viernes, 5 de agosto de 2011

DIABETES E HIPERTENCIÓN

La hipertensión y la diabetes son dos enfermedades crónicas y dos de los principales factores de riesgo cardiovascular. Pero además tienden a asociarse con mucha frecuencia y esto no es producto del azar sino que se debe a que existen mecanismos comunes para ambas enfermedades.


¿Qué es la diabetes?

Con el término de diabetes se engloban unas series de situaciones de tipo crónico, caracterizadas por unas cifras de glucosa en sangre superiores a 126 mg/dl, en dos determinaciones distintas.
Las células de nuestro organismo necesitan como fuente de energía para llevar a cabo los procesos vitales un azúcar, la glucosa, proveniente de los alimentos. Esta es transportada por la sangre y para que pueda llegar hasta la célula necesita la acción de una hormona que produce el páncreas, la insulina.


En la diabetes, el páncreas produce poca insulina o hay problemas con su aprovechamiento, en cualquier caso, el resultado es que la glucosa no puede de ser utilizada por la célula y se queda en la sangre.
Por lo tanto, la diabetes es un trastorno general del metabolismo. Que se manifiesta con un aumento anormal de glucosa en sangre (hiperglucemia), de la que puede derivar complicaciones agudas y crónicas si no se compensa adecuadamente.


¿Es frecuente hipertensión y diabetes en la misma persona?

Se ha comprobado que la hipertensión arterial afecta a más del 20% de los individuos de poblaciones industrializada y la diabetes es considerada como la enfermedad endocrina de mayor incidencia entre la población.


La mayoría de las estadísticas señalan que el 3-4% de la población es diabética. La edad de máxima aparición está alrededor de los 60 años, siendo en la tercera edad el porcentaje de entre un 5-10%. En niños la frecuencia es de 1 por cada 500-1000 niños.
En diversos estudios epidemiológicos se ha podido comprobar que aproximadamente entre un 40% y un 60% de los diabéticos padecen hipertensión.
En los diabéticos que necesitan insulina, la hipertensión suele diagnosticarse años después del comienzo de la diabetes, cuando comienza a deteriorarse la función renal. Por el contrario, en la diabetes de la madurez, el diagnostico de hipertensión se suele hacer a la vez o incluso antes que el de diabetes.


¿Cómo se diagnostica la diabetes?

En la mayoría de los casos solo es necesario un simple análisis de sangre para determinar los niveles de glucosa, si bien en otros casos, pueden ser necesarias pruebas más sofisticada para llegar a su diagnóstico como es la curva de glucosa.
Tipos de diabetes

Diabetes mellitus insulindependiente, tipo 1 o infantojuvenil, aparece en general en personas de menos de 30 años. Se produce un déficit importante en la producción de insulina por el páncreas por lo que es necesario administrarla de por vida. El 10-15% de los diabéticos pertenecen a este grupo.
Diabetes mellitus no insulindependiente, tipo II o diabetes del adulto, tiene lugar generalmente en personas de más de 40 años. El páncreas produce insulina pero de una manera insuficiente o hay problemas para su aprovechamiento. Va asociada a menudo a obesidad, hipertensión o alteraciones de las grasas en sangre. Puede o er tratada con dieta solo o con dieta y pastillas antidiabéticas. Es el grupo mayoritario y representa más del 85%.
Diabetes secundaria, puede estar producida por una enfermedad o por una medicación que sea capaz de elevar las cifras de glucosa en sangre, a diferencia de las anteriores cuando desaparece la causa pueden normalizarse las cifras de glucosa y desaparecer la enfermedad.
Diabetes gestacional, se produce durante el embarazo y suele desaparecer después del mismo. Tiene importancia por el efecto que sobre el feto y la fertilidad pude tener, además de la posibilidad de que posteriormente esa madre tenga tendencia a iniciar una diabetes tipo II.


¿Por qué se produce la diabetes?

Lo mismo que ocurre para la hipertensión las causas de la diabetes no están todavía totalmente aclaradas, existen factores de tipo genético y ambientales (tóxicos, virus, sobrealimentación, etc.)
La herencia tiene un importante papel sobre todo en la diabetes del adulto y va asociada a menudo a obesidad, puede ser desencadenada con la sobrealimentación, sedentarismo, gestación etc. En personas que estén predispuestas, mientras que en la diabetes infanto-juvenil son determinados virus o alteraciones del sistema inmune los que pueden dar lugar, en individuos con cierta predisposición, a la aparición de la misma.


¿Qué síntomas tiene un hipertenso diabético?

La diabetes produce en la mayoría de los casos síntomas muy característicos en cambio la hipertensión, no suele dar sintomatología. Por lo que es necesario que todas las personas, especialmente diabéticas se controlen periódicamente las cifras de presión arterial.


Síntomas cardinales de la diabetes:

Aumento del apetito (polifagia), lo que se debe a la falta de utilización de los azucares y su eliminación por la orina. Esto unido a la utilización de las grasas como fuente de energía va a motivar una perdida de pesos y cansancio muy frecuente en estos pacientes.
Aumento de la cantidad de orina, el exceso de azúcar en sangre se elimina por el riñón arrastrando una gran cantidad de agua con lo que aumenta la cantidad y la frecuencia de micción (poliuria).
Sed, la pérdida de agua por la orina hace que el paciente beba mucho (polidipsia) para compensar esta pérdida.
No siempre aparecen todos estos síntomas en el diabético, algunos pacientes solo presentan uno o dos de los síntomas comentados, mientras que en otras ocasiones no se acompaña de ninguna molestia y pude ser que la enfermedad se descubra al cabo del tiempo por la aparición de alguna complicación.


Síntomas secundarios más frecuentes:

Retraso en cicatrización de las heridas.
Picores generalizados o en genitales.
Propensión a infecciones de la piel (forúnculos, panadizos).
Infecciones en las encías.
Alteraciones en la vista.
Dolores y hormigueo en las extremidades.
En los jóvenes y niños, los síntomas suelen ser más claros y llamativos que en los adultos y ancianos, por lo que es frecuente, en estos últimos, que el diagnóstico se haga de una forma casual, al practicarse un análisis rutinario por cualquier otro motivo.


¿Qué consecuencias tiene la diabetes?

A largo plazo:


La diabetes daña las arterias de todo el organismo acelerando su envejecimiento, dando lugar a la aparición de arteriosclerosis, lo que ocasiona un mayor riesgo de sufrir accidentes vasculares cerebrales, infartos de miocardio y lesiones vasculares periféricas con la consiguiente mala cicatrización de las heridas en extremidades inferiores.
El riñón del diabético con el tiempo va deteriorando su función (nefropatía diabética) con riesgo de sufrir insuficiencia renal crónica y acabar en diálisis.
Pérdida de visión por afectación especifica de los ojos (retinopatía diabética).
Afectación del sistema nervioso (neuropatía diabética) debido a la destrucción de la capa de mielina que envuelve al nervio, lo que da lugar a trastornos de la sensibilidad especialmente en miembros inferiores y en el hombre a impotencia sexual.
Lesiones en la piel.
Problemas de fertilidad si la diabetes está mal compensada.


Complicaciones agudas:


Cetoacidosis, es la manifestación clínica de un exceso de glucosa en sangre, que conlleva un riesgo de deshidratación pudiendo terminar en coma diabético.
Hipoglucemia, es la manifestación clínica de un descenso excesivo de glucosa en sangre que puede ser debida, a que la dosis de insulina o antidiabéticos orales sea excesiva, se omita o retrase alguna toma de alimentos, se haga demasiado ejercicio físico o a la combinación de alguna de estas causas. Se manifista por: sudoración, mareo, temblor, debilidad e incluso perdida de consciencia.


¿Qué daño conlleva la asociación hipertensión-diabetes?

La hipertensión arterial empeora y acelera el daño que la diabetes ejerce sobre las arterias, lo que da lugar a que las personas hipertensas y diabéticas sufran con mayor frecuencia que las que únicamente padecen diabetes y mucho más que las sanas, infarto de miocardio, insuficiencia renal, accidentes vasculares cerebrales (trombosis), enfermedad vascular periférica, etc., que incluso puede llegar a ocasionar la muerte del paciente.
Hay que decir que las consecuencias de la diabetes al igual que ocurre con otras enfermedades metabólicas y de la hipertensión pueden ser evitadas o al menos muy atenuadas si se consigue un buen control de la enfermedad.


¿Se puede prevenir la diabetes?

Prevenir la diabetes infantojuvenil o insulindependiente no es fácil, ya que puede venir determinada posiblemente por factores hereditarios y por factores externos como probablemente una agresión vírica.
Pero en la diabetes tipo II o del adulto, donde la genética tiene un papel decisivo también existen una serie de factores desencadenantes muy importantes que son modificables por parte del paciente:
La obesidad y el sedentarismo, en muchas ocasiones el aumento de peso en una etapa de la vida va a poner de manifiesto una diabetes que de no haberse producido no hubiera tenido lugar.
El estrés y la inestabilidad emocional, pueden ayudar a que se manifieste una diabetes
Algunos tratamientos hormonales sin el debido control


¿Se puede curar la hipertensión y la diabetes?

Tanto la hipertensión como la diabetes en general no se pueden curar, aunque mediante el control adecuado de las cifras de glucosa en sangre y de presión arterial se puede evitar o por lo menos retrasar el daño que produce en el organismo.
En un pequeño porcentaje de casos, estas patologías son secundarias a otra enfermedad como el síndrome de Cushing, la ingesta de corticodes en el caso de la diabetes o la presencia de enfermedades renales y vasculares o al consumo de determinadas sustancias como anticonceptivos orales, alcohol a altas dosis o de regaliz en el caso de la hipertensión.
En estos casos, la curación de dichas enfermedades de forma médica o quirúrgica o el cese de la administración de dichas sustancias, se suele acompañar de la desaparición de la patología.


RECOMENDACIONES QUE DEBE SEGUIR EL HIPERTENSO DIABÉTICO

Si usted es un paciente hipertenso y diabético es importante que siga una serie de medidas higiénico-dietéticas generales, que en algunos casos pueden ser suficientes para lograr el control adecuado de la presión arterial y de las cifras de glucosa en sangre, y en otros, al menos van a permitir que las dosis de fármacos antihipertensivos, insulina o antidiabéticos orales que haya que emplear sean mucho menores.


De esta manera conseguimos evitar, retrasar o por lo menos atenuar las complicaciones de las enfermedades y en definitiva, tener una buena calidad de vida presente y futura.


Controle sus cifras de tensión arterial. El objetivo para usted será de 130 mmHg de tensión máxima y 80 mmHg de tensión mínima.


Evite el exceso de peso. Se debe vigilar periódicamente ya que a menudo el paciente diabético es además obeso y se ha comprobado que el exceso de peso se acompaña de una presión arterial más alta, por lo que la reducción del sobrepeso es primordial para el control de estas patologías.


Mantenga una alimentación adecuada. La dieta de una persona diabética es básicamente la dieta equilibrada y sana que debería seguir cualquier persona. La diferencia está en que quien padece la diabetes debe seguirla siempre y teniendo en cuenta algunas limitaciones.


Muchas personas consiguen controlar los niveles de glucosa en sangre con solo seguir unas pautas correctas de alimentación.


Reparta los alimentos a lo largo del día evitando saltarse alguna comida, por lo tanto debe usted comer 6 veces al día (desayuno, media mañana, comida, merienda, cena y al acostarse para evitar una bajada nocturna de azúcar).


Disminuya el consumo de azúcares.


Reduzca el contenido de grasas de origen animal y sustitúyalas por grasas vegetales como el aceite de oliva o por grasas de pescado. Así ayudará a disminuir sus cifras de presión arterial, a y a elevar los niveles de colesterol-HDL "colesterol bueno".


Aumente el contenido de fibra de la dieta lo que hace que la digestión de los alimentos se enlentezca y por lo tanto la absorción de los hidratos de carbono sea más lenta también. Ayudará a un mejor control de la tensión y de peso, favoreciendo así mismo el ritmo intestinal.


Reduzca el consumo de sal de las comidas ya que el exceso de la misma aumenta la tensión arterial, no olvide, la principal fuente de sodio es la sal común pero también muchos de los conservantes que tienen los alimentos prefabricados.


Disminuya el consumo de alcohol. Un consumo excesivo de alcohol se asocia a una mayor incidencia de hipertensión y en el diabético su uso está desaconsejado por la cantidad de calorías "vacías" (que no tienen valor nutritivo) que aporta. Pueden favorecer la aparición de hipoglucemia nocturna. Además, el alcohol es la principal causa de enfermedades hepáticas y cirrosis. Sin embargo, hay alguno estudios que indican que un consumo moderado (nunca mas de 1 ó 2 raciones al día) puede reducir algo el riesgo cardiovascular. Se considera que una ración es una cerveza de 333 cc. o una copa de vino, o unos 40 cc. de cualquier licor.


Haga ejercicio físico. La practica de ejercicio físico moderado y diario provoca un descenso de la glucosa en sangre al ser utilizada por el músculo como fuente de energía por lo que mejora el control glucémico y resulta beneficioso para disminuir la presión arterial, el colesterol y controlar el peso. Recuerde, el corazón es un músculo. Cómo cualquier otro músculo se mantiene fuerte si se realiza ejercicio de forma regular. Lo ideal sería realizar algún tipo de ejercicio físico durante al menos 30 minutos al día. Simplemente, caminar media hora al día sin detenerse es un ejercicio excelente.


No debe fumar en ningún caso. El tabaco aumenta de forma considerable el daño que sobre los vasos ejercen la hipertensión y fundamentalmente la diabetes, agravándolo y acelerándolo de forma muy importante. Cada cigarro que fuma un diabético equivale a 6 en una persona sana en cuanto al riesgo vascular se refiere. La nicotina se considera que es la principal causa de enfermedad cardiaca que es posible modificar. Además de disminuir el riesgo de enfermedades cardiacas y accidente vasculares cerebrales, también va a ganar en salud con respecto a enfermedades pulmonares y cáncer de pulmón, laringe o de vejiga.


Conozca sus cifras de colesterol. El colesterol es un tipo de grasa que se encuentra circulante en la sangre. Los niveles de colesterol HDL o "colesterol bueno" son protectores mientras que los de colesterol LDL o "colesterol malo" si supera los límites de la normalidad se acumula en la pared de las arterias e incluso puede llegar a obstruirlas, con el riesgo de que los eventos cardiacos o cerebrales aumenten.


Cuidado con los ojos. Para prevenir o tratar estas complicaciones deben ser revisados por un oftalmólogo una vez al año.


Cuidado con los pies. Es importante mantener una buena higiene y seguir los consejos del equipo sanitario, una simple herida puede dar lugar a grandes complicaciones.


Procure llevar una vida relajada y tranquila. El estrés provoca que se liberen al torrente circulatorio unas hormonas, las llamadas catecolaminas, que suponen una importante sobrecarga para el corazón, puede contribuir a la elevación de las cifras de presión arterial y glucosa en sangre y aumentar el riesgo de infarto. El estrés se puede manifestar con cefaleas, depresión, ansiedad, palpitaciones, inquietud, cansancio fácil, irritabilidad, tensión muscular, dificultad para concentrarse, alteraciones del sueño Ciertas estrategias de reducción del estrés puede ayudar a prevenirlo. En algunas personas puede ser necesario la ayuda psicológica o psicoterapia.
Autocontrol. Todo diabético debe aprender a conocer y controlar su enfermedad autoanalizándose en casa, pero no tendrá valor alguno si, al mismo tiempo, no realiza correctamente el tratamiento prescrito.


Dosis bajas de ácido acetilsalicílico. La diabetes supone un riesgo aumentado de que la sangre coagule y se formen trombos que impidan el riesgo sanguíneo. La dosis baja de ácido acetilsalicílico recomienda por la Asociación Americana de Diabetes (ADA), disminuye la formación de trombos, disminuyendo el riesgo de ataques cardiacos, trombosis cerebrales y de amputaciones de las piernas. Antes de automedicarse pregunte a su médico.


Errores más frecuentes en el diabético

Los responsables del control de su enfermedad son otros y no USTED mismo.
La anormalidad del peso, colesterol y tensión arterial no son motivos para preocuparse.
Si la enfermedad no presenta síntomas, no existe tal enfermedad.
Cuando cicatrizan sin retraso las heridas la diabetes está bien controlada.
Si no nos han prescrito insulina, no la necesitaremos a lo largo de nuestra vida.
Cuando iniciamos el tratamiento con insulina tiene que ser de por vida, ya no se puede cambiar nuevamente a antidiabéticos orales.
La dieta del diabético debe ser aburrida por obligación.
La fruta no tiene calorías por lo que no es necesario su control.
Para endulzar se puede utilizar la fructosa o el sorbitol, no suben la glucosa.
El fumar no perjudica al diabético más que a cualquier otra persona.

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