Hace mucho tiempo vivía un rey
malvado, a quien le gustaba maltratar y violentar a niños y adultos. Era
un tirano perverso que odiaba a todo el mundo Una
mañana de verano observó por la ventana que un extranjero estaba junto a
su castillo. Un gran número de personas lo rodeaba y todos lo
escuchaban divertidos y reían. El malvado rey abominaba la risa y la
alegría y ordenó a sus guardias que aprehendieran a este hombre y lo
arrojaran al calabozo.
Por
la noche cuando el rey se fue a acostar, cerró los ojos y estaba por
quedarse dormido cuando de pronto vio que el extranjero estaba de pié
ante él. Furioso le preguntó qué hacía en su habitación, a lo que el
hombre le anunció que era un mago y estaba a punto llevarlo a un viaje.
Por más que el soberano llamó a sus guardias, todo empezó a dar vueltas y
cuando logró abrir los ojos, se encontraba en una ciudad hermosa,
soleada y había muchas personas a su alrededor.
Pero
había algo fuera de lo común en este conjunto; observó de cerca y vio
que todos estaban conectados unos a los otros mediante delgados
filamentos, los mismos que los ligaban con las plantas y los animales.
Caminó entre ellos pero los filamentos no se rompían, eran como finos
rayos de luz.
El
mago le explicó que esa era la conexión que existía entre todo ser vivo
del planeta que hacía que las personas dependieran unas de las otras y
las plantas y los animales de ellas. Todo formaba un organismo cuyos
lazos estaban formados por la energía de la bondad y la empatía que
permitía que todos vivieran en paz. Si acaso las personas llegasen a
romper estos lazos de amor permitiendo que se instalara el odio, la
hostilidad, la intolerancia, el engaño, la avaricia, la ambición, esto
acarrearía sufrimiento y dolor entre ellos. Dañar a una sola persona,
podía causar la destrucción y el infortunio de muchos, incluso la ruina
de los animales y las plantas.
El rey opinó que esto era una tontería y airadamente preguntó cuál era ese lugar.
-Es
tu planeta, contestó el mago. -Te estoy dando la oportunidad de
observar lo que realmente existe. Normalmente no lo puedes ver porque es
invisible. Necesitas comprender que al actuar mal no solamente
destruyes el mundo que te rodea, sino concretamente te destruyes a ti
mismo.
-Qué
gran tontería, exclamó el rey, y apresurando el paso, impaciente,
empujó a un pasante que cayó al río. El mago tristemente movió su mano
y…
El
rey despertó en su habitación de un humor terrible. De inmediato envió a
los guardias a inspeccionar la prisión: el mago había desaparecido. El
malvado rey montó en cólera y llamó a su caballero para que mandara
ejecutar a los guardias responsables, pero resultó que el caballero se
había quedado ciego. Muy temprano esa mañana había pasado a proximidad
del planeta un brillante cometa y todo aquel que lo había visto había
quedado cegado por su intenso resplandor, y lo peor era que la mayoría
de los ciudadanos lo había visto pues todos partían a sus tareas muy de
madrugada como lo ordenaba el rey.
¿Cómo
era posible que los astrónomos faltaran a sus deberes? El rey gritaba
cada vez más encolerizado. Las investigaciones revelaron que los
astrónomos habían hecho bien su trabajo y habían enviado a un mensajero a
advertir a los habitantes, pero alguien lo había empujado al río y se
había ahogado.
Casi
todos en el reino habían quedado ciegos. Nadie podía realizar su
trabajo. Las calles eran un completo caos, los campos estaban
abandonados y los animales a la deriva, las mascotas huían; todo se
marchitaba y nadie podía servir al rey. El miedo y el horror se
apoderaron del planeta.
El
hambriento, petrificado y miserable rey quiso ocultarse, pero de pronto
apareció el mago y cuando el rey estaba a punto de atacarlo vio el
deslumbrante filamento que los conectaba.
-¿Todo esto es verdad?, preguntó horrorizado.
-Así
es, te di la oportunidad de ver por ti mismo que todo está
interconectado. Has visto que todos dependemos de todos, ¿y tú qué
hiciste?
- ¿Qué puedo hacer para restaurar el daño?
Pero
el mago había desaparecido en el aire, y el rey se encontraba de nuevo
junto a la ventana, en un día cálido de verano como los otros y la gente
pasaba. Vio al extranjero que estaba junto al castillo y las personas
se reunían a su alrededor. Él platicaba con ellas y todos reían.
-¡Guardias!,
gritó enojado el rey. Pero de inmediato se quedó pensativo. Vayan con
ese extranjero, ofrézcanle de beber y comer. Pregunten si necesita algo
más.
En
el momento que dijo esto, vio que todos estaban conectados por
filamentos luminosos. Y si refulgían esto quería decir que estaban
plenos de bondad y empatía que circulaba a través de ellos y podían
vivir felices y en paz.
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