domingo, 27 de enero de 2013

ALCOHOLISMO


En Perú, al igual que en la mayoría de los países de Latinoamérica, las bebidas alcohólicas casi siempre están presentes en las reuniones sociales. Se ofrecen en bodas y funerales, nacimientos y bautizos, para alegrar la celebración o para calmar las penas, y sobre todo en estas celebraciones de fin de año. Incluso muchos hogares tienen bares bien surtidos para animar las reuniones improvisadas.
Sin embargo, su consumo puede tener consecuencias sanitarias y sociales negativas, debido a sus propiedades tóxicas y la dependencia que puede producir. Además, se asocia a un aumento del riesgo de padecer determinadas enfermedades, y en particular tener que ver con lesiones o muertes provocadas por accidentes de tránsito.
El uso nocivo del alcohol tienen grandes repercusiones en la salud pública, y está considerado dentro de los cinco factores más importantes que afectan la salud, según el informe “Riesgos Mundiales de la Salud” publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en octubre de este año.
Se estima que el uso nocivo del alcohol causa más de 2 millones de muertes prematuras en todo el mundo. En las Américas y el Caribe produce la muerte de una persona cada dos minutos, es decir, más del 5% de todas las muertes, en comparación con la cifra mundial que no llega al 4%.
El consumo de alcohol está relacionado con más de 60 afecciones a la salud que van desde las que son resultado de un consumo excesivo de alcohol durante el embarazo y que afecta al feto, hasta lesiones intencionales y no intencionales, cánceres, trastornos del corazón y los vasos sanguíneos, enfermedades del hígado y condiciones asociadas al sistema nervioso y la mente, incluyendo la dependencia. Su consumo afecta al que lo consume y a quienes lo rodean, porque está relacionado con violencia familiar, violencia interpersonal y accidentes de tránsito. Entre el 20% y 50% de las muertes por accidentes de tránsito en las Américas y el Caribe están relacionadas con el consumo de alcohol.
Una encuesta de salud mental mundial, realizada en 2004, demostró que las Américas presentaban mayores incidencias de trastornos por el uso de alcohol que en el resto del mundo.
El consumo de alcohol en nuestra región es aproximadamente un 50% mayor que el promedio mundial. El consumo de alcohol por personas es de 8.5 litros en promedio, comparado con el promedio mundial de 6.2 litros.
El patrón de consumo promedio de los adultos en la mayoría de los países de las Américas es perjudicial. Mientras que entre los jóvenes, el consumo excesivo episódico es particularmente elevado en muchos de nuestros países. Los estudios sugieren también que, en ciertos países de las Américas, los niños están empezando a beber alcohol desde los diez años de edad.
Los efectos se presentan en cinco etapas, siempre que el individuo continúe bebiendo y de acuerdo con la cantidad y el tipo de bebida ingerida. Influye también el volumen de alimentos que se encuentran en el estómago, el peso de la persona y las circunstancias en que se bebe:
1. La persona se ve relajada, se torna comunicativa, sociable y desinhibida, debido a que el alcohol deprime los centros nerviosos que controlan la inhibición de los impulsos, por lo que la conducta se libera, el individuo parece excitado.
2. La conducta es esencialmente emocional, errática, se presentan problemas de juicio y existe dificultad para la coordinación de los músculos; así como trastornos de la visión y del equilibrio.
3. El individuo presenta confusión mental, se tambalea al caminar, tiene visión doble, así como reacciones variables del comportamiento: pánico, agresividad y llanto. Por otra parte tiene serias dificultades para pronunciar adecuadamente las palabras y para comprender lo que se le dice.
4. Incapacidad para sostenerse en pie, vómitos, incontinencia de la orina, y aproximación a la inconsciencia.
5. Inconsciencia, ausencia de reflejos. Estado de coma que puede llevar a la muerte por parálisis respiratoria.
Lo que sucede es que cuando una persona ingiere una copa, el 20% del alcohol presente en esa bebida es absorbido en forma inmediata por las paredes del estómago y pasa a la sangre. El otro 80% es procesado un poco más lentamente y también se absorbe, desde el intestino delgado, para circular en la sangre. Si la ingestión de bebidas alcohólicas se detiene o continúa en forma moderada, el nivel de alcohol en la sangre se mantendrá bajo, pues el hígado sano podrá procesarlo, con la ayuda de la eliminación del alcohol en la orina y el aliento. Sin embargo, cuando se ingiere rápidamente y la cantidad que se toma sobrepasa la capacidad de eliminarlo, se dificultan la coordinación de los músculos y el equilibrio, se obstaculizan la memoria y el juicio; pudiendo llegar a estados de intoxicación que ponen en peligro la vida.
* Después de un tiempo de abusar del consumo de bebidas alcohólicas, se presenta daño en diversos órganos como el estómago, el hígado, los riñones y el corazón, así como en el sistema nervioso. Existen una serie de enfermedades que se relacionan con el consumo reiterado de bebidas alcohólicas, como la cirrosis hepática y las enfermedades del corazón.
* Algunos estudios señalan que quienes se inician en el abuso de las bebidas alcohólicas desde jóvenes, tienen una expectativa de vida 5 a 10 años menor que los que no experimentan esta situación.
* El alcohol es una de las drogas más peligrosas para la mujer que esta embarazada, ya que en el cuerpo de la mujer el alcohol se transforma en sustancias dañinas para las células que son absorbidas por el feto. En cantidades abundantes aumenta el riesgo de nacer con defectos, como el "síndrome alcohólico fetal", que implica la formación de un cráneo pequeño, facciones anormales, retardo físico y mental.
* En el sistema cardiovascular, incrementa el riesgo de enfermedades al corazón. El bebedor aumenta el nivel de lípidos o grasa en la sangre que puede resultar en arteriosclerosis. El alcohol incrementa también el riesgo de una muerte temprana y de ataque al corazón (“infarto al miocardio”).
* El daño en el sistema nervioso se reconoce luego de muchos años.
* Pueden aparecer problemas del sistema nervioso desarrollados por falta de vitamina B.
* El sistema digestivo es probablemente el más dañado por el consumo de alcohol. Podemos ver úlceras sangrantes y que perforan el estómago, problemas en el páncreas e incremento de la posibilidad de padecer cáncer al esófago.
* Los alcohólicos podrían desarrollar cirrosis. En la primera etapa de la cirrosis, las células del hígado se perjudican y acumulan gotas de grasa; cuanto más células son afectadas, el hígado se dilata más. Si el consumo de alcohol continúa, se forman cicatrices hasta que esto se vuelve irreversible.
Los siguientes “diez componentes”, de acuerdo a las OMS, conforman la base para una política sobre alcohol efectiva que nuestras autoridades políticas y sanitarias deberían considerar:
Componente 1: Establecer mecanismos legislativos y reglamentarios para la producción, importación, venta, disponibilidad y consumo de bebidas alcohólicas, incluyendo una edad mínima legal para su consumo y adquisición (que en muchos países es de 21 años); restricciones en las horas, días y lugares que las venden; regulación de la venta mayorista y minorista, proporcionando mecanismos para imponer sanciones ante cualquier acción que promueva consecuencias sociales y de salud negativas; licencias de importación; reglamentación del mercado ilícito; normas de calidad para las bebidas alcohólicas.
Componente 2: Establecer un sistema impositivo sobre el alcohol, proporcionando una herramienta útil para aumentar el costo de las bebidas en relación directa a su potencial para ocasionar daños. Es recomendable utilizar porcentajes de utilidades para financiar programas de prevención y tratamiento.
Componente 3: Reglamentar o prohibir la publicidad o promoción de alcohol en radio, televisión, internet, medios impresos, carteles publicitarios y en eventos culturales, juveniles y deportivos, particularmente en relación con su impacto sobre los jóvenes; y encargar la responsabilidad del seguimiento y aplicación de esta normatividad a un organismo independiente.
Componente 4: Tratar el tema del manejo de vehículos en estado de ebriedad mediante medidas para fijar y aplicar niveles de alcohol en sangre, incluyendo un bajo contenido alcohólico (menor de 0.5%) para manejar; tolerancia cero para nuevos conductores; pruebas de aliento hechas al azar; puntos de verificación de sobriedad; y suspensión administrativa de licencias de conducir.
Componente 5: Integrar y difundir intervenciones preventivo promocionales en los puestos y centros de salud para problemas tempranos de uso de alcohol. Es necesario educar y capacitar al personal de salud en su aplicación cotidiana
Componente 6: Desarrollar sistemas de tratamiento para responder a todos los problemas asociados con el alcohol, integrados al sistema de salud, que sean accesibles y económicos para quienes lo necesiten.
Componente 7: Desarrollar sistemas de información para dar seguimiento al consumo de alcohol y problemas asociados, como forma de monitorear la implementación y efectividad de los cambios en las políticas.
Componente 8: Aumentar la conciencia pública y el apoyo a políticas efectivas sobre alcohol y mejorar la educación pública sobre daños asociados y respuestas efectivas.
Componente 9: Apoyar y proveer recursos para acciones comunitarias con el objetivo de desarrollar formas para que la comunidad, y los grupos que la integran, solucionen sus propios problemas asociados con el alcohol.
Componente 10: Considerar al alcohol como una mercancía especial en los acuerdos comerciales, como forma de proteger la capacidad del país o una región de controlar los mercados del alcohol y la salud pública, teniendo en cuenta el contexto general del comercio y la salud.

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