jueves, 28 de febrero de 2013

NO HAY EDAD PARA EL BAILE




No había bailado en décadas, pero una tragedia la trajo de vuelta a la pista de baile.


Umpha Sikirinthra, bailarina a los 74 años de edad
Umpha Sikarinthra y el instructor Aleks Nashev conforman un equipo ganador en baile de salón. — Foto por Kevin J. Miyazaki
 | Umpha Sikarinthra se mueve con confianza en la pista de baile, preciosa, en un vestido rojo brillante con bordes y aplicaciones negros, al estilo latino. Ella compite contra docenas de otros bailarines en un campeonato nacional de bailes de salón en Las Vegas. Y ahora, luego de cuatro días, ha llegado a las finales en la categoría de ritmo, que incluye el chachachá, el mambo y la rumba. A pesar de la presión, la diminuta tailandesa está demasiado concentrada para estar nerviosa. "Tengo que estar atenta a las señales de mi pareja", dice ella.
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El baile se convirtió en una pasión para Sikarinthra desde que era una niña en Bangkok y su hermano menor le enseñó a bailar el tango. Pero a los 25 años y recién casada, tuvo que deshacerse de sus zapatos de baile. "Mi esposo provenía de la realeza, y el baile no era bien visto", explica. Eventualmente, se divorció y se mudó a Chicago, donde encontró  trabajo  como enfermera. Como madre soltera que criaba a dos hijos, el tiempo para bailar salsa era muy limitado.
Entonces, una tragedia personal puso de pie a Sikarinthra, literalmente. En el 2008, su nieta de 19 años falleció súbitamente a causa de un aneurisma. Nada alivió su profundo sentimiento de pérdida, ni siquiera los meses de   terapias para el manejo de aflicción hasta que una sobrina insistió para que asistiera a un día de visitas en la escuela de bailes local. "Cuando estoy en la pista de baile, desaparecen todas mis tristezas", dice. Después de seis meses de lecciones, se inscribió en una competencia regional en Chicago. "Mi maestro me dijo que estaba lista para competir. Siempre pensó que yo tenía potencial".
Mientras los jueces en Las Vegas se preparan para anunciar a los ganadores, el corazón de Sikarinthra se acelera. ¡Le aprieta muy fuerte la mano a su pareja de baile! Entonces, sus nombres son anunciados como los campeones en la categoría de ritmo. "Supe que íbamos a ganar cuando estaba bailando y escuchaba las ovaciones de la gente. Es un sueño hecho realidad".

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