Entrevista con el doctor Rafael Álvarez Cordero
México
DF. Alguien que no está saludable no puede hacer el amor, aunque tenga
ganas, porque físicamente no responde, por eso es fundamental que
hombres y mujeres mayores de 50 años tengan una actitud positiva frente a
la vida, para mantenerse sanos, disfrutar los días con entusiasmo,
enamorarse y no sepultar su sexualidad sólo por haber llegado a la
vejez, asegura en entrevista Rafael Álvarez Cordero, autor de “Vivir
plenamente. Guía para la salud, el bienestar y la longevidad”.
“Si
el viejo está sano, cuida su cuerpo, fortalece sus músculos, y se
involucra en actividades de su interés, no hay impedimento para que
tenga relaciones sexuales sanas, además, actualmente existen muchas
opciones médicas de las que se puede valer”.
De acuerdo con
Álvarez, no se trata de ir por la vida en busca de adolescentes, tampoco
de esperar un rendimiento sexual parecido al de un hombre o mujer de 30
años, se trata de que cualquier ser humano pueda, sin importar su edad
avanzada y si es que así lo quiere, entablar una relación
erótico-afectiva con otro.
El doctor en Ciencias por la
Universidad Nacional Autónoma de México y cofundador del Consejo
Mexicano de Geriatría y Gerontología rebasa los setenta años de edad, y
como está convencido de que nadie, excepto un viejo, puede entender cómo
se siente ser viejo, es que ahora, con 16 libros publicados, escribe
por primera vez sobre la senectud.
Adulto mayor, de la tercera
edad, en la edad dorada, son algunos de los nombres “políticamente
correctos” que se le dan a las personas que han vivido más de 50 años;
sin embargo, para Cordero no son más que disfraces, palabras utilizadas
para no herir susceptibilidades.
“No hay porqué tenerle miedo a
la palabra viejo, dicha con respeto encierra cosas positivas, pues la
oportunidad de haber vivido muchos años implica la mayoría de las veces
tener experiencia y sabiduría”:
Para vivir plenamente, con
salud, bienestar y longevidad, el autor explica a esta agencia que se
requiere de un “envejecimiento satisfactorio”, para el cual se
necesitan, además de actitud, otros elementos, por ejemplo una “sociedad
más amigable con los viejos”.
Sin embargo, Rafael Álvarez
asegura que la sociedad mexicana no cumple con este requisito, pues
inutilizar y considerar poco productivos a los hombres y mujeres mayores
de 50 años es un fenómeno muy común, que por lo regular parte del seno
familiar. “La discriminación del viejo dentro de la familia es muy
grande y en la sociedad también lo es”.
El secreto, aconseja
Cordero, está en comprender que los viejos son como los niños, hay que
tenerles paciencia, cuidarlos dentro y fuera de casa, comprender que no
son menos inteligentes o creativos, que así estén jubilados, no escuchen
bien, o tengan alguna incapacidad, son seres humanos valiosos, y hay
que tomarlos en cuenta.
Pero además de la sexualidad y la
importancia de la salud en la vejez, en “Vivir plenamente. Guía para la
salud, el bienestar y la longevidad”, el experto habla de los miedos más
recurrentes en el ser humano al llegar a esta etapa de la vida, y es el
temor a la invalidez y a la decrepitud, el más grande de todos,
“necesitar ayuda para comer, vestirse, o lo más horrible, para el aseo
personal”.
Por eso subraya la importancia del ejercicio
físico, pues mientras el viejo sea físicamente independiente podrá hacer
muchas cosas, sin olvidar, asegura Cordero, el papel fundamental que
juega el apoyo de la familia, para enfrentar este y otros temores, como
el miedo a los accidentes, la pobreza, la soledad y la muerte.
Al
respecto de este último, el escritor reconoce la necesidad de una
legislación en materia de muerte digna, para que todos, jóvenes y
viejos, tengan el derecho de escoger cómo quieren morir o en qué momento
hacerlo, ante un accidente o enfermedad que derive en estado vegetal o
merme la calidad de vida; decidir tal como se hizo al elegir carrera
universitaria, compañero de vida o ciudad de residencia.
Y a
propósito de senadores y diputados, el autor recuerda en su libro que la
palabra “Senado” tiene su origen en la palabra senectus, conformado en
la Antigua Grecia y en la Antigua Roma sólo por hombres viejos,
situación que actualmente no se mantiene así.
Al cuestionarle
si las cosas, en materia legislativa, estarían mejor si los senadores
mexicanos se apegaran más a la etimología de la palabra, es decir, si
todos fueran hombres y mujeres senectos, Cordero respondió que la
longevidad no siempre es sinónimo de sabiduría, “también hay viejos
tontos e ignorantes. No hay que despreciar que en el Senado debe haber
gente joven, el punto aquí es que la política se ha convertido en un
asunto de lucha de poderes, y no respeta su objetivo de mejorar la
calidad de vida de un país”.
Dedicado a hombres y mujeres
viejos, pero también a jóvenes que viven con el papá, la abuela, o la
tía en la vejez, “Vivir plenamente” es un libro que invita a la
reflexión, a no ver el cúmulo de años como una fatalidad o motivo de
vergüenza, sino como una etapa más en la vida del ser humano, con sus
características y particularidades; sin embargo, el autor advierte que
la manera de afrontar la longevidad es una decisión personal, entre no
hacer nada y morir, y asumirse como viejo para disfrutar todos los días
como si fuera el último.
El libro se encuentra en su primera
edición a través de Planeta y editorial Diana. Una letra legible para
los viejos, ya sea que usen lentes o no, además de una redacción muy
amigable, son algunas de las cosas que Rafael Álvarez rescata de su
obra, la cual ya está disponible en cualquier librería.
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