jueves, 17 de enero de 2013

ADULTOS MAYORES



ADULTOS DE LA TERCERA  EDAD.

Hasta ayer las personas querían vivir muchos años, hoy ya son legión las que además, tienen la voluntad de prepararse para vivir muchos años, y los van a vivir, es la naturaleza la que lo anuncia y todos sabemos de las consecuencias de querer poner trabas a la vida, por lo que es necesario que antes de decirnos que vamos a ayudarles, empecemos a prepararnos para cambiar nuestra forma de verlos, única manera de poder proporcionándoles sus herramientas necesarias.
El adulto mayor no quiere compasión, está vivo, lo que quiere es el respeto merecido para seguir sirviendo, tan solo pide eso. Muchos solo reclaman la libertad necesaria para cumplir con sus responsabilidades, a veces –en una primera lectura- en franca competencia con nuestros intereses. No quieren ser tratados como dependientes. Ellos al igual que ayer, quieren  seguir siendo participes de la vida, sujetos de pleno derecho en la toma de decisiones, y todo con el respeto debido; un mayor no es nuestro invitado, aunque a veces le podamos colgar el marchamo de invitado de honor. Un mayor, es uno más en el engranaje de nuestra sociedad.

Apartar a un mayor es tan grave como apartar a cualquier otro sujeto. Además ¿por qué un mayor no puede tener proyectos de vida? La ciencia le ofrece esperanza de vida a la vez que la sociedad le niega, le obliga a renunciar a su propósito, a su aspiración vital y necesaria.

Hoy el hombre sabe que va a vivir casi el doble de sus abuelos, que muchos de ellos se mantendrán vivos pasados los ochenta, y que los hijos cuando ya estén rozando las tres décadas abandonarán el hogar de toda la vida dejando a sus padres solos, o en el mejor de los casos con una ayuda domestica, y a esta realidad tenemos que empezar a acostumbrarnos, por lo que es un buen momento para empezar a proporcionar a los hijos las herramientas que necesita para acompañar a sus padres, ayudarles a ser, entregándoles pautas para potenciar su autonomía mental y física.
Si vamos a vivir hasta los cien años, la probabilidad de que casi todos los mayores vayan a tener alzhéimer puede crecer, y pocos serán los hijos que hereden las empresas de sus padres. Tan solo hace cuarenta años en una familia de empresarios, un joven al finalizar a los veintitrés años la carrera y/o el Servicio Militar, sus padres rondaban poco más de cincuenta años, con lo que la probabilidad de hacerse cargo de ella de manera más o menos inmediata era alta. Hoy, un joven va a tener que compartir, esperar más de cuarenta años para heredarla. ¡Va a tener que esperar toda una vida!, con lo que las expectativas y  metas de hoy no pueden ser las mismas.

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