Un grupo de especialistas del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Chile ha desarrollado un complemento alimenticio especial para añadir a la dieta de los abuelitos.
Con ello han puesto en el debate un problema común a toda Latinoamérica : la alimentación del adulto mayor no siempre es óptima.
La idea de que a través de una alimentación óptima se puede mejorar el nivel de vida de las personas al llegar a la etapa de la ancianidad es un área de creciente interés para la comunidad científica en todo el mundo. .
A medida que envejecemos, nuestros hábitos alimenticios se modifican; pero la medicina nutricional geriátrica también está encontrando ciertas pistas que relacionan el proceso de envejecimiento con una mejor o peor calidad de alimentación.
Para las personas mayores de 65 años, el sólo acto de levantarse cada mañana y preparar el desayuno desgana el ánimo y el apetito para el resto del día; mientras que, para otros, muchas de sus dolencias y enfermedades están directamente relacionadas con una mala alimentación.
Por ejemplo: muchas grasas y poca fibra.
Qué tan relacionados están el comer bien y el envejecer?
El boom de las pastillas y cápsulas antioxidantes puso en el debate de todo el mundo el tema de que era cierto que una mayor ingesta de cierto tipo de vitaminas y proteínas podía acercar al sueño de una vejez más plácida y saludable.
Para los investigadores del área, la relación entre los alimentos y el proceso de envejecimiento va más allá de parar o no este proceso natural en el que las células del cuerpo dejan de trabajar con la misma energía de la juventud o la madurez.
El punto está en que es muy probable que muchas de las enfermedades a las que se ha asociado de manera inevitable la llegada de la vejez puedan estar relacionadas más bien con el factor de la dieta que hemos consumido hasta entonces.
“Un déficit de proteínas trae como consecuencia un déficit muscular; un déficit en los micronutrientes es un factor asociado a un deterioro inmunitario y cognitivo.
Muchos de estos problemas nos parecen consecuencias inevitables del envejecer, pero cada vez más se tiene la hipótesis de que también pueden ser causados por necesidades nutricionales que no se están cubriendo de manera adecuada”, afirma el doctor Daniel Bunount, especialista del Programa de Geriatría del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (INTA) de la Universidad de Chile.
Un alimento para tentar el apetito
Chile tiene un alto porcentaje de su población mayor de 70 años, sin distingos de clase socioeconómica, que no está comiendo lo suficiente en cantidad y calidad.
Detrás de este hecho hay factores que van desde la soledad hasta problemas de invalidez que impiden procurarse una alimentación adecuada.
Aprovechando el especial interés que tiene el gobierno chileno por desarrollar un completo programa de trabajo en el tema del adulto mayor, los especialistas del Programa de Geriatría del INTA desarrollaron un complemento alimenticio especial para ellos.
Éste comenzará a ser entregado en forma gratuita a través de los consultorios del país, y ha sido fabricado de modo que pueda ser consumido en puré o sopa con distintos sabores pero sin reemplazar al resto de las comidas del día.
“En la tercera edad es muy difícil lograr que sólo a través de una dieta normal se puedan cubrir de manera adecuada los requerimientos de micronutrientes.
Esto se puede lograr a través de dos estrategias: el consumo de los suplementos en tabletas o de alimentos especialmente enriquecidos para ellos.
Nosotros creemos que este último es un camino más adecuado, en el que no se ha trabajado lo suficiente y es necesario investigar aún más”, señala el doctor Bunount.
La fórmula aporta 400 calorías por cada 100 gramos, cubre el 20% de los requerimientos de vitaminas diarias, especialmente en lo que se requiere de la B1, B2 y niacina; y aporta con una buena cantidad de fibra, ácidos poliinsaturados y proteínas.
Además, el INTA está tratando de que también la empresa privada chilena se interese en producir y mejorar el producto para comenzar a crear una línea de alimentos especiales para el adulto mayor.
Vivir, envejecer y comer sano
La idea de que a través de una alimentación óptima se puede mejorar el nivel de vida de las personas al llegar a la etapa de la ancianidad es un área de creciente interés para la comunidad científica en todo el mundo.
Al comprender con más precisión cómo es que ocurre el proceso de envejecimiento celular se ha visto que la presencia de ciertas vitaminas y minerales pueden ayudar a revertir este proceso de perioxidación u oxidación que lo provoca.
Cuando respiramos, cada molécula de oxígeno que entra al organismo pierde uno de sus dos electrones.
Este “radical libre” comienza a tratar de recuperar su par “quitándolo” a otras moléculas y provocando de paso una reacción en cadena de desequilibrios celulares que incluye a la estructura molecular-genética del ADN.
Entonces, comienzan a manifestarse problemas como las depresiones, las demencias, o cardiovasculares. Es aquí cuando una mayor presencia de vitamina E en la sangre podría evitar que la enfermedad de Alzeheimer se retrase en manifestarse por un par de años, o que el ácido fólico de frutas y verduras, clave en el proceso con que se genera cada impulso nervioso, ayude a evitar los estados de depresión o pérdida de la memoria.
El doctor Daniel Bunount resume los factores que hay que tener en cuenta para entender por qué el estado nutricional de un anciano puede alterarse de manera de estar atentos a lo que ocurre con aquellos que están cerca de uno : primero están los factores asociados al funcionamiento del metabolismo, porque no hay que olvidar que el gasto metabólico disminuye hasta un 30% a partir de los 70 años.
¿Qué puede alterarlo entonces?
Las malas noticias primero: la presencia de una enfermedad o de un estado de estrés en los ancianos puede provocar un déficit proteico, lo que, a su vez, trae como consecuencias una pérdida progresiva de la masa muscular y, por lo tanto, de la funcionalidad que determina, por ejemplo, la capacidad de desplazarse o de respirar.
Mientras que evitar los rayos del sol o el no consumo suficiente de vitamina D, es provocarse una peligrosa pérdida de la masa ósea, la que es culpable de fracturas y huesos frágiles.
Pero en el lado de las buenas noticias, la ingesta del grupo de las vitaminas B (tiamina, ácido fólico, B12) está asociada a un buen funcionamiento cognitivo y cardiovascular (especialmente relacionado con el tema de la hipertensión arterial) o a los problemas de gastritis atróficas.
La vitamina E es un potencial antioxidante que puede ser de gran ayuda para prevenir enfermedades infecciosas y tener mayor inmunodeficiencia.
No hay que descuidar los cambios que se relacionan con la percepción del gusto y las molestas alteraciones gastrointestinales (que parten desde molestias en la boca o los dientes hasta alteraciones de la capacidad del tubo digestivo).
La soledad y las pocas ganas de vivir
Sentirse incapaz de hacer algo por sí solo, mirar alrededor y comprobar que ya no están aquellos que uno quería, no es algo fácil de asumir.
Y menos en una sociedad que grita a voces que los ancianos no caben en una cultura que avanza a pasos agigantados y que siempre está apuarada.
Cada una de estas percpeciones y sensaciones son una puñalada que poco a poco deteriora el estilo y la calidad de vida que tienen los adultos mayores.
Esto último debe ser de especial atención porque está asociado a problemas o déficit nutricionales que ocurren tanto porque ya no importa comer bien, como porque se vive del consumo de medicamentos para suavizar los constantes “achaques” de la edad.
“Estudios efectuados en Chile han mostrado que el 30% de los ancianos que viven en sus hogares consumen regularmente más de tres medicamentos”, señala un informe preparado por el doctor Daniel Bunount.
Los problemas aparecen cuando se toma en cuenta que muchas veces se trata de casos de automedicación, y que se desconocen los efectos adversos que pueden tener muchos de estos “remedios”.
Por ejemplo, los antiácidos pueden afectar la absorción de calcio y fosfato, las anfetaminas, indicadas muchas veces para “mejorar el ánimo”, son directos inhibidores del apetito, y los diuréticos, utilizados en el tratamiento de la hipertensión, pueden provocar en algunas personas bajas en los niveles de magnesio, zinc, potasio y calcio.
En todo caso, como señala el especialista chileno, los principales factores asociados a una mala nutrición a esta edad son los que imprime el medio social y cultural en que vive.
La ignorancia sobre la necesidad de alimentarse bien, las restricciones en la ingesta de alimentos por vivir en la pobreza o indigencia, el aislamiento social, los impedimentos físicos y las alteraciones mentales, muchas veces producto de esa soledad o de la incapacidad para asumir la vejez, son factores que suman y siguen.
No sólo se trata de dedicarse a la meta de alimentarlos mejor, sino también de ayudarlos a que tengan una adecuada actividad física y mental y a que puedan acercarse a gente de su misma edad para compartir y conversar.
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