El ocio no se jubila
Nunca es tarde para aprender. Es el momento de retomar las actividades educativas que en el pasado no se pudieron realizar. Centros de Educación Permanente de Adultos, Aulas de Mayores, Casas de Cultura o Centros de Servicios Sociales Municipales desarrollan programas tanto para personas que se encuentran casi en situación de analfabetismo, como para aquellos que abandonaron los estudios primarios y desean conseguir el título de graduado escolar. Por su parte, las llamadas Aulas para Mayores, Aulas de la Experiencia o Universidad de los Mayores, entre otras denominaciones, congregan a más de 23.000 alumnos de entre 50 y 85 años, en programas que duran entre tres y cinco años, y que contemplan materias como historia, ciencia, medioambiente, arte, geografía, literatura, filosofía, nuevas tecnologías, nutrición, idiomas, o economía. En la mayoría de los cursos la formación se complementa con visitas culturales, asistencia a foros, audiciones musicales, obras teatrales, actividades deportivas. ¿El precio? Desde 52 euros por curso.
Una valiosa ayuda para la sociedad.
Desde la Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas de España (UDP), con más de un millón de afiliados y 1.800 asociaciones repartidas por todo el país, reclaman el apoyo a los programas de ocio “productivo”, o lo que es lo mismo, a los programas de voluntariado social, de promoción de asociacionismo, y otros programas que potencian la participación del mayor en la sociedad y que les permiten seguir contribuyendo en su desarrollo.
Desde la Unión Democrática de Jubilados y Pensionistas de España (UDP), con más de un millón de afiliados y 1.800 asociaciones repartidas por todo el país, reclaman el apoyo a los programas de ocio “productivo”, o lo que es lo mismo, a los programas de voluntariado social, de promoción de asociacionismo, y otros programas que potencian la participación del mayor en la sociedad y que les permiten seguir contribuyendo en su desarrollo.
Estas actividades de voluntariado se sitúan a caballo entre las actividades no remuneradas (porque podrían constituir un empleo), las de ocio (porque son elegidas de forma voluntaria y ocupan el tiempo libre después de las obligaciones) y las actividades sociales (fuera del ámbito familiar).
En la actualidad, cada vez son más numerosas las personas de edad que dedican parte de su tiempo libre a labores de voluntariado y participación social. Según los datos más recientes, pertenecientes a la Encuesta de Empleo del Tiempo 2002-2003 (INE, 2004), realizan tareas de voluntariado una de cada cinco personas mayores, con una dedicación media de 1 hora y 37 minutos al día. Muchos de ellos colaboran con Cruz Roja, Cáritas Española, parroquias y ONG, en diversos programas de ayuda a colectivos sociales necesitados. Otros ocupan su tiempo ejerciendo de “voluntarios culturales”, enseñando museos, catedrales, iglesias, castillos y diferentes espacios e instituciones culturales del rico patrimonio histórico-artístico español. Y también hay quienes se dedican al “voluntariado educativo”, enseñando a sus coetáneos informática, artesanías diversas, idiomas, danza, oficios antiguos, cómo hacer crucigramas, etc.
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