jueves, 24 de marzo de 2011

PARA EL PIE DIABETICO

Veamos en este post algunos consejos para prevenir el “pie diabético” y sus consecuencias:
*Se recomienda todas las noches  tomar un baño de pies con agua templada, ni muy caliente ni fría. Luego, secarlos bien suavemente con una toalla blanda y absorbente, prestando atención a que no quede humedad entre los dedos.
*Después del baño, aplicar de una a tres veces por semana una crema en base a lanolina para mantener la piel suave e hidratada.
*Cortar las uñas frecuentemente con un alicante bien afilado sin dejar puntas irregulares, y nunca más cortas que el extremo del dedo. Tener especial cuidado de no lastimar. No cortar las cutículas.
Si el paciente tiene manos temblorosas o le cuesta llegar hasta sus dedos, será mejor que pida a un tercero de confianza que le corte las uñas con cuidado. Sino también se podrá recurrir a un podólogo.
*Atención también con las callosidades y durezas, en caso de que haya, deberán ser tratadas por profesionales  que tengan en cuenta las condiciones adecuadas de antisepsia.

*Evitar el uso en los pies de medicamentos irritantes como tinturas de yodo u otros preparados comerciales para callos.
*Aplicar talco, en pies y calzados, al menos una vez por semana.
*El calzado que se utilice debe ser cómodo y apropiado: que sostenga el pie pero lo suficientemente amplio y de material blando para evitar roces.  Los calcetines serán mejor de algodón, sin costuras ni apretados.
*Evitar caminar descalzo, ya que puede ser peligroso al causar pequeñas heridas o cortes.
*No aplicar sobre los pies de forma directa bolsas de agua caliente. Mejor será un buen par de calcetines de algodón o lana para calentar los pies.
*Una vez al año realizarse un examen sensitivo, vascular y ortopédico para evaluar el riesgo de padecer lesiones.
De todos modos, siempre será mejor consultar con un profesional.
En caso de alguno de los siguientes síntomas, acudir al médico de forma rápida:
* Si se observa algún lunar del pie que cambie de color o de tamaño.
*Si se experimenta dolor en alguna zona del miembro inferior que obligue a detener la marcha, o incluso que aparezca durante el reposo y dificulte el descanso.
*Calambres o hormigueos (en especial, por las noches).
*Edemas o cambios del color de la piel sin causas justificadas

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