Ante el proceso de maduración y envejecimiento que padece el cuerpo humano,
es importante reconocer que llevar una vida activa y saludable en todos los
aspectos favorece el espíritu y el cuerpo.
Hablar de salud lleva implícito la complejidad de la vida humana, pues de
ella depende en gran medida el sentirse bien. Muchos factores intervienen en
el estado de bienestar, pero la capacidad subjetiva determina el efecto; por
lo tanto el enfoque positivo que se le dé a la salud es prioritario. El
bienestar tiene que ver con tantas cosas, que no necesariamente sólo se
vincula con lo médico o biológico. Es un estado completo que incorpora lo
psicológico, emocional, cultural, lo social. Toda actividad ya sea
intelectual, corporal, creativa, o de recreación, refuerza estas
potencialidades fortificando el autoestima, estimulando las comunidades
sociales, vigorizando el desarrollo personal.
La educación constituye un elemento crucial en el significado de la salud.
Muchos consideran que envejecimiento y enfermedad son sinónimos, por aquello
de la disminución de algunas capacidades notorias y que afecta el
rendimiento. Sin embargo, hay que tener bien claro que padecer de ciertas
limitaciones no significa estar enfermo. Sólo seres humanos sanos y
realizados pueden crear una sociedad sana. La educación cultiva las
aspiraciones más altas del espíritu humano.
La misión de formar es transmitir no un saber puro, sino una cultura que
permita comprender nuestra condición y ayudarnos a vivir. Al mismo tiempo,
debe favorecer una manera de pensar abierta y libre, un pensamiento capaz de
no estar encerrado o limitado a una condición, que pueda concebir los
conjuntos, capaz de favorecer el sentido de la responsabilidad, de la
ciudadanía y el sentido común.
Hoy más que nunca señala se necesita una educación que aspire al ideal
clásico de mens sana in corpore sano (mente sana en un cuerpo
sano). El cuidado de la salud exige el respeto al propio cuerpo, de una
alimentación sana y de ejercitación física constante.
La ontología debe abrirse a la reverencia del ser en todas sus etapas,
donde la educación y la sociedad estén en capacidad de plantar bases
sólidas que permitan la edificación de seres de calidad humanística que
puedan transformar positivamente al mundo, entendiéndolo como unidad integral
por el que hay que trabajar en conjunto con bases sólidas de comunicación.
Por ello, las personas de edad avanzada deben estar convencidas que el poder
interno se fortalece, se nutre durante toda la vida y hay que tener los
recursos necesarios que les permita vivir en dinamismo y en forma digna. La
incorporación de las actividades físico-recreativas en la búsqueda de la
autosatisfacción, debe proveer bienestar humano y social al adulto mayor,
dignificándolo en el contexto de su existencia.
El cuidado integral de la salud en personas de la tercera edad es un tema que
preocupa a las instituciones competentes, por el auge representado ante el
incremento de la esperanza de vida de este grupo poblacional. Las enfermedades
crónicas degenerativas propias de la edad son las principales causas
atendidas por los especialistas de la salud.
Las personas de sesenta (60) años y más, en su mayoría, dependen en gran
medida del apoyo de la familia para recurrir a la asistencia médica, ya sea
para el traslado, para procesar la información, para aplicación del
tratamiento, entre otras. Esta situación en ocasiones genera conflicto
familiar por la dedicación que emérita la asistencia, quedando muchas veces
desatendido el adulto mayor reflejándose directamente en el estado de la
salud.
Envejecer es un proceso inevitable, se inicia desde el mismo momento de la
concepción. Su noción está rodeada de apreciaciones falsas, de temores,
creencias y mitos. Envejecer significa adaptarse a cambios en la estructura y
funcionamiento del cuerpo humano por un lado y cambios en el ambiente social
por el otro.
El campo de la gerontología reconoce que cuanto más anciano es un grupo de
personas, las diferencias entre cada uno de ellos es mayor, incluyendo las de
tipo físico, mental y social. El deterioro funcional que acompaña al
envejecimiento puede ser contrarrestado con el mantenimiento de una vida
activa. La atención a la salud en el adulto mayor debe estar enfocada en dar
la mejor vida posible a los años que le quedan, no en prolongar la vida.
La intención de un buen estado de salud es garantizar la mayor independencia
posible a través de una mayor actividad y capacidad de cuidarse a sí mismo.
El padecer una enfermedad terminal es la mayor preocupación de todo ser
humano, muchas personas adultas mayores sufren largos años de discapacidad,
sintiéndose y funcionando mal hasta el día de la muerte.
Las principales causas de discapacidad por enfermedades no transmisibles a
nivel mundial son los trastornos respiratorios, enfermedades cardiovasculares,
cuadros neuropsiquiátricos, pérdida de visión por cataratas y glaucoma. En
su gran mayoría provocados por el consumo de cigarrillos, dietas ricas en
grasa, hipertensión arterial, la obesidad.
Para la preservación de la capacidad mental, los ejercicios cognitivos de
tareas complejas deben perdurar para que de esa misma forma se mantenga
lúcida la mente. Mantener el sentido de la propia eficacia, confiando en sí
mismo como ente capaz de superación, puede garantizar seguridad y optimismo,
elementos claves en el fortalecimiento del ser.
La atención a la salud se relaciona con la prevención de enfermedades y
evitar el sufrimiento físico o mental. Un agente de protección vital es el
consumo de una dieta compuesta por distintos alimentos que proporcionan a los
individuos nutrientes necesarios para estar saludable y prevenido
inmunológicamente.
Casi todas las medidas preventivas y de detección son de prescripción
clínica, pero resulta fantástico saber que no toda prevención o
recuperación es facultativa. La mayor parte de las necesidades de las
personas mayores pueden satisfacerse parcialmente con actividades a nivel
comunitario, con las iglesias, los programas de extensión de los diferentes
entes institucionales, con contenidos ricos en participación.
La edad adulta mayor para muchos significa más tiempo libre, por la
liberación de responsabilidades laborales e inclusive del hogar, por aquello
de la independencia de los hijos; existe la oportunidad de disfrutar de
acciones para las que antes no había tiempo. El tener acceso a una vida plena
después de los sesenta, con un aceptable estado de salud mental y físico, es
realmente una inversión de vida.
La participación en actividades físico-recreativas resulta de gran provecho
para contrarrestar la edad biológica del envejecimiento con sensaciones de
bienestar social y personal. El contacto social, las experiencias individuales
y colectivas, la ampliación de los niveles de comunicación, contribuyen
significativamente en la orientación de la conducta del adulto mayor.
La sociedad muchas veces agrupa a las personas en atención a la edad e
incluso a los niveles de producción. Hacer tiene más significado que “Ser“,
esa consideración externa influye en cierta medida, en la percepción que
tiene el adulto mayor sobre la vida que enfrenta, provocando en ocasiones
problemas psicológicos que lo alejan del grupo.
El significado personal lleva consigo una construcción producto de la
apreciación propia así como la percibida por los demás. La imagen exterior
ejerce poderosa influencia en la concepción de vejez por el proceso de
maduración experimentado a lo largo de los años, en ocasiones, hasta se
relaciona con un sentimiento de desvalorización.
Muchos ancianos experimentan los efectos de pérdida de valor por parte de las
llamadas sociedades modernas, sufriendo exclusión y decayendo gradualmente en
un sin número de enfermedades. El contacto social aporta o disminuye la
noción del ser. Se pierde el sentido por la vida y la soledad pareciera ser
la única compañía.
El respeto por los mayores debe prevalecer en tiempos que parecieran apostar
por el olvido de aquellos que tienen mayor cúmulos de años, de experiencias
y saberes incontables. La demanda poblacional de este grupo etáreo exige
políticas y acciones efectivas, no basta con querer ser amistosos o rendirles
culto, se trata de que vivan como ciudadanos cabales inmersos en un mundo
global.
Las derivaciones percibidas por el paso de los años logran surtir efecto
sobre el aspecto emocional. El sentirse infeliz y decaído de salud interfiere
sin lugar a dudas en la autoestima. Sensaciones de debilidad, desamparo y/o
aversión o agresividad, aparecen con el fin de llamar la atención.
El reconocer que envejecer es un proceso normal y positivo, no es una
sensación aceptada por la población mayor de sesenta años. Muchas veces se
prefiere pensar que la enfermedad se apoderó del cuerpo y que si “son
viejos“. Reflexionar sobre la ancianidad significa tomar en consideración a
la persona y esforzarse para que cada momento de su existencia sea vivido con
dignidad y plenitud.
Se requiere de la puesta en práctica de acciones, por medio de programas
formativos destinados a educar a la población a enfrentar los efectos
producidos en el organismo por al paso de los años, cambios cada vez más
rápidos que inciden en la forma de vivir, pensar, de Ser. Programas que
contribuyan a integrarse, a considerar que ser adulto mayor como una etapa
positiva, sinónimo de experiencia acumulada, de grandes y significativos
saberes de vida.
Bibliografía
-
Alpizar, C, (2000). Biología del envejecimiento. Revista de la asociación colombiana de Gerontología geriátrica. (Volumen 14 N. 3). Colombia.
-
Cepeda, L., Garza R. y Vega D. (2006). El fenómeno del envejecimiento de la población en el Estado de Nuevo León. Un reto de la política social.
-
Morín, E. (1999). La cabeza bien puesta. Buenos Aires: Nueva Visión.
-
Nava, L. (2006). Necesidades de los adultos mayores autoválidos residentes en la unidad geriátrica Dr. José Dolores Beaujon. Falcón: Ares, Ciencias de la Salud.
-
Pérez A. (2007). Educar para humanizar. Narcea, Madrid.
-
Reyes, L. (2003). Investigación gerontológica y políticas sociales de atención al adulto mayor en Venezuela. Chile: Autor.
-
Viguera, V. (2008). Salud. Los adultos mayores nos informan. PEPAM, 10-29, 29, Agosto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario