Un estudio confirma que ambos comparten la misma idea respecto al valor de la familia y una mayor necesidad de solidaridad
Los abuelos se encargan a menudo del cuidado de los nietos. Comparten con ellos demasiado tiempo y, según confirma un nuevo estudio, también ciertos pensamientos relacionados con la familia y la solidaridad. Para unos y otros, los allegados son el principal referente y punto de apoyo, por encima de la salud, los amigos y el dinero.
Los abuelos son los principales cuidadores de los nietos.
Numerosos padres les encargan su vigilancia, en sustitución de las guarderías o como complemento a éstas hasta el final de la jornada laboral. Sobre todo en vacaciones, comparten demasiado tiempo de juegos y cuidados. Por este motivo, es habitual que la relación con los abuelos sea satisfactoria para los menores. Con ellos viven su rutina diaria y a ellos les cuentan a menudo sus preocupaciones.
La Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz ha realizado un estudio intergeneracional en el que ha entrevistado a 1.000 nietos y abuelos. Su intención ha sido analizar las coincidencias y divergencias en intereses, valores y estilos de vida. A ambos grupos se les hicieron las mismas preguntas "para comprobar hasta qué punto los años separan a los mayores y más pequeños de la familia".
Todos los menores entrevistados (496) tenían entre 12 y 17 años -y el consentimiento de los padres para participar en la investigación-, mientras que los mayores (504) habían cumplido de 60 a 75 años. Sin embargo, a pesar de la diferencia de edad, las respuestas fueron similares.
Familia y solidaridad
Sobre la familia, todos opinaron que es el principal referente y punto de apoyo, el principal factor de felicidad. Se valora más a este núcleo que la salud, los amigos o el dinero. Las diferencias, destacan las conclusiones, se dan en el segundo factor de felicidad. Los mayores se decantan por la salud y los menores, por los amigos.
Con ellos pasan la mayor parte de su tiempo libre, mientras que los mayores prefieren compartir los ratos de ocio con la familia. Los deportes, las compras o las aficiones son otras actividades que ocupan su tiempo, aunque coinciden en el factor de la vida diaria que menos les gusta: las tareas domésticas.
La solidaridad es otro aspecto común a ambos. Defienden la paz y apuestan por un mundo más solidario, aunque el camino para conseguirlo les parece diferente. Mientras los abuelos creen necesario un mayor respeto a las personas, los nietos otorgan una gran importancia a la mejora del medio ambiente.
Relaciones intergeneracionales
Mayores y jóvenes deberían pasar más tiempo juntos para conocerse y comprenderse. Cada vez más, se aboga por crear espacios comunes de encuentro, sin necesidad de que haya lazos familiares, para que unos y otros destierren ciertos mitos que en poco favorecen su relación. En los últimos años, determinados programas han impulsado la asistencia de mayores a colegios para contar a los alumnos sus recuerdos de infancia o instruir a los jóvenes en determinados valores.
En Europa se han creado centros intergeneracionales para promocionar el envejecimiento activo y facilitar el contacto entre personas de diferentes edades. Los beneficios son para ambos. Los mayores sienten que contribuyen a la educación de los jóvenes y éstos, a la vez, mejoran su desarrollo personal y social, su percepción de las personas mayores y reducen los posibles problemas de comportamiento.
Los abuelos se encargan a menudo del cuidado de los nietos. Comparten con ellos demasiado tiempo y, según confirma un nuevo estudio, también ciertos pensamientos relacionados con la familia y la solidaridad. Para unos y otros, los allegados son el principal referente y punto de apoyo, por encima de la salud, los amigos y el dinero.
Los abuelos son los principales cuidadores de los nietos.
Numerosos padres les encargan su vigilancia, en sustitución de las guarderías o como complemento a éstas hasta el final de la jornada laboral. Sobre todo en vacaciones, comparten demasiado tiempo de juegos y cuidados. Por este motivo, es habitual que la relación con los abuelos sea satisfactoria para los menores. Con ellos viven su rutina diaria y a ellos les cuentan a menudo sus preocupaciones.
La Asociación Edad Dorada Mensajeros de la Paz ha realizado un estudio intergeneracional en el que ha entrevistado a 1.000 nietos y abuelos. Su intención ha sido analizar las coincidencias y divergencias en intereses, valores y estilos de vida. A ambos grupos se les hicieron las mismas preguntas "para comprobar hasta qué punto los años separan a los mayores y más pequeños de la familia".
Todos los menores entrevistados (496) tenían entre 12 y 17 años -y el consentimiento de los padres para participar en la investigación-, mientras que los mayores (504) habían cumplido de 60 a 75 años. Sin embargo, a pesar de la diferencia de edad, las respuestas fueron similares.
Familia y solidaridad
Sobre la familia, todos opinaron que es el principal referente y punto de apoyo, el principal factor de felicidad. Se valora más a este núcleo que la salud, los amigos o el dinero. Las diferencias, destacan las conclusiones, se dan en el segundo factor de felicidad. Los mayores se decantan por la salud y los menores, por los amigos.
Con ellos pasan la mayor parte de su tiempo libre, mientras que los mayores prefieren compartir los ratos de ocio con la familia. Los deportes, las compras o las aficiones son otras actividades que ocupan su tiempo, aunque coinciden en el factor de la vida diaria que menos les gusta: las tareas domésticas.
La solidaridad es otro aspecto común a ambos. Defienden la paz y apuestan por un mundo más solidario, aunque el camino para conseguirlo les parece diferente. Mientras los abuelos creen necesario un mayor respeto a las personas, los nietos otorgan una gran importancia a la mejora del medio ambiente.
Relaciones intergeneracionales
Mayores y jóvenes deberían pasar más tiempo juntos para conocerse y comprenderse. Cada vez más, se aboga por crear espacios comunes de encuentro, sin necesidad de que haya lazos familiares, para que unos y otros destierren ciertos mitos que en poco favorecen su relación. En los últimos años, determinados programas han impulsado la asistencia de mayores a colegios para contar a los alumnos sus recuerdos de infancia o instruir a los jóvenes en determinados valores.
En Europa se han creado centros intergeneracionales para promocionar el envejecimiento activo y facilitar el contacto entre personas de diferentes edades. Los beneficios son para ambos. Los mayores sienten que contribuyen a la educación de los jóvenes y éstos, a la vez, mejoran su desarrollo personal y social, su percepción de las personas mayores y reducen los posibles problemas de comportamiento.
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