sábado, 23 de julio de 2011

PARA EL ADULTO MAYOR

La alimentación varía desde que se está en el vientre materno en una continua evolución. Luego vienen los requerimientos de crecimiento, cambios hormonales, hasta que se alcanza cierta plenitud.
Luego, en la adultez y por último en los adultos mayores, el proceso tanto de alimentación como de eliminación de toxinas y desechos son diferentes.
El envejecimiento es un proceso progresivo natural del ser humano, que cada persona experimenta con diferente intensidad.
En la actualidad, es difícil establecer el comienzo de esta etapa de la vida en función exclusiva de la edad, debido a la creciente longevidad que se observa en las sociedades occidentales.
No obstante, se considera que una persona es anciana a partir de los 65 años, reservando el término de muy anciano para las que superan los 80. Pero, en general se les puede llamar adultos mayores.
A partir de los 40 años, tu alimentación debe ser mucho más sabia. Disfrutar lo que comes, pero sin que sea en grandes cantidades. Ser mucho más selectivo para que tu cuerpo tenga mejor funcionamiento.
En la niñez y adolescencia el objetivo era el crecimiento. A partir de los 40 el objetivo es tener mejor funcionamiento, salud, longevidad y sobretodo saber mucho más de los alimentos. Saber y disfrutar de la calidad de lo que se está comiendo en lugar de ignorar y comer solo por la cantidad o la publicidad alimentaria.
El incremento de la longevidad y, consecuentemente, la expectativa de vida se atribuyen a la mejora de los estándares de nivel de vida, a la disminución de la mortalidad infantil y a una mejora de los cuidados médicos.
Las personas que llegan a una cierta edad se enfrentan a problemas físicos, psíquicos y sociales que derivan de cambios biológicos propios de la edad, y que condicionan, a veces de manera muy estricta, la capacidad para llevar a cabo un acto tan natural como es “el comer diariamente”.

pueden resolver por completo, pero sí paliar permitiendo así una mejora en la calidad de vida.

Hábitos y nivel de actividad en adultos mayores

La pérdida de masa muscular, es importante por la relación que tienen con la potencia muscular, la incapacidad funcional, las caídas y la función respiratoria.
Por eso, el ejercicio es muy importante, ya que influye en los cambios en la composición corporal y en el mantenimiento de la masa ósea y tejido muscular.

Cambios fisiológicos en los adultos mayores

Un aspecto importante es la menor percepción de la sensación de sed asociada al proceso de envejecimiento. Esto también tiene relación con la alimentación.
Esto determina un riesgo alto de deshidratación especialmente en aquellas circunstancias en las que se producen pérdidas excesivas de líquido: sudoración, vómitos, diarreas, quemaduras, empleo de diuréticos, etc.
El aparato gastrointestinal también experimenta modificaciones importantes. Si empezamos por la boca tal vez la más significativa sea la falta de piezas dentarias y su principal consecuencia es la dificultad para masticar.
La disminución de la secreción de saliva, y los sabores se perciben de manera diferente y genera una dificultad para la deglución.

Cambios psicológicos

Los hábitos alimentarios del las personas de la tercera edad, son el resultado de unos patrones de conducta establecidos durante muchos años y por tanto muy difíciles de cambiar.
Diversas situaciones que cambian estas costumbres pueden alterar la alimentación: hospitalización prolongada, alejamiento de la familia, enfermedad del cónyuge, muerte del cónyuge, incapacidad física.

Medicamentos, alcohol y tabaco

Las personas de la tercera edad, consumen con frecuencia varios medicamentos, debido a la elevada prevalencia de enfermedades crónicas que presentan.
Los medicamentos pueden interferir en el estado nutricional por varios mecanismos que guardan relación con la absorción, el metabolismo o la excreción de distintos nutrientes. También el alcohol y el tabaco pueden afectar al estado nutricional.
La valoración del estado nutricional en los las personas de la tercera edad, como indicador de su estado de salud, se utiliza especialmente para conocer lo antes posible los estados sub clínicos o clínicos de la malnutrición presente con tanta frecuencia en esta población.
Las principales medidas que se necesitan para determinar el estatus nutricional son:
Peso, altura, Índice de Masa Corporal, Índice de creatinina/altura y determinación del gasto metabólico basal.
El peso y la altura se utilizan también para conocer el área de la superficie corporal, la cual influirá en la dosificación de los medicamentos.
Una evaluación muy utilizada es el Índice de Masa Corporal, que relaciona el peso/talla, pero en el las personas de la tercera edad esta medida presenta limitaciones por existir una disminución fisiológica tanto del peso como de la talla a partir de cierta edad.
Por otra parte, la imposibilidad de realizar las mediciones estándares en estas edades cuando el individuo está inmovilizado u hospitalizado obliga a la búsqueda de alternativas que pueden ser de utilidad para la valoración de su estado nutricional (estatura deducida, impedancia bioeléctrica, etc.).
Las llamadas enfermedades de la vejez son en muchos casos enfermedades crónicas con implicaciones nutricionales muy importantes.

Consejos para los adultos mayores:

-       Consuma diferentes alimentos durante el día (teniendo como base la Pirámide Alimenticia).
-       Aumente el consumo de verduras, frutas y legumbres. Debes dar preferencia a los alimentos orgánicos.
-       Use de preferencia aceites vegetales de primera presión en frío, (de oliva, maravilla) y disminuya las grasas de origen animal (mantequilla, tocino, mayonesa).
-       Prefiera las carnes blancas (pescado, pollo o pavo), a las carnes rojas.
-       Disminuya el consumo de leche, si toma de preferencia de bajo contenido graso (descremada o semidescremada). La leche contribuye a la vejez.
-       Reduzca el consumo de sal para evitar problemas de hipertensión.
-       Modere el consumo de azúcar.

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