Vivir el día a día supone todo un reto para los enfermos de Parkinson. El dolor que les supone esta patología es inaguantable en muchas ocasiones y la severidad de sus problemas de movilidad o control de los temblores les convierte en personas dependientes de sus familiares.
A pesar de ello, gracias a la ciencia se ha mejorado mucho en este campo. Nuevas terapias aparecen sin cesar, con el único fin de hacer la vida del enfermo un poco más fácil. Este es el caso del llamado Metodo Tubia“, creado por la investigadora Maite Tubía que ha decidido emplear la música para mejorar el movimiento de los afectados de Parkinson , así como para ayudar a recuperarse de sus secuelas a quienes hayan sufrido traumatismos craneoencefálicos o infartos cerebrales.
El procedimiento comprende una serie de ejercicios rítmicos cuya complejidad va aumentando conforme los pacientes los van superando a través de una serie de sinfonías de cualquier género musical. Cada ejercicio les exige activar una serie de funciones motoras, sensoriales, cognitivas y procesos emocionales, y superar cada uno de ellos supone un avance cualitativo importante en su control del movimiento.
En el caso de los pacientes con Parkinson, el punto de partida de la investigación procede de las propias personas afectadas, que se dan cuenta que determinada música favorece su movimiento. De esta manera, su rehabilitación será de forma gradual, dependiendo del caso en cuestión, lo que implica un tratamiento personalizado de cada individuo.
Este método supone una manera alternativa de apoyarse menos en el uso de medicamentos y más en la naturaleza como potente agente terapéutico. Porque la música, aquieta la mente, estimula el cuerpo y alimenta el alma.
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