miércoles, 23 de marzo de 2011

PARA VIVIR FELIZ


Los siguientes aspectos valdrían la pena analizarlos:
1.-Para vivir felizmente, con alegría y mucha paz tu día presente, es común y recomendable que dejes a un lado la antipatía pues ella te excluye, te margina, te hace insociable y construye muros que hacen inaccesible la relación de las personas de tu entorno, contigo.

2.-Un factor muy importante para el condicionamiento de un buen día, es deslastrarnos de toda la agresividad que pueda residir en nuestros niveles de consciencia interna. La agresividad genera odios. El odio actúa como una sentencia de muerte a las posibilidades de vivir plenamente el día presente. El odio es contrario al menor atisbo de alegría, de felicidad, de paz, de amor, de comprensión, de tolerancia y de respeto.
3.-Es imposible que nuestra química, que nuestro carácter o bien nuestra personalidad sea tan extraordinaria para "hacerle sangre a todo el mundo" o "caerle bien a todo el mundo"; como anillo al dedo le viene la letra de la canción a lo que se ha aseverado... "no soy monedita de oro". Pero lo que sí es posible lograr, son mejores relaciones con los demás, tratando de barnizar nuestra personalidad y nuestro carácter, de modo que seamos más accesibles a los otros. No es que quiera decir que nos transformemos en especies de payasos, de saltimbanquis o de bufones sociales, para lograr tener un buen día. Nunca debe olvidarse que la dignidad humana está por encima de muchas cosas. Pero siempre habrá oportunidad de ser menos toscos, menos gruñones y menos neurasténicos. Lo contrario de la antipatía es la simpatía, y esta es uno de los mecanismos más eficaces y eficientes para rodearse de situaciones y personas contentas, agradables, o como dirían los jóvenes de hoy: rodeados “de buena vibra”.

Finalmente, la elección es suya, amigo lector. Puede seguir siendo un dinosaurio, o tal vez soñar despierto con grandes catástrofes, o a dedicarle ese tiempo suyo de vida del dia presente, a realizar cosas buenas, a ser solidario con el prójimo, a bendecir a los demás, a ser justo y honesto, a expresar palabras bonitas y tiernas no solamente a su familia sino a sus amigos y a todo el que le rodea. En definitiva, los que les sobrevivan lo único que tendrán de usted serás los gratos recuerdos, solo los buenos ratos y los buenos momentos que compartió con ellos. Adelante, da paso al entusiasmo, a la alegría de vivir, celebra que tú eres un hijo de Dios y en consecuencia depositario de sus magníficas y grandes bendiciones. Ánimo, gozo, alegría

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