jueves, 13 de octubre de 2011

UNA CARTA PARA LEER

A los invisibles


No quiero volverme invisible, obsoleto, insensible, un estorbo. Por más que arrastre con elegancia los pies , me terminaran viendo y tratando como a cualquier anciano. No tengo Alzhéimer, ni he perdido la memoria -al menos eso creo- pero es que es tan intrascendental y trivial  lo cotidiano, como la fecha presente o de las efemérides. No acuso a nadie de ladrón, ni creo que los fantasmas lo sean, pero ¿quién desmanteló nuestros recuerdos o que se hicieron los objetos familiares, que sólo tenían valor para nosotros? Lo mejor es no preguntar y olvidar; extraña costumbre en la familia.
Escribo para distraerme con buenos textos, más ahora que se escribe tanta basura. Escribo versos para que el alma nos olvide de soñar, ni de añorar; para qué se aferre con todas sus fuerzas a las ilusiones que aún me motivan. Me siento obsoleto e improductivo, escribiendo sólo versos, como lo hacemos los caminantes hacia el olvido.

Me siento como un mendigo, sugiriendo cosas o un dinero que necesito de vez en cuando, porque los adultos mayores también necesitamos de cosas. Más que construir para el futuro, aprendimos a ahorrar y a invertir para asegurar un bienestar, que ahora apenas se disfruta a medias; todo lo que amamos y que con un profundo amor y esfuerzo conquistamos, pronto será basura para la segunda y tercera generación.
¿Será por eso, que cada día necesitamos de menos cosas? ¿Será que existen espíritus burlones o fantasmas, que se roban nuestras cosas y hasta nuestros sueños? ¿Será que el amor no es más que un fugaz beso o esa llamada que se conforma con saber, que aún estamos vivos? ¿Será que los amantes de las palabras, escribimos para tener voz, cuando nadie nos escuche o simplemente se consideren necias, todos nuestros versos? ¿Será que ya casi tengo edad para iniciar el curso, del cómo aprender a ser un bondadoso mascador de aire e invisible? ¿Será que el escribir es una forma de persistir y hacernos sentir como útiles o que simplemente, aún estamos vivos? ¿Será que si aprendo a escribir bien, me entierran con las patas hacia adelante o de pie, como se burlaba mi padre? ¿Será que él extrañaba, más caricias mías? ¿Será que si le regalé el amor y el tiempo suficiente? ¿Será que si fui un buen caminante o compañero de su camino? ¿En qué pensaba cuando miraba hacia el vacio y actuaba como su hermano, el que era feliz jugando al hombre invisible? ¿Será que una enfermera geriátrica, sólo evita que nos barran como basura a los invisibles? ¿Será que todo se nos enfría en las manos, porque les falta calor a las manos, que nos preparan o hacen las cosas? ¿Como algo para que comprendan, que mientras lata un corazón, aún no es un corazón muerto?
Ahora sólo les pregunto cómo les fue, porque es más importante sacar a hacer ejercicio a la mascota de los niños o simplemente dicen que el día está frío, que es mejor que me traigan algo, siendo que todo lo que  necesito es viento fresco y paisaje.
Soy feliz hablando con mis palabras y enseñándoles a volar como palomas mensajeras, para que mañana me traigan tantas cartas de regreso, que no tenga tiempo de tomar conciencia, que ahora soy un jurásico gocetas o un Peter Pan viejo-verde.
Me siento orgulloso de ver como exitosos abanderados a mis hijos y saber que nuestros nietos, serán lo que llamamos: niños afortunados. No me aterra la muerte, porque hay muertes hermosas; quizás por eso no pacto con el diablo, un poemario al estilo de las mil y una noches.
El desarrollar un proyecto. Es el gran proyecto de vida, en donde resumí mis sueños y experiencias; me aterra su no aceptación a pesar que prácticamente lo regalo, que me costó muchos años y millones. ¿Será que lo consideran, la obra absurda de un loco bipolar o la necedad de un viejo loco? ¿Será que nunca supe incorporarme o simplemente, ya no formo parte de los nuevos tiempos?
Es irónico que de mi niñez sólo sobrevivan, unas pocas fotografías amarillas y muchos recuerdos ¡todos sepiados!
¿Será que ya es hora que aprenda callar, para que no hable más tonterías? Observo con la mente a mis seres queridos y me gustaría preguntarles,  si ya es hora de hacerme a un lado, para no fastidiarlos.
¿Será con ordenador terminará siendo, el mejor amigo de los adultos mayores, invisibles?

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