Es una nota publicada por el Diario La Republica
Recuerde: ANTE CUALQUIER DUDA CONSULTE A SU MEDICO
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Dicen que los insectos combaten enfermedades terminales. Una terapia que capta adherentes en el país, pero que no cuenta con sustento científico.
Ingerir insectos vivos no es precisamente una costumbre argentina. Sin embargo, un informe reveló que en la actualidad hay alrededor de 150 mil personas en todo el país que ingieren un tipo de escarabajo, popularmente llamado “gorgojo”, que promete calmar los dolores y aliviar distintas patologías crónicas. Corrientes no es la excepción, ya que aquí no sólo se consumen sino también algunos se animan a criarlos.
Actualmente, existe una cadena solidaria en el país que promueve, a través de Internet, la ingesta de estos insectos –que se pueden adquirir gratis– para aliviar enfermedades que van desde la artritis, pasando por la psoriasis, hasta el cáncer y el sida.
Estos coleópteros, científicamente llamados tenebriónidos, forman parte de una terapia complementaria que no cuenta con sustento científico hasta el momento.
La coleopterapia nació, hace varios años, de manos de una analista de sistemas misionero, Rubén Dieminguer, quien hoy lleva adelante la Fundación Avanzar –en la ciudad de Oberá– y fundó la Cadena del Gorgojo.
Esta terapia tan poco convencional exige que los gorgojos –que miden cinco milímetros– se consuman vivos, sin morderlos, con agua o mezclados con yogur, leche, miel, helados, gelatina o dentro de cápsulas vacías que se consiguen en droguerías o farmacias. “Todavía no tiene bases científicas. Pero no es un tratamiento, es una terapia complementaria al tratamiento médico, por eso nadie tiene que dejar de lado la medicación tradicional”, explicó en un reportaje el misionero Dieminguer.
Según la hipótesis empírica de Dieminguer, el insecto libera en el organismo un líquido que debe ser llamado “coleotoxina”, que estimula el sistema inmunológico, pero no actúa sobre la enfermedad. Por eso acuden a esta terapia personas que sufren artrosis, asma, diabetes, Parkinson, psoriasis, distintos tipos de cáncer e incluso sida, con el fin de disminuir los dolores.
Sin embargo, el tratamiento tan popularizado en estos tiempos no cayó bien entre los profesionales de la medicina. En varias consultas de este medio, la respuesta fue siempre la misma. Mientras no haya una confirmación científica no se avala la terapia.
“Usted me debe estar cargando”, se asombró el director médico de la Fundación Huésped, Pedro Cahn, al ser consultado sobre su uso contra el sida en un artículo publicado por el diario La Nación.
“Este asunto no resiste el menor análisis”, agregó con vehemencia, antes de dejar muy en claro que los tratamientos “hay que ensayarlos y someterlos a prueba”.
Por su parte, en una entrevista la presidenta de la Asociación Argentina de Médicos Naturistas, Elba Albertinazzi, insistió en que “en la medicina no hay magia”.
Si bien dejó lugar a la posibilidad de que la ingesta de los bichitos “estimule el sistema inmunológico” –hecho que aún carece de comprobación científica–, Albertinazzi consideró imprescindible que los pacientes “no se enganchen con acciones complementarias y abandonen el tratamiento médico”.
En tanto, el investigador en oncología Roberto Bitton, del Hospital de Clínicas, le restó toda seriedad al tratamiento. “Cuando no hay demasiado que hacer, la gente recurre a cualquier cosa –opinó–. La mayoría de estas terapias se populariza de boca en boca.”
Bitton comentó, además, que dos de sus pacientes ingerían los bichitos y “no les sirvió para nada”.
En diálogo con La República, Flora de Picchio expresó que desde su experiencia los resultados de quienes consumieron fue buena.
“Una amiga de Sáenz Peña, me regalo los gorgojos y me anime a participar de la cadena. Los crié y se los regale a cuanta persona me lo solicitaba. Cerca de 20 personas en su mayoría mujeres con cáncer de útero y mamas lo consumieron”.
En cuanto a los resultados, dijo que no fueron sanadas, pero sí ayudo a reducir el tumor y en otros casos a frenarlos.
A su vez, José Margalot, que padece cáncer de próstata, se animó a combatir la enfermedad. Explicó que consume gorgojos desde hace seis meses y que sirvió para achicar el tumor.
Existen opiniones divergentes acerca del tratamiento, pero si de milagros se trata, no queda más que recurrir a la fe. Distintas personas son sanadas de enfermedades terminales, aún cuando la medicina ya no puede hacer nada y es donde aparece la figura de un Dios todopoderoso capaz de refutar cualquier enfermedad.
El debate está abierto. Cada uno tiene la potestad de elegir qué camino tomar para aliviar el dolor y, al parecer, los gorgojos piensan dar batalla para ganar adherentes.
Los insectos correctos
Los insectos correctos son los Palembus que son más delgados y estilizados que los Alphitobius, que son más robustos y redondeados. Pero particularmente tienen diferente comportamiento. Los Palembus son de movimientos más suaves; en cambio, los Alphitobius corren por todos lados.
Al poner pan de salvado, inmediatamente los Palembus suben en él y lo consumen, los Alphitobius no.
Los Palembus suelen tener las antenas con una tendencia a ser perpendiculares al cuerpo. En cambio, el Alphitobius las tiene apuntando hacia adelante.
Los Palembus suelen “hociquear”, esto es, levantan y bajan la cabeza como si olfatearan; los Alphitobius, no.
Las larvas de los Palembus se mueven despacio y son de un color dorado. Los Alphitobius son oscuros tirando a negro y se mueven con increíble velocidad.
Los Alphitobius suelen encontrarse en los criaderos de gallinas, en las heces.
Los Palembus sólo se crían en cautiverio, es muy difícil encontrarlos en la naturaleza.
La historia
De acuerdo con una investigación, este asombroso animalito es de procedencia china. Allí desde tiempos muy remotos se lo usa en variados tratamientos para combatir diversas enfermedades, principalmente el asma. No se tienen noticias de resultados de estudios o de aplicaciones en medicamentos de laboratorio, pero sí existen testimonios de su uso en tratamientos de enfermedades respiratorias de acuerdo con la investigación. En 1991, el animal habría llegado a la Argentina cuya colonia original fue importada desde Alemania. Con el tiempo se gestó una cadena solidaria para que ningún necesitado de ellos quede sin recibirlos.
El animal y un controvertido tratamiento
La forma del gorgojo sanador es oblonga y aplanada; la cabeza es prognata, tiene ojos compuestos y fuertes mandíbulas, lo que caracteriza a estos trituradores.
Un consumidor de gorgojos manifestó que para poder comenzar el tratamiento el primer escollo a superar es el temor o la “impresión” que representa comer un insecto vivo. Consumir los gorgojos vivos, sin siquiera masticarlos es la clave del tratamiento.
Al comerlos así se garantiza que los gorgojos mueran en el estómago al ser atacados por los fluidos gástricos; al morir liberan una toxina que es la que ayuda al organismo a recuperar ciertas defensas en la lucha contra la enfermedad.
El tratamiento se basa en el consumo de insectos de forma creciente iniciando la cuenta en uno y llegando al 70 en el día 70 del tratamiento. A partir de allí comienza la cuenta descendiente hasta llegar a uno completando un ciclo de 140 día y con un consumo total de 4.900 gorgojos.
De acuerdo con lo explicado, el sistema de la cuenta descendiente es que la dosificación debe disminuirse paulatinamente para asegurar una desintoxicación del organismo y evitar que la quita repentina de la toxina produzca desequilibrios en el organismo.
Una controvertida terapia que capta adherentes.
Presentado como una cadena solidaria y un tratamiento de medicina complementaria, la coleopterapia va por estos días ganando espacio y cautivando la atención de muchos. Tanto que hasta un puntano editó un libro que lleva por título Gorgojos sanadores, y de boca en boca se transmiten los “resultados sorprendentes” de esta esperanza.
Con un especial hincapié en recomendar que quienes se dispongan a este tratamiento deben seguir asesorados por su médico, aquellos que practican la coleopterapia dicen que “no sustituye la medicina tradicional, la complementa, es de carácter solidario y gratuito y no es medicina alternativa”.
Por su parte, los médicos no atreven a manifestarse a favor ni en contra, pero sí recomiendan que de ninguna manera se abandonen los tratamientos científicos.
Para quienes consumen los coleópteros productores de toxinas, de la familia de los Tenebrios, sus efectos son notables para tratar dolencias de diferentes tipos y orígenes, en mayor medida se lo está utilizando en casos de cáncer. La terapia hace referencia al tratamiento por ingestión o consumo del coleóptero Palembus (=Ulomoides) Dermestoides, vulgarmente conocido como “gorgojo”. El término fue acuñado por Rubén Dieminger para hacer referencia a una terapia complementaria en su sitio web la “cadena del gorgojo” y su libro Coleopterapia, el Palembus Dermestoides, una esperanza de vida para los enfermos de cáncer. La principal característica de este tratamiento se fundamenta en dos aspectos: es gratuito y complementario; “apoya la medicina tradicional y no la sustituye”, se encargan de especificar quienes forman parte de la cadena.
En tanto, los efectos colaterales que se conocen hasta el momento –según informó el creador de la cadena solidaria– son diarrea, pirosis (picazón en la piel) y malestar estomacal. Pero dicen que todos “se han dado en baja proporción”.
1 comentario:
Pues estimado amigo los medicos no se atreven a manifestarse ni a favor ni en contra porque: a favor no pueden estar al no ser algo aceptado cientificamente y en contra no se animan porque saben que funciona y lo peor que le puede pasar a un medico es el RIDICULO de ser un ignorante luego de tantos años de estudios.
pues esta "TONTERIA" de los insectos ha puesto en duda si realmente son personas de bien o solamente son comerciantes de la enfermedad, ya que con todos sus conocimientos deberian tener pacientes SANOS y vivir de la salud, pero viven de la Enfermedad, por ende es utópico pensar que te curaran, ya que atenta contra el negocio.
Si bien conozco muy pocos médicos que merecen mi respeto, solo dos o tres, y conozco 360 por mi actividad en un círculo médico.
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