Esta rotunda afirmación se concluye de un estudio realizado por la Sociedad de Medicina Familiar y Comunitaria. Nos revela una realidad apabullante: muchos mayores fallan en el consumo de medicamentos. Algunos porque se automedican y otros porque incumplen sistemáticamente las indicaciones del médico, Estos lo hacen más o menos conscientemente. Otros fallan en el consumo de fármacos por olvido o negligencia inconsciente. Las causas de estas deficiencias reside en la falta de comunicación con el entorno sanitario. Los doctores y facultativos deberían saberlo y poner remedio a estas graves equivocaciones desde una mayor especialización en geriatría y gerontología. A medida que avanza la edad de los jubilados y pensionistas aumenta la ingesta de medicinas no prescritas. También influye el error de muchas personas de edad avanzada que piensan que para prevenir la llegada de presuntos achaques, síndromes y traumas deben consumir una catarata de pastillas y grageas de todos los coloress. Muchos ancianos no comprenden las indicaciones de posología y la duración del tratamiento. O se olvidan. A muchas personas mayores les encanta ejercer de sus propios doctores cuando lo consideran necesario y se jactan de automedicinarse. A veces influye para tomar esta decisión el hecho de la falta de comunicación o el mal entendimiento con el doctor o doctora de atención primaria. También influye que en muchos ambulatorios de ciudades y pueblos no existen profesionales especialistas en geriatría y gerontología.
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