domingo, 24 de abril de 2011

EL ADULTO MAYOR Y LA SOLEDAD

El principal problema de los adultos mayores es siempre el mismo en cualquier lugar del mundo : vivir el máximo de tiempo con el máximo de calidad, conservando el rol que da sentido a la vida de la persona; deseo que se presenta mientras la vida vale más que la muerte, valoración que está intrínsecamente relacionada con las formas de vida en cada grupo.
El ser humano no puede pensarse a sí mismo si no lo es como miembro de una colectividad que constituye su grupo de referencia y su grupo de pertenencia.
Se puede convenir que una vida con sentido es la que en principio tiene determinadas necesidades básicas satisfechas, entre ellas las sociales.
Las tres necesidades básicas son : pertenencia a un grupo, integración en el mismo, identificación con él.
Lo que en términos generales es que todo el mundo quiere seguir vivo mientras estas necesidades reciben satisfacción (además de las directamente biológicas : comida, protección, etc.).
Se habla mucho de la soledad en adultos mayores y se le considera como uno de los problemas de la vejez, cabe preguntar por la especificidad de la soledad en la vejez, porque actualmente no es privativa en este sector; como problemática específica, la soledad en adultos mayores es un empobrecimiento de la calidad de sus relaciones sociales.
Debida principalmente a la culminación de su trabajo, a la jubilación y a la permanencia en casa durmiendo, que lo aisla del mundo real y lo sumerge en la cotidianidad de su familia.
Los cambios psicológicos y sociales deben conllevar a asumir una actitud “positiva”, es situarse en relación con el mundo; es necesario crear la propia responsabilidad de “actuar para sí mismo”, en el interés por vivir la vida, el saber que su entorno puede ser amable y seguro.
Los adultos mayores requieren de actividades con un sentido, o sea que signifiquen una forma  real de pertenencia social y de participación en la corriente de la vida de un grupo que les resulta propio.
Es através de la educación para el envejecimiento donde se deben trazar las pautas que conlleven a que la vejez sea asumida de manera distinta y dinámica.
Los adultos mayores enseñan que, incluso cuando se pierden algunas cosas, como la juventud, se encuentran otros dones como el del autoconocimiento, es tiempo de asumir las ganancias del conocimiento, la sabiduría, el humor, de celebración profunda, de la alegría del saber, de sentir orgullo y de un poder consciente; es tiempo de conocerse, de integrarse, es tiempo de asumir que ser un adulto mayor es un honor.
Que es posible aportar ideas y conocimiento a nuestra sociedades y que el hecho de haber perdido algunas facultades físicas no nos colocan en la posición de ser menos persona que los demás y que no importa la edad que se tenga mientras nuestra inteligencia esté viva y racional.

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