Para impedir que nuestro niño interior herido perjudique nuestra vida
de adulto, es necesario ponernos en contacto con él para atender sus
necesidades insatisfechas, para protegerlo y cuidarlo, convirtiéndonos
en sus propios padres. Para ello tenemos que establecer un diálogo
interno que puede ser facilitado, en un principio, mediante un ejercicio
de meditación, que nos permitirá, en un estado de relajación profunda,
tener un acceso fácil y fluido para conocerlo y ocuparnos, entonces, de
restaurar sus heridas. De qué manera hacerlo, el mismo niño nos lo dirá.
Tal vez, nos encontremos con un niño temeroso al que deberemos
tranquilizar diciéndole que no lo expondremos a situaciones que lo
dañen.
Como adultos, pensaremos de qué manera en nuestra vida cotidiana
podremos resguardarlo del dolor. Si es un niño que teme ser estafado en
sus afectos, ignorado, saqueado, le aseguraremos que lo vamos a cuidar,
que sólo vamos a estar en contacto con gente que no lo dañe, que nos
vamos a apartar de la gente agresiva, dañina; que se tranquilice, que
los malos tratos ya pasaron.
Recordarle a las personas que en la actualidad nos aman, nos cuidan y
nos respetan, y prometerle no exponerlo nuevamente al maltrato y
defenderlo si esto se produce.
Si es un
Para impedir que nuestro niño interior herido perjudique nuestra vida
de adulto, es necesario ponernos en contacto con él para atender sus
necesidades insatisfechas, para protegerlo y cuidarlo, convirtiéndonos
en sus propios padres. Para ello tenemos que establecer un diálogo
interno que puede ser facilitado, en un principio, mediante un ejercicio
de meditación, que nos permitirá, en un estado de relajación profunda,
tener un acceso fácil y fluido para conocerlo y ocuparnos, entonces, de
restaurar sus heridas. De qué manera hacerlo, el mismo niño nos lo dirá.
Tal vez, nos encontremos con un niño temeroso al que deberemos
tranquilizar diciéndole que no lo expondremos a situaciones que lo
dañen.
Como adultos, pensaremos de qué manera en nuestra vida cotidiana
podremos resguardarlo del dolor. Si es un niño que teme ser estafado en
sus afectos, ignorado, saqueado, le aseguraremos que lo vamos a cuidar,
que sólo vamos a estar en contacto con gente que no lo dañe, que nos
vamos a apartar de la gente agresiva, dañina; que se tranquilice, que
los malos tratos ya pasaron.
Recordarle a las personas que en la actualidad nos aman, nos cuidan y
nos respetan, y prometerle no exponerlo nuevamente al maltrato y
defenderlo si esto se produce.
Si es un niño que sufre por soledad, le diremos que seremos más
sociables, más comunicativos, compartiendo los buenos y malos momentos, y
que no nos quedaremos solos en nuestra vida de adultos, con todas
nuestras responsabilidades y preocupaciones.
Una vez que las personas han recuperado y cuidado al niño herido, la
natural energía de este chico maravilloso comienza a surgir.
El niño interior ya está restaurado y se convierte en una fuente de
vitalidad. De esta manera, se recupera nuestro potencial innato para
explorar, asombrarnos, ser creativos y disfrutar de la vida.
niño que sufre por soledad, le diremos que seremos más
sociables, más comunicativos, compartiendo los buenos y malos momentos, y
que no nos quedaremos solos en nuestra vida de adultos, con todas
nuestras responsabilidades y preocupaciones.
Una vez que las personas han recuperado y cuidado al niño herido, la
natural energía de este chico maravilloso comienza a surgir.
El niño interior ya está restaurado y se convierte en una fuente de
vitalidad. De esta manera, se recupera nuestro potencial innato para
explorar, asombrarnos, ser creativos y disfrutar de la vida.
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