquemia de dicha zona. Si la falta de riego se mantiene en el tiempo, las células nerviosas se mueren y se produce el infarto cerebral.

La falta de riego en el cerebro se puede producir por varias razones: que un coágulo de sangre obstruya las arterias del cuello que llevan la sangre al cerebro o alguna arteria del cerebro, o porque se rompa una arteria.

El encéfalo es el órgano de nuestro cuerpo que controla los movimientos, las sensaciones, el pensamiento. Por ello, al sufrir una isquemia o un infarto, aparecen variados síntomas como alteraciones en la sensibilidad (olfato, gusto, tacto, oído), en los movimientos (andar, hablar, coger cosas…), o síntomas psiquiátricos. Si la lesión se produce en el lado derecho del cerebro, los síntomas aparecerán en el lado izquierdo del cuerpo. Si se afecta el lado izquierdo del cerebro, los síntomas aparecerán en el lado derecho del cuerpo.

Los efectos de un accidente cerebrovascular pueden ser leves o graves, pasajeros o permanentes. Algunos pacientes se restablecen completamente en cuestión de días, mientras que a otros les quedan secuelas que exigen rehabilitación y, a veces, nunca se superan.

Los factores que determinan la gravedad de un accidente cerebrovascular y de sus secuelas son:

  • la zona del encéfalo afectada,
  • la extensión de la zona isquémica o infartada,
  • la rapidez con la que logra restablecer el riego sanguíneo en las zonas lesionadas,
  • la capacidad de las zonas intactas del cerebro de suplir o compensar las funciones de las zonas lesionadas.

El ictus es una urgencia médica que requiere una intervención inmediata para realizar el diagnóstico y tratamiento. La isquemia (falta de riego) tarda varias horas en desarrollarse y este tiempo supone una oportunidad para evitar o minimizar el daño cerebral. Cada minuto es importante. Cuanto más tiempo dure la interrupción del flujo sanguíneo hacia el cerebro, mayor será el daño.

Los estudios han demostrado que si en las 6-12 primeras horas se instaura el tratamiento adecuado, se reduce el área del encéfalo afectada y se reducen las secuelas y la mortalidad por ictus.

¿Por qué se producen los ICTUS?

El ictus o ataque cerebral se produce por un fallo en el riego sanguíneo que va al cerebro. La falta de riego sanguíneo provoca la falta de oxígeno y de nutrientes en las neuronas, y su muerte.

Suelen presentarse asociados a antecedentes personales como la hipertensión arterial (tensión arterial alta), la diabetes mellitus, el tabaquismo, niveles altos de colesterol en la sangre, la existencia de enfermedades cardíacas, como la fibrilación auricular, la miocardiopatía dilatada, las afecciones de la válvula mitral del ventrículo izquierdo del corazón, y la existencia de episodios neurológicos previos.

Según el tipo de lesión y el lugar del encéfalo donde se producen se diferencian:

  • Isquemia cerebral:
    • Ataque isquémico transitorio (AIT).
    • Infarto cerebral.
    • Isquemia cerebral global.
  • Ictus hemorrágico, que según la zona del encéfalo afectada puede ser:
    • Hemorragia cerebral.
    • Hematoma lobar.
    • Hematoma cerebeloso.
    • Hematoma de tronco cerebral.
    • Hemorragia intraventricular.
    • Hemorragia subaracnoidea.
    • Demencia vascular.
    • Encefalopatía hipertensiva.
¿Cuáles son los síntomas?
La presentación brusca, de repente, de sintomatología neurológica debe hacer sospechar un ictus:
  • Adormecimiento, debilidad o pérdida de la sensibilidad o de la movilidad en la cara, el brazo y/o la pierna, especialmente si se producen en un solo lado del cuerpo.
  • Confusión, dificultad para hablar o para entender lo que le dicen; cambio brusco de temperamento sin causa.
  • Pérdida brusca de la visión de uno o de los dos ojos.
  • Dificultad para andar, mareo, pérdida del equilibrio o de la coordinación. Dificultad para tragar.
  • Dolor intenso de cabeza, de inicio brusco y sin causa aparente.
Es muy importante fijarse bien en cómo y cuándo se ha producido el ataque porque puede ser importante para orientar al médico en el diagnóstico del tipo de ictus y de la causa que lo provoca (trombosis, derrame o hemorragia cerebral).
¿Cómo se diagnostica?
La sospecha clínica de ictus se realiza en base a los síntomas y a la exploración física realizada por el médico. Una vez que se ha realizado una valoración inicial, es preciso remitir al hospital con la mayor prontitud posible a todos los pacientes, salvo aquellos que sufren demencia u otros procesos graves en estadios muy avanzados, con deterioro funcional importante, donde deben valorarse individualizadamente las posibilidades de mejora que puede aportar el tratamiento en el hospital.

En el centro hospitalario, la historia clínica, la exploración física general y una detallada exploración neurológica, se completarán con la realización de pruebas complementarias que aporten información acerca del tipo y causa del ictus, a la vez que permitan excluir otras enfermedades cerebrales.

En general, en todos los casos se hacen análisis de sangre, electrocardiograma y radiografías, que suelen completarse con la realización de TAC (Tomografía axial computerizada).

¿Cómo evolucionan los ictus?
Como consecuencia de las lesiones cerebrales producidas por la trombosis o la hemorragia cerebral son frecuentes las complicaciones y las secuelas:

Edema con hipertensión intracraneal, que suele ponerse de manifiesto entre el tercer y el quinto día, y debe tratarse médicamente.

Crisis epiléptica. Si aparecen precozmente, la probabilidad de que se repitan pasado el periodo agudo es baja. Es mayor en los que aparecen tardíamente.

Complicaciones psiquiátricas. Es frecuente que surjan durante la convalecencia, durante el proceso rehabilitador y también al finalizar éste.
La depresión es particularmente común, especialmente si la mejoría en la rehabilitación es muy lenta. También puede aparecer ansiedad, con o sin ataques de pánico, y labilidad emocional con diferentes alteraciones afectivas (pasar del llanto a la risa sin motivo, llorar o reírse sin causa aparente…).

Dolor central tras ictus o dolor talámico: se denomina así a un dolor de cabeza intenso de aparición brusca, y con la sensación de quemar. A veces se acompaña de alteraciones en la percepción del frío y del calor.

Neumonía. Es una causa importante de muerte en los pacientes con ictus (responsable de un 15-25% de ellas). La mayoría están causadas por aspiración, en pacientes con bajo nivel de conciencia o alteración en la deglución. La inmovilización y la dificultad para respirar también predisponen a la aparición de neumonía por retención de secreciones. Los cambios posturales y la terapia física pulmonar o fisioterapia respiratoria pueden ayudar a prevenirla.

Infección urinaria. La retención urinaria es frecuente en la fase inicial, y consecuentemente la colocación de catéteres, lo que aumenta el riesgo de infecciones urinarias. Se debe intentar retirar la sonda lo antes posible con el objetivo de disminuir el riesgo de infección.

Trombosis venosa y úlceras de decúbito por la inmovilización en cama.

¿Cómo se trata?
En un primer momento, y tras avisar a los servicios médicos de urgencia, es importante mantener la vía aérea despejada, colocando al paciente en posición semi-incorporada. El médico de urgencias valorará la necesidad de poner oxígeno y tratamiento mediante gotero y dispondrá su traslado inmediato al hospital.

En el hospital establecerán las medidas de mantenimiento de las funciones vitales (goteros, respirador, sondas…) e instaurarán el tratamiento médico.

Tratamiento específico de la isquemia cerebral: consiste en medicación que reduce la formación de trombos, favorece la circulación en los vasos sanguíneos afectados y elimina los trombos (coágulos) sanguíneos.

El ácido acetilsalicílico (aspirina) es el fármaco de elección: Tiene un efecto inmediato impidiendo la acumulación de plaquetas, y ha demostrado beneficio administrado en las primeras 48 horas tras el ictus isquémico, reduciendo la mortalidad y la aparición de nuevos ictus. En pacientes alérgicos al ácido acetilsalicílico, o en aquellos que ya lo estaban tomando, se dará medicación sustitutiva.

En algunos casos es necesario dar anticoagulantes y fármacos trombolíticos.

Otras recomendaciones según las secuelas:
- Pacientes con disfagia:
Si existe disfagia leve (dificultad leve para tragar), se indicará una dieta blanda y serán aconsejable una serie de medidas que pueden reducir el riesgo de aspiración de alimentos: mantener la posición de sentado a 45º durante la alimentación, flexionar o rotar el cuello para facilitar la deglución, restringir el tamaño del bocado a una cucharada de café, evitar la administración de líquidos o utilizar espesantes alimentarios.

En aquellos casos en los que exista disfagia moderada/grave, se colocará inicialmente una sonda nasogástrica para la alimentación. Transcurridos unos días puede que recupere la función deglutoria en cuyo caso se puede retirar la sonda. En aquellos en los que persistan alteraciones importantes del reflejo deglutorio, y teniendo en cuenta la esperanza de vida del paciente, se puede proceder a la colocación de una sonda de gastrostomía.

- Pacientes encamados:
Los cambios posturales y la terapia física pulmonar o fisioterapia respiratoria pueden ayudar a prevenir la neumonía por aspiración o retención de secreciones.

Para prevenir las infecciones de orina, en los casos en los que precisen sondas permanentes puede ser necesario dar tratamiento con antibióticos previo al recambio de la sonda.

Debe evitarse la aparición de úlceras de decúbito: Para su prevención es útil la movilización y los cambios posturales frecuentes. En los pacientes con incontinencia, se debe mantener la piel seca. En aquellos con alto riesgo, se puede utilizar un colchón de aire. Es muy importante el mantener un correcto estado nutricional ya que contribuirá a reducir su aparición.

¿Cómo se pueden prevenir los ictus o ataques cerebrales?
Los factores de riesgo que aumentan la probabilidad de tener un ictus son:
  • Obesidad.
  • Tensión arterial alta.
  • Enfermedades cardíacas.
  • Diabetes.
  • Colesterol alto.
  • Fumar.
Dejar de fumar, controlar la tensión arterial mediante la dieta, el ejercicio físico y si es necesario el tratamiento, y reducir los niveles de colesterol manteniendo el peso adecuado, son las mejores medidas para reducir el riesgo de padecer un ictus.
ATAQUE CEREBRALES

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