Los adultos mayores con bajos niveles de vitamina D en sangre son más propensos a desarrollar depresión con el tiempo, según un nuevo estudio.
Recientemente, se publicaron varios estudios sobre los beneficios potenciales de la vitamina D, como así también de sus riesgos para la salud. Los bajos niveles están asociado con la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular, la hipertensión y el asma grave.
Recientemente, se publicaron varios estudios sobre los beneficios potenciales de la vitamina D, como así también de sus riesgos para la salud. Los bajos niveles están asociado con la enfermedad cardíaca, el accidente cerebrovascular, la hipertensión y el asma grave.
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En los adultos mayores, esta deficiencia es bastante común y está ligada con las fracturas, la pérdida de aptitud física, la fragilidad y la aparición de muchas enfermedades crónicas.
El equipo del doctor Luigi Ferrucci, del Instituto Nacional de Envejecimiento, en Baltimore, analizó si existe alguna relación en los adultos mayores entre los bajos niveles de vitamina D y la depresión.
Para eso, estudió a 531 mujeres y a 423 hombres mayores de 65 años que participaban en InCHIANTI Study, una investigación de seis años sobre los factores asociados con la pérdida de la movilidad durante el envejecimiento.
Al inicio del estudio, el 42 por ciento de las mujeres y el 18 por ciento de los hombres tenían depresión, mientras que tres cuartos de las mujeres y la mitad de los hombres tenían menos de 50 nanomoles por litro de vitamina D en sangre, lo que se considera insuficiente.
El 72 por ciento de los participantes con depresión y el 60 por ciento de los participantes sin el trastorno tenían insuficiencia de vitamina D (el nivel por encima de la deficiencia).
Las mujeres con insuficiencia sufrieron un mayor deterioro anímico a los tres y seis años de estudio. Un test estandarizado reveló un mayor aumento de los síntomas depresivos en comparación con las mujeres con niveles adecuados de vitamina D en el mismo período del estudio.
Ese incremento podría haber indicado un diagnóstico de depresión en algunas participantes.
Las mujeres con bajos niveles de vitamina D y sin depresión al inicio del estudio eran dos veces más propensas a desarrollar depresión en los seis años siguientes que aquellas con niveles suficientes del nutriente.
Si bien lo mismo se observó en los hombres, la asociación no fue lo suficientemente sólida y, en algunos casos, podría haberse atribuido al azar.
El estudio no prueba que los bajos niveles de vitamina D causen depresión, pero los autores señalaron que las personas con una baja proporción del nutriente tendrían otras características que las predispondría a desarrollar ese trastorno.
Aun así, sugirieron que prevenir "la deficiencia de vitamina D en los adultos mayores podría ser una estrategia a futuro para evitar la aparición de la depresión en esa población y, así, contrarrestar las consecuencias negativas en la salud".
"Además, la normalización de los niveles de vitamina D debería ser parte de los tratamientos antidepresivos en los adultos mayores", agregaron.
El equipo del doctor Luigi Ferrucci, del Instituto Nacional de Envejecimiento, en Baltimore, analizó si existe alguna relación en los adultos mayores entre los bajos niveles de vitamina D y la depresión.
Para eso, estudió a 531 mujeres y a 423 hombres mayores de 65 años que participaban en InCHIANTI Study, una investigación de seis años sobre los factores asociados con la pérdida de la movilidad durante el envejecimiento.
Al inicio del estudio, el 42 por ciento de las mujeres y el 18 por ciento de los hombres tenían depresión, mientras que tres cuartos de las mujeres y la mitad de los hombres tenían menos de 50 nanomoles por litro de vitamina D en sangre, lo que se considera insuficiente.
El 72 por ciento de los participantes con depresión y el 60 por ciento de los participantes sin el trastorno tenían insuficiencia de vitamina D (el nivel por encima de la deficiencia).
Las mujeres con insuficiencia sufrieron un mayor deterioro anímico a los tres y seis años de estudio. Un test estandarizado reveló un mayor aumento de los síntomas depresivos en comparación con las mujeres con niveles adecuados de vitamina D en el mismo período del estudio.
Ese incremento podría haber indicado un diagnóstico de depresión en algunas participantes.
Las mujeres con bajos niveles de vitamina D y sin depresión al inicio del estudio eran dos veces más propensas a desarrollar depresión en los seis años siguientes que aquellas con niveles suficientes del nutriente.
Si bien lo mismo se observó en los hombres, la asociación no fue lo suficientemente sólida y, en algunos casos, podría haberse atribuido al azar.
El estudio no prueba que los bajos niveles de vitamina D causen depresión, pero los autores señalaron que las personas con una baja proporción del nutriente tendrían otras características que las predispondría a desarrollar ese trastorno.
Aun así, sugirieron que prevenir "la deficiencia de vitamina D en los adultos mayores podría ser una estrategia a futuro para evitar la aparición de la depresión en esa población y, así, contrarrestar las consecuencias negativas en la salud".
"Además, la normalización de los niveles de vitamina D debería ser parte de los tratamientos antidepresivos en los adultos mayores", agregaron.
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