No me veo en un mundo sin estar rodeado de consolas, mp4, portatiles, hoy día casi nadie camina ya por la calle sin un celular posiblemente ni nos imaginamos lo que aún esté por llegar. Pero yo recuerdo los días en aquellas cocinas hogareñas cuando despues de cenar charlaban Abuelos y Abuelas sus cosas vividas mucho tiempo atras, tanto que perdian la cuenta, pues eran de sus años mozos y no estaban sus molleras para precisar muy de fijo. Contaban cosas gratas, historias verdaderas, parecian todos amigos. Y uno, con la cara iluminada, trataba de trasladarse a aquella epoca e imaginarse aquel mundo tan sencillo en los que el medico, el boticario o el maestro no solian tener mas ciencia, que la de un humilde librillo. Asi oia yo contar en la cocina hogareña y casi con lagrimas, a los viejos y a las viejas añadir que habia mejor fe en esa pasada epoca, aunque siempre habia algun riquillo que se llevaba mas de una queja. Solian contar que al atardecer, un paseo era como un fin de fiesta, eran paseos por caminos viejos, todos alegres y cuando el sol empezaba a ocultar sus candelas, vuelta al pueblo y muy tempranito a la cama para que antes de que amanezca, disponerse a comenzar con las cotidianas tareas. He pensado mucho en aquellas costumbres, ahora que vivimos en esta sociedad de fieras consumistas y trato a veces de luchar contra estos trastos electronicos y como queriendo enseñar de buena escuela y solo por dar pequeños momentos de otras maneras, a veces he conseguido ver en mis hijos aquella cara iluminada que en las largas noches de invierno y al calor de la candela, los viejos y las viejas me proporcionaban
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