jueves, 18 de agosto de 2011

PARA EL AMOR NO HAY EDAD




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La  vida sexual en el adulto mayor es un proceso que, aunque en el orden biológico se manifiesta por una disminución genérica del metabolismo, es importante tener en cuenta que aún persisten actitudes retrógradas que son muy similares a las que existían en siglos anteriores y que tienden a rechazar, o en el mejor de los casos ignorar, la existencia de la actividad sexual en estas personas.
Fuente: Astrid  Barnes. Agencia AFP. La Habana
Estas actitudes pueden tener dos explicaciones:
Primera, la incorrecta asociación que se le ha establecido entre sexualidad y reproducción, mediante la cual se considera que sólo es normal la actividad sexual durante la edad reproductiva y, por tanto, los adultos mayores no tienen por qué practicarla.
Segunda, la existencia del prejuicio (viejo=enfermo) es tan fuerte que, en ocasiones, se traslada al personal que atiende a ese grupo de personas.
Existen también criterios (completamente erróneos) que plantean que "la actividad sexual debe desaparecer después de los 60 años por lo que desear o hacer en materia sexual, no es natural, fisiológico, moral, ni socialmente bien visto". De ahí que esta idea de "muerte sexual" se convierta para muchas personas (de ambos sexos) en un factor de ansiedad cuando arriba a la edad madura o ve aproximarse esa etapa de la vida, lo que provoca el comienzo de trastornos en la función sexual de índole psíquica.
Incluso algunos jóvenes se sorprenden y avergüenzan cuando aprecian las ostensibles manifestaciones de cariño de las personas mayores y hasta provocan comentarios agresivos e irónicos como son: "Hay que comportarse de acuerdo con su edad", "Ustedes ya no están para eso", "Eso es de viejo verde..."  Resulta indiscutible que la complejidad de los problemas que generalmente afectan la sexualidad, y al adulto mayor, demandan el concurso de varias disciplinas —Medicina, Psicología, Enfermería y Trabajo Social, entre otras—, a la vez que su solución no precisa solamente del trabajador de la Salud, sino también de la participación de otros sectores de la sociedad.
Tampoco deben olvidarse falsas creencias y mitos que desvalorizan el accionar del adulto mayor como son, entre otros:
1. Con la menopausia concluye la vida sexual
2. Las desviaciones sexuales son más frecuentes en la vejez,
3. Es indecente y de mal gusto que los viejos tengan interés por la sexualidad,
4. Las personas mayores no son sexualmente deseables,
5. La actividad sexual es mala para la salud.
Estudios actuales demuestran que la actividad sexual del adulto mayor está influenciada por un grupo de factores sociales cuyo conocimiento es necesario:
Factor pareja: ésta es la causa que más provoca abstinencia sexual, sobre todo en la mujer, pues muchas personas desaprueban que, tras enviudar, se proceda a la búsqueda de una nueva pareja. Deterioro de la relación matrimonial: este aspecto es uno de los más frecuentes debido a problemas de comunicación y a una cierta monotonía en la relación sexual.
Salud: Algunas enfermedades mentales y físicas pueden influir negativamente en la sexualidad como se consideran afecciones como la diabetes y artrosis, sin que necesariamente sea así. Sexo: es muy común (erróneamente) que la iniciativa sexual de la pareja sea mayormente impuesta por el hombre, situación que minimiza el papel social de la mujer en muchas ocasiones y en algunas sociedades.
Jubilación: Cuando no se está preparado para afrontar este status actúa de forma negativa en las relaciones sexuales de la pareja, así como en otros aspectos.  En las instituciones de Salud de Cuba, en especial, las relacionadas con la Geriatría, se tiene muy en cuenta que el "envejecimiento constituye un proceso biológico, no una enfermedad".
Como en esta etapa de la vida se agudiza el criterio de la realidad, se toma mayor conciencia de lo que puede hacerse sexualmente, por lo que el erotismo está vigorizado (en comparación con el acto sexual propiamente dicho), con una mayor consolidación de la pareja y tiene como único fin dar y recibir placer.   Al mismo tiempo, en el sistema de Salud cubano constituye una máxima lo siguiente: cuanto más preserve una persona su salud durante la juventud —elimine factores nocivos como el tabaquismo, el consumo de bebidas alcohólicas y de medicamentos sin prescripción facultativa—, realice ejercicios físicos y, a la vez, se libere de toda una serie de tabúes o mitos que dificulten su educación en general, llegará a ser, de seguro, un adulto mayor sin inconvenientes funcionales en el aspecto sexual.
El dicho bien conocido en nuestro país de que "Para el amor no hay edad", plantea algo que es real, que se puede amar y ser amado cuando se haya aprendido lo suficiente sobre la materia, gracias a los conocimientos y experiencias adquiridos durante el transcurso de la vida. Por tanto, es posible ingresar y labrar un camino donde pocas veces se añore la juventud, y poder así prolongar la vida. Cuba tiene en la actualidad 1.541 personas que superan los 100 años de edad, y las estadísticas apuntan a que en 2025 podría convertirse en el país más envejecido de América Latina y el mundo. Para ellos no es un problema. Al contrario, han aprendido a sacar provecho a esta realidad, y desde hace ocho años organizan el Seminario Internacional Longevidad Satisfactoria, un encuentro que se está desarrollando en estos día y tiene como objetivo compartir experiencias en torno a un envejecimiento activo y en buenas condiciones .Además de especialistas locales y extranjeros, el grueso de los asistentes lo componen los mismos centenarios, muchos de ellos agrupados en el "Club de los 120 años".  
Institución  que no sólo reúne a centenarios, sino que a personas de todas las edades bajo la filosofía de que se puede llegar a los 120 años sin grandes esfuerzos", cuenta el doctor Eugenio Selman, desde La Habana. Con 80 años, Selman es el presidente de la Asociación Médica del Caribe, creador del Club, organizador del seminario y autor del libro "¿Qué hacer para vivir 120 años?"

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