domingo, 3 de marzo de 2013

PROHIBIDO CAERSE LOS ADULTOS MAYORES

Caer al piso es un problema considerable en ancianos debido a su frecuencia y consecuencias en su calidad de vida, ya que el accidentado puede sufrir fractura de cadera, lesiones musculares e, incluso, cuando no hay daño, pérdida de seguridad.
Una caída o impacto contra el piso es un suceso que todo ser humano enfrenta y que en la mayoría de los casos se convierte sólo en un hecho anecdótico que se olvida con facilidad, sobre todo si hablamos de niños y adultos jóvenes. Empero, la situación es muy distinta para los ancianos, ya que al tener estos accidentes pueden sufrir fractura en la cadera o golpes en la cabeza de consecuencias graves, incluso con desenlace fatal.
Muchos factores hacen que las personas de la tercera edad sean más vulnerables a estos incidentes, debido a que en ellos es más común la pérdida de minerales en los huesos (osteoporosis), disminución del tono muscular y de la coordinación de movimientos, así como el aumento de problemas visuales como dismetría ocular, que son sacudidas que sufre el ojo al no conseguir una correcta fijación de las imágenes y que impiden calcular las distancias a que se encuentran objetos o escalones.
A través de estudios para determinar factores de riesgo en accidentes, se ha encontrado que casi 70% de las caídas que sufren los ancianos podrían prevenirse, ya sea atendiendo problemas de salud en los individuos de la tercera edad o mejorando las medidas de seguridad en el hogar y vías públicas. En contraparte, la realidad muestra que, en vez de disminuir, se ha presentado alarmante incremento en la consulta hospitalaria por lesiones derivadas de estos acontecimientos.
Así, de acuerdo a un estudio efectuado en el Instituto de Promoción de Investigación de la Salud en Tempere (Finlandia), dirigida por el geriatra Pekka Kannus, el número de personas de 50 años o más que han sufrido algún tipo de lesión por culpa de una caída se ha incrementado, desde el decenio 1970-1980, en al menos 280%.
Los autores del trabajo hacen hincapié en la gravedad de estas cifras, y aclaran que esta incidencia es aplicable a todos los países en donde crece la población anciana. Asimismo, indican que "los resultados son alarmantes no sólo por el aumento en este tipo de traumatismos, sino porque la población de riesgo crecerá aún más en un futuro".
Como cabe suponer, los investigadores sugieren que se divulgue información sobre el tema para que los ancianos conozcan las causas y riesgos de este tipo de accidentes y que, de manera social, se dé un cambio de actitud para efectuar labores de prevención.

Estadísticas y factores de riesgo

Es muy difícil conocer el número total de caídas que realmente ocurren entre los adultos mayores, pues muchas veces la situación es olvidada o permanece en silencio por parte del paciente; sin embargo, los datos de que se dispone son reveladores sobre la cantidad de personas afectadas.
Por ejemplo, se estima que el porcentaje de individuos que han sufrido al menos una caída, de acuerdo con su edad, es la siguiente:
  • Mayores de 64 años: 13% a 25%.
  • Mayores de 70 años: 33%.
  • Mayores de 85 años: 31%-35%.
Se calcula que más del 10% de las caídas tienen consecuencias en la persona, siendo más frecuentes la fractura de huesos (80%), contusiones o lesiones leves en los tejidos (11%) y golpes en la cabeza (7%). El 75% de estos accidentes ocurren en la casa, y se estima que 48 de cada 100 mil personas mayores de 65 años mueren por esta causa, en tanto que 525 de cada 100 mil individuos de 85 años o más fallecen por idéntico motivo.
Los factores que generan estos accidentes son muy diversos, pero pueden agruparse en dos campos:
  • Extrínsecos. Son de carácter social o ambiental, como superficies resbalosas, pliegues en alfombras, iluminación deficiente, suelos desnivelados, objetos tirados en el piso, animales domésticos, transporte público inseguro, desniveles inesperados a la salida del ascensor, camas y sillas inadecuadas y escalones altos y estrechos.
  • Intrínsecos. Son propios del individuo, y entre ellos se incluyen los cambios propios de la vejez, discapacidad, enfermedades, síntomas y uso de algunos medicamentos.
Particularmente, entre los factores asociados a la edad encontramos las alteraciones en la manera de caminar, ya que en la tercera edad se tiene menor control muscular, se dan pasos más cortos, el braceo para lograr equilibrio es pobre, los reflejos son más lentos e ineficaces y la resistencia a empujones es menor.
También debe considerarse que el ojo pierde parte de su agudeza visual, además de que puede verse afectado de manera considerable por padecimientos como glaucoma (aumento en la presión interna del globo ocular), desprendimiento de retina y cataratas (cuando el cristalino se opaca e impide la visibilidad).
Entre los padecimientos que son causa de caídas encontramos aquellos que generan vértigo, mareo, debilidad o confusión, tales como baja presión arterial (hipotensión arterial), disminución del azúcar en sangre (hipoglucemia), infecciones en el oído, deshidratación y enfermedad de Ménière (en la que se presentan zumbidos en los oídos, ataques de náuseas y mareo).
Asimismo, no hay que olvidar elementos que alteran el equilibrio, como deformidades en el pie, mala adaptación de prótesis en piernas, artrosis (desgaste de articulaciones) y uso inadecuado de bastón o andadera. Mucho menos debemos ignorar padecimientos como la enfermedad de Parkinson (afecta las zonas del cerebro encargadas del control y coordinación del movimiento y la postura).

Prevenir caídas

Dado que las caídas ocurren principalmente en casa, los ancianos deben seguir una serie de medidas que ayuden a reducir los riesgos de lesiones:
  • Asegurar buena iluminación, sobre todo, colocar luces adecuadas en el dormitorio, baño, pasillos y escalera.
  • Mantener las alfombras fijas al piso, de modo que no tengan pliegues. De ser necesario, clavar o fijar los bordes.
  • Quitar los cables eléctricos y extensiones de las áreas por las que se circula.
  • Colocar agarraderas en el baño para uso de bañera e inodoro.
  • Utilizar tapete antirresbalante para la ducha.
  • Instalar pasamanos o barandales en ambos lados de las escaleras.
  • Asegurar que los objetos a utilizar en alacenas, libreros, armarios o anaqueles no se encuentren en lugares demasiado altos o bajos.
  • Solicitar ayuda cuando se desee cambiar un foco o modificar algún objeto decorativo que se encuentre en lo alto, como cuadros o móviles.
  • Usar calzado con suelas que no se resbalen.
  • Al levantarse de la cama, es conveniente sentarse unos minutos al borde de la cama antes de incorporarse, a fin de que se regule la presión sanguínea y se reduzca el riesgo de desvanecimiento.
En lo que respecta a la salud del individuo, deben seguirse las siguientes normas:
  • Seguir una dieta balanceada, ya que esto permite contar con elementos nutricionales útiles para el desempeño de músculos y actividades mentales básicas, como la atención.
  • Consumir alimentos ricos en calcio (leche y derivados, sardinas, vegetales de hoja verde, semillas de ajonjolí) para fortalecer los huesos.
  • Procurar adecuada hidratación; deben consumirse 2 litros (8 vasos) del vital líquido cada día.
  • Consultar al médico si se presentan dolores u otros problemas en los pies; es necesario mantenerlos óptimamente para no sufrir inestabilidad.
  • Seguir estricto control en problemas como diabetes, enfermedad de Ménière, variaciones de la presión arterial, dolencias articulares o deficiencias oculares.
  • Apegarse a la práctica de ejercicio continuo y por periodos prolongados, ya que esto ayuda a contar con fuerza muscular adecuada, elasticidad y equilibrio.
  • Utilizar bastón o andadera cuando lo recomiende el médico y seguir sus instrucciones para que el uso sea adecuado.
Asimismo, hay que subrayar que una persona mayor que ha sufrido una caída necesita el apoyo de su familia en todo momento, además de que puede requerir ayuda de un psicólogo, ya que el temor a tener un nuevo accidente puede generar baja autoestima y episodios de ansiedad o depresión que pueden llevar a la inmovilización absoluta.
Finalmente, se debe considerar que aunque el riesgo es latente, la prevención puede disminuir dos de cada tres caídas en adultos mayores, por lo que el riesgo de sufrir daños se reduce ampliamente con un poco de cuidado y esfuerzo.

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