SABEMOS QUE EL TIEMPO NO PASA EN VANO.
Con el pasar de los años, no sólo se altera el aspecto físico de las personas sino que también hay un importante cambio en su metabolismo. Es por ello que la alimentación en la tercera edad debe ser distinta a la que consumían cuando eran más jóvenes. Variaciones en los menús de las personas pueden mejorar notablemente la salud.
Leche descremada y pan integral. Este es el desayuno ideal para las personas de la tercera edad. Ya no deberían devorarse una marraqueta como lo hacían hace algunos años atrás ni tomar leche entera, porque el cuerpo cambia y la manera en que se absorben los alimentos ya no es la misma. Pero no hay que inquietarse demasiado, pues hay muchos alimentos que se pueden consumir y que les permitirá tener una mejor calidad de vida.
“Comúnmente, en la tercera edad se tiene muy disminuido el concepto de la alimentación”. Así lo indicó la nutricionista Melissa Halyburton quien además hizo ver que a partir de los 60 años el metabolismo y las funciones de los órganos comienzan a trabajar más lento y con mayor dificultad, lo que provoca que el cuerpo les exija otro tipo de alimentos.
Por lo general, los adultos mayores dejan muy de lado el tema de la alimentación. “El hecho de salir a comprar, prepararse la comida y consumirla en un ambiente más solitario conlleva a que disminuyan las ganas de comer”, destacó la especialista. Por eso es muy importante que se alimenten adecuadamente, porque tienen los mismos requerimientos que los adultos, pero aún más potenciados en lo que son las vitaminas, nutrientes y minerales.
Asimismo, la pérdida de ciertas potencialidades físicas y el aumento de enfermedades hacen que sea aún más importante tener una dieta balanceada y acorde con la edad. Por eso es fundamental saber qué se debe comer y cómo hacerlo.
La alimentación adecuada
Durante los años dorados hay que cuidarse. Por eso es importante que se dejen de lado algunos alimentos como aquellos con un alto nivel de azúcares o con un exceso de grasa. Esto se debe principalmente a que a partir de los 60 años el metabolismo comienza a debilitarse, lo que provoca que el cuerpo comience a perder masa muscular y a acumular masa grasa.
Por lo mismo, hay que evitar consumir alimentos con una alta concentración calórica, disminuyéndolos en aproximadamente un 10%, ya que generalmente el adulto mayor realiza una menor actividad física, lo que provoca que se quemen menos calorías.
Además es fundamental tener una buena hidratación. Con los años, el cuerpo pierde una mayor cantidad de líquido. Una persona joven tiene aproximadamente un 60% de agua en el cuerpo y el adulto mayor tiene alrededor del 50% a 55%.
Según la especialista, “es fundamental reducir el aporte calórico pero sin dejar de lado aquellos alimentos que les entregan vitaminas y minerales esenciales”. Por ello, se recomienda consumir alimentos ricos en nutrientes, vitaminas y minerales como las frutas y las verduras. También se debe aumentar la ingesta de cereales integrales, carnes blancas y rojas con bajo contenido graso y lácteos descremados.
Idealmente deben consumir cuatro comidas diarias, manteniendo el tamaño de las porciones. Siempre se deben priorizar los alimentos con un alto aporte de micronutrientes, los cuales son indispensables para los diferentes procesos bioquímicos y metabólicos del organismo y así mantener un buen funcionamiento del cuerpo humano.
Hombre y mujeres: parecidos pero no iguales
Los requerimientos en la alimentación de mujeres y hombres son distintos en esta etapa de la vida.
Por lo general, ellas están más afectas a los riesgos de osteoporosis. Es por eso que tienen que consumir idealmente tres lácteos al día, pero siempre descremados. También deben aumentar el consumo de la vitamina D, que es aquella que permite que el cuerpo absorba el calcio, y vitamina E, que se encuentra en los lácteos y pescados y que se sintetizan a través de la exposición solar. “Este nutriente es crítico en el adulto mayor porque por lo general no salen mucho y dejan de lado los alimentos que lo contienen. Aparte que el metabolismo, que normalmente se ve afectado en la tercera edad, hace que la síntesis de vitamina E disminuya”, señaló.
En el caso de los hombres, es más común un posible riesgo de enfermedades cardiovasculares o articulares, como la Gota. Por ello, se les recomienda disminuir el consumo de grasas saturadas y colesterol. “Esto se puede lograr fácilmente eligiendo carnes bajas en grasas y lácteos descremados, no consumiendo el aceite cocido y evitando los embutidos”, destacó Melissa Halyburton. Además se debe aumentar el consumo de fibra y antioxidantes, los cuales se encuentran en frutas, verduras y cereales integrales.
Una ayuda extra
A veces, cuando la alimentación no es la óptima, es necesario complementarla con medicamentos o suplementos. Los principales para el adulto mayor son la Vitamina D, para absorber las propiedades de los lácteos, el calcio para quienes tienen osteoporosis, y los multivitamínicos que contengan zinc y minerales antioxidantes.
Asimismo, es recomendable consumir medicamentos que protejan al estómago frente a alguna irritación. Sin embargo, existen algunos alimentos que son fuente natural para resguardar la pared intestinal como los lácteos, ciertos cereales y harinas.
LACTOBACILOS, una protección EXTRA para el organismo
En el organismo, existen bacterias malas y buenas. Dentro de este último grupo, están los lactobacilos, que protegen el sistema inmune actuando como barrera de defensa frente a algunas infecciones y enfermedades.
Generalmente se tiene un muy bajo consumo de los alimentos que contienen estas “bacterias buenas”, como aquellos ricos en vitamina C y zinc. Pero no se preocupen, porque también se pueden consumir a través de los probióticos.
Hoy, en todos los supermercados, podemos encontrar unos pequeños envases de bebidas lácteas fermentadas con lactobacilos, los cuales aumentan la flora intestinal. Los más comunes son Chamito y Uno al Día. Estos sirven para personas de todas las edades, pero son indicados principalmente a los niños y adultos mayores, ya que generalmente tienen su sistema de defensa muy inmunodeprimido.
Los estudios que se han hecho sobre estos probióticos hablan del consumo de dos al día para permitir sus beneficios. Pero además existen alimentos enriquecidos con lactobacilos como ciertos yogures, leches cultivadas y leches para niños. Según la nutricionista Melissa Halyburton, se deberá consumir una cantidad mayor de esos alimentos para adquirir la misma dosis de esta bacteria benéfica para el organismo
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