jueves, 7 de abril de 2011

LA MELANCOLIA

Se pensaría que por las terrazas del sentimiento, por esas avenidas que nos traen    recuerdos violáceos, recuerdos que nos dejan un raro sabor de boca, algo que al parecer escapó y que vuelve ahora de nuevo, algo  que nos da la impresión de  que eso ya no lo volveremos a vivir, aquello que nos pareció tan radiante en el pasado y que nunca retornará en el presente, unos juegos quizás, o unos rostros, unos rostros, sí, bellos y desaparecidos, conversaciones fugaces, luminosas horas, todo ese mundo que ahora nos trae el viento de los años, la brevedad de la existencia,  eso que llega y que nos envuelve de pronto en  golpe imprevisto del  pensamiento, lo podríamos bautizar sin duda  como melancolía, y es cierto, la dama de la  melancolía nos acompaña por esas terrazas del sentimiento y anda despacio con nosotros, pisa por donde nuestro silencio pisa y apenas nos habla, tan sumida va en cuanto nosotros estamos pensando que la melancolía en ocasiones somos nosotros mismos.

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