203 personas mayores de 65 años murieron el año pasado, el 12% del total de conductores muertos, según la DGT.
Los ancianos no presentan mayor accidentalidad que otros grupos de
edad, pero en una colisión de tráfico su mortalidad es mayor. Ancianos,
médicos y expertos coinciden en rechazar el límite de edad para
conducir, afirmando que el criterio de incapacidad no lo marca la edad, sino la pérdida de funciones.
Según publica el diario Público en su web, los
mayores de 65 años representarán el 23 por 100 de la población en 2031,
seis puntos porcentuales más que ahora, según un estudio del CSIC.
Cada vez habrá más ancianos conduciendo, pero lejos de incrementar los
controles médicos en edades avanzadas, como sugieren algunos expertos,
la DGT amplió en 2009 los plazos de vigencia del
permiso de conducir. Es decir, que los conductores de entre 45 y 65 años
que antes debían renovar el reconocimiento médico cada cinco años pasan
a hacerlo cada diez, y que las personas de más de 70, lo tienen que
renovar cada cinco años en lugar de cada dos. La vigencia del carnet
para conductores menores de 45 años y entre 65 y 70 se mantiene en diez y
cinco años respectivamente.
Los ancianos son más vulnerables y eso dispara las estadísticas: “Con
los mismos kilómetros recorridos, los ancianos sufren más accidentes”,
explica Juan Carlos González, asesor médico de la DGT.
Las asociaciones de conductores alertan del peligro que conlleva
limitar el control preventivo en ancianos. Juan Antonio Sánchez,
psicólogo del departamento de Seguridad Vial del Real Automóvil Club de España (RACE),
asegura que a partir de los 55 años “las capacidades visuales,
auditivas y de reacción” empiezan a empeorar, por lo que “es
imprescindible” revisarlas con frecuencia ya que afectan a la
conducción. A partir de los 60, añade, “se acelera el deterioro
cognitivo y pueden aparecer principios de demencia”. El Real Automóvil Club de Catalunya (RACC),
que está elaborando un informe sobre los ancianos que conducen, reclama
que las pruebas médicas sean “más exhaustivas”, especialmente las que
evalúan las capacidades visuales del conductor.
La Sociedad Española de Medicina del Tráfico
denuncia que muchos centros “no hacen revisiones en profundidad, miran
sólo por encima”, asegura su presidente Fernando Pérez Torralba. Pilar
Sayol lo confirma: “En la última revisión, me hicieron cuatro preguntas y
me miraron la vista y el oído en un momento”. Mientras, la Asociación Española de Centros de Reconocimiento de Conductores (CRC),
que reclama más medios y formación, advierte de la “dificultad de los
facultativos a la hora de detectar patologías progresivas”. Su
presidente, Juan Luis Arévalo, está convencido de que la ampliación de
los plazos de vigencia del carnet “conllevará una mayor accidentalidad”.
Pero parece que hay una cosa en la que sí coinciden ancianos, médicos
y expertos y es en rechazar el límite de edad para conducir, afirmando
que el criterio de incapacidad no lo marca la edad, sino la pérdida de
funciones.
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