Asistir al geriatra (especialista encargado de los problemas
médicos de los individuos de la tercera edad) de manera periódica es una
decisión acertada, pues tal como ocurre en otras etapas de la vida, la
asesoría de un especialista en salud no es un síntoma de debilidad, sino
una actitud prudente, madura y de autoestima muy positiva que hace
frente al posible desarrollo de enfermedades.
En una revisión médica de una persona mayor de 65 años se tienen que evaluar presión
sanguínea, pérdida de masa muscular, auditiva y visual, deterioro de
las funciones mentales o problemas de tiroides. La salud bucal también
debe revisarse con frecuencia, y en el caso de las mujeres, tienen que
realizarse periódicamente una mamografía para detectar a tiempo cáncer
en esa zona.
Además de los trastornos
anteriores, debe vigilarse el posible desarrollo de enfermedades como
diabetes tipo 2 (en la que no se depende de la insulina), cáncer y
trastornos relacionados con la circulación sanguínea. De manera
particular, cada tres años las mujeres tienen que realizarse un examen
de cuello de útero y los hombres de próstata y colon, con la finalidad
de prevenir la aparición de cáncer; asimismo, las féminas deben
realizarse estudios minuciosos para evitar el desarrollo de
osteoporosis.
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