sábado, 5 de diciembre de 2009

PASAR LA NAVIDADSIN EL SER QUERIDO

Sabemos que la muerte es un hecho inevitable, pero en la mayoría de las ocasiones nunca se está lo suficientemente preparado como para poder afrontar, y luego superar, la muerte de un ser querido.

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En especial porque no solo se pierde a esa persona físicamente, sino todo lo que nos unía a esa persona, el papel que ocupábamos en su vida y el que, sobretodo, ella ocupaba en la nuestra.

Muchos expertos psicológos defienden que existen una serie de etapas en el duelo por las que suelen pasar la mayoría de las personas, existiendo a su vez UNA SERIE DE PROCESOS O FACES DEL DUELO

Se puede pasar de la negación a la culpabilidad, de la aceptación a la identificación propia con la persona fallecida, pero lo que nunca se puede evitar es sentirnos VACIOS TRISTESorque ese ser querido ya no se encuentra a nuestro lado.

Estos sentimientos se acrecentan aún mucho más en Navidades, una época familiar que tradicionalmente ha sido defendida como una celebración religiosa y espiritual en la que todos debemos ser felices y mantenernos unidos.

Si bien estas cuestiones se han ido perdiendo poco a poco con el paso de los años y, sobretodo, con la llegada de nuevas generaciones poblacionales, es normal sentir algo de tristeza en estas fiestas, porque en momentos pasados las vivimos –felices- con aquellos familiares o seres queridos que ya no están.

Sentimos que la NAVIDAD ya no es la misma porque esas personas ya no están, pero se nos olvida una cosa: la Navidad puede seguir siendo vivida con alegría y con felicidad, si la tomamos como otro momento más en nuestras vidas, como otra época más del año, en la que se reúne la familia y en la que hacemos regalos.

Durante el PROCESO DE DUELO, muchos especialistas y terapeutas recomiendan que una de las mejores formas de superar la muerte de un ser querido es la de aceptar que esa persona ya no se encuentra físicamente entre nosotros, pero eso no impide que espiritualmente sí siga estando, en nuestro corazón, en nuestro pensamiento, y en nuestros quehaceres diarios.

Seguro que tenemos bellos motivos por lo que sonreír cada día, y seguro que no tenemos por qué pasar solos las NAVIDADES: familia, amigos, compañeros… Todos ellos pueden ayudarnos en esos momentos que creemos difíciles. Pero, sobretodo, nos ayudarán a mostrar la mejor de nuestras sonrisas.

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