- Representan un alto costo económico y social para el paciente y su familia
- Las demencias más comunes son el Azheimer, con 65% de los casos, vascular, 10%; mixta, 10%, y cuerpos de lewi, 9%
Se ha encontrado que entre mayor sea el nivel educativo hay menos probabilidad de desarrollar demencia, debido a que la actividad neuronal retrasa su aparición, afirmó Ana Luisa Sosa Ortiz, jefa de la Unidad de Cognición y Conducta del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” de la Secretaría de Salud.
Al hablar de la actualidad en el diagnóstico y tratamiento de las demencias, dentro de las XVI Jornadas de Residentes en Psiquiatría, la especialista afirmó que son la principal causa de discapacidad en adultos mayores y representan un alto costo económico y social para el paciente y su familia.
Ante esa situaciòn, hizo hincapié en la importancia de detectarlas de forma oportuna para detener o evitar algunas de las complicaciones, ya que por ejemplo en el caso de la demencia vascular los pacientes tienen mayor riesgo de hipertensión arterial o dislipidemias, las cuales se pueden prevenir o controlar y con ello ofrecerle mejor calidad de vida y alertar a la familia sobre la presencia de otros síntomas.
Las demencias más comunes son el Azheimer, con 65% de los casos, vascular, 10%; mixta, 10%; cuerpos de lewi, 9%; por alcohol, 3%; enfermedad metabólica, 1.2%; Parkinson, 0.8%; traumatismo, 0.6%, e infección, 0.4%.
En el auditorio del Hospital Psiquiátrico “Fray Bernardino Álvarez”, puntualizó que se prevé un aumento en el número de casos de demencia, ya que son producto de la transición epidemiológica que se vive, en la cual incrementa la esperanza de vida y, por ende, el riesgo de padecerlas.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en el mundo cada siete segundos aparece un nuevo caso de demencia, la cantidad se duplica cada 20 años y se prevé que en 2025 haya más de 40 millones de personas con un problema de este tipo.
Definió a la demencia como la pérdida de funciones mentales que se manifiesta en deterioro cognitivo-funcional, impidiendo a la persona realizar sus tareas habituales, situación que las vuelve dependientes.
Los principales factores de riesgo, además de la baja escolaridad, son la edad avanzada, antecedentes familiares, depresión, eventos craneoencefálicos, y exposición continua a a solventes y pesticidas.
La especialista precisó que el diagnóstico se basa en la realización de un cuidadoso examen mental con algunos estudios de laboratorio, exploración física y neuropsicológica, ya que para confirmarla se requiere el estudio del cerebro después de que fallece la persona.
En ese sentido, dijo que ante el hecho de que este tipo de padecimientos alteran la memoria, las funciones cognoscitivas, el lenguaje, la percepción, la personalidad y las emociones, los síntomas que puede presentar el paciente son la agresión, apatía, vagabundeo, trastornos del sueño y lenguaje obseno, entre otros.
Finalmente, la jefa de la Unidad de Cognición y Conducta del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía “Manuel Velasco Suárez” comentó que el tratamiento debe ser integral con la participación de especialistas, psicólogos, trabajadores sociales y, de ser posible, grupos de autoayuda, para que apoyen a la familia en el cuidado del paciente con demencia.
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