martes, 13 de marzo de 2012

EL FRIO EN EL ADULTO MAYOR

La llegada de la ola de frío puede ocasionar diversos problemas de salud en la población en general y especialmente en el colectivo de las personas mayores. Por este motivo, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) apunta una serie de recomendaciones destinadas a este grupo etario que es más susceptible de sufrir problemas debido al descenso térmico, ya que con el envejecimiento se alteran los mecanismos de termorregulación. Fundamentalmente, generan menos calor y tienen mayor facilidad para perderlo ya que se produce una vasoconstricción en respuesta a las bajas temperaturas.

Así, toda la población debería protegerse adecuadamente del frío, pero hay que hacerlo especialmente a partir de los 75 años y a edades inferiores si existen problemas de salud que limiten la movilidad. Y es que, a estas edades, el frío empeora sustancialmente todos los problemas relacionados con el sistema circulatorio (angina de pecho, circulación en piernas, ictus…) y con el sistema respiratorio por el aumento de las infecciones respiratorias. Además, el frío favorece que las plaquetas se agreguen y que la sangre pueda circular “más espesa”, lo que favorece a su vez la aparición de infarto de miocardio o de infarto cerebral. No obstante, uno de los problemas más graves que provocan las bajas temperaturas y que puede conducir a la muerte es la hipotermia. Ésta debe sospecharse en toda persona mayor que tenga la piel fría y que esté más lento tanto física como mentalmente. La SEGG informa que las personas mayores que tienen mayor riesgo de hipotermia son aquellas que viven solas o las que tienen alguna de las siguientes enfermedades: enfermedad de Parkinson, ictus, demencia, algún otro problema de movilidad, desnutrición, alcoholismo, pacientes medicados con sedantes…

Para la SEGG las personas mayores deben tener en cuenta las siguientes recomendaciones para protegerse del frío:

- Realizar una dieta que favorezca la producción de energía calórica: esto se consigue aumentando la ingesta de carbohidratos (arroz, pasta, legumbres) sin olvidar los alimentos con elevado contenido proteico (carnes y pescado azul). No hay que olvidarse de una adecuada ingesta de líquidos (agua, infusiones, zumos), evitando siempre el alcohol.

- La temperatura del domicilio no debe ser inferior a 21ºC: hay que evitar el uso de braseros y estufas que usen butano. Lo más recomendables es usar calefacción eléctrica o radiadores.

- La ropa de invierno ha de ser cómoda para el mayor: es muy importante proteger zonas del cuerpo por donde se pierde gran cantidad de calor (la cabeza se puede perder hasta el 25 por ciento del calor corporal) o que de forma habitual están poco perfundidas como pies y manos.

- Deben mantener la actividad física en invierno, no sólo porque favorece el bienestar en general, sino porque de esta forma se genera calor: eso sí, siempre con precaución.

- Los familiares de las personas mayores deben seguir las recomendaciones en cuanto al frío y llamar y visitar a estos familiares con frecuencia.

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