Yo ya me siento tierra,
más bien arena,
más bien ola,
más bien palabra,
más bien caricia,
más bien pasión.
Y sin embargo,
ni tan siquiera entiendo todo lo que pasa
fuera y dentro de mi alrededor.
Porque los años son adoquines,
que alicatan los caminos,
que antes fueron hierba y barro,
que antes fueron luz y color.
Yo ya me siento final,
de una vida extraña,
porque me siento extranjero de todo el mundo,
anónimo de mi alma,
oponente máximo de los sentimientos de mi corazón,
un lobo solitario, que espera la llamada del reloj,
mientras el teléfono con su tic tac,
me hace razonar un pasado que no supe administrar,
para un futuro al que no se por donde ir.
Mi pasado está lleno de hermosas heridas,
que en el fondo, las amo, porque son parte de mi.
Mi pasado está lleno de hermosos pasajes,
de bellos momentos,
que nada, ni tan siquiera el tiempo,
me podrá arrebatar.
Cada ápice, cada abrazo, cada beso, cada suspiro,
es y fue una pincelada importante para pintar
el cuadro de mis recuerdos.
Por eso, río y lloró, amo y sueño,
con la misma facilidad, que una pluma
es llevada por la brisa del viento,
hacia ninguna parte, hacia ningún lugar.
Es bello saber que los recuerdos de uno,
pueden y deben fortalecer el alma,
para mirar siempre de subsanar los errores del pasado.
autor: Fco. Peiró Gimenez
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