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Aún a finales de los años 50 era imposible pensar que una mujer se tiñera el cabello con luces multicolores, recurriera a cirugías para esculpir rostro o cuerpo y buscara cosméticos con efectos terapéuticos y, además, con filtro solar. ¿Qué hacían para lucir hermosas, y cómo surgió el concepto actual de belleza?
Hace 90 años, más que la física, se apreciaba y valoraba la belleza moral.
Para lograrlo, recurrían a la deshidratación: tomaban sales de Carisbad, un laxante suave, disuelto en agua y, en seguida, un sorbo de café (para evitar las náuseas); el "tratamiento" continuaba de este modo: se tomaba un vaso de agua una hora más tarde y al día siguiente se desayunaba té y dos galletas. Se evitaba beber agua hasta la noche. Los purgantes y frutas ácidas eran otras opciones para bajar de peso.
Entre los consejos de belleza de la época figuraba cepillarse los dientes una vez al día y lavarse la cara cada semana.
Las uñas largas eran consideradas de mal gusto; recortarlas en forma de almendra era lo correcto y lo que estaba de moda.
El cabello se arreglaba recogiéndolo en moños altos detrás de la cabeza, cuidando de cubrir las orejas.
Las peinetas eran el accesorio en tendencia.
En esta década reinaban las figuras provocativas de Marlene Dietrich y Greta Garbo.
Los peinados eran moldeados con rulos. También solían hacerse ondas ligeras que se peinaban con raya de lado.
En las Olimpiadas de 1936, en Berlín, se puso de moda un peinado característico: el cabello se doblaba hacia arriba formando un bucle.
El rubio se volvió popular en melenas semilargas y onduladas.
En cuanto al maquillaje, las bases eran claras, uno o dos tonos más que el natural. No se hacían correcciones de volumen sino que se respetaba la estructura del rostro. Los polvos se convirtieron en el arma para fijar los cosméticos.
Los ojos se delineaban, en la parte superior, con una línea de colores negro y marrón que se ensanchaba ligeramente en la parte central. Esta línea descendente daba un aspecto triste para imitar a las divas del cine.
Los efectos de la Segunda Guerra Mundial y la Guerra Fría impactaron todos los ámbitos.
En 1942 se detuvo la producción de cosméticos y la moral de las mujeres se desplomó, evidenciando que se habían convertido en una necesidad básica.
Se impuso, pues, un estilo sencillo: el cabello descuidado, por la falta de peluquería, se llevaba recogido y oculto bajo pañoletas.
En la mente de los soldados estaban las divas Rita Hayworth y Lauren Bacall, consideradas el nuevo patrón de belleza, cuya imagen no tenía artificios aparentes; podían seducir con el encanto de una sonrisa.
El glamour y la voluptuosidad se adueñaron de esta década. Se impuso la silueta de cintura muy estrecha, mucho volumen en pecho y cadera.
Para lograrla, el cuerpo se apretaba con fajas elásticas y sostenes que empujaban el busto hacia adelante.
En 1952, Camille Javal, una francesita rubia de ojos azules y modelo de escaso éxito, llegó al cine y cambió su nombre por el de Brigitte Bardot; su expresiva mirada, piernas torneadas y busto grande volvieron loco al mundo.
Ese mismo año se realizó el primer certamen de belleza Miss Universo, como parte de la campaña publicitaria de una reconocida compañía de trajes de baño.
Eran los tiempos en que Marilyn Monroe y la italiana Sophia Loren, se convertían en prototipos de belleza y sensualidad.
El maquillaje de la época llevaba tonos intensos: azul turquesa en ojos y naranja en labios. Los pómulos siempre tenían color.
El cabello iba suelto y ligeramente rizado; muy tieso, debido a la laca.
En esta década le llegó el turno a la extravagancia y la sicodelia. En cuando al maquillaje, imperaba el "Mod look": ojos delineados con gruesas líneas rectas; cabello corto o con estilos geométricos, aunque había quienes lo lucían largo, apoyadas en postizos. Todos los colores estaban permitidos.
Nació en este tiempo el "fenómeno Twiggy", una modelo inglesa que impuso la delgadez extrema. Su popularidad fue un hecho clave en el incremento de lo que más adelante conoceríamos como trastornos alimenticios. A ella se debió también el uso de gruesas capas de rimel en las pestañas superiores e inferiores.
Las hippies imponían el cabello largo y lacio, adornado con flores, y la cara casi sin maquillaje, que muchas imitaron aún sin pertenecer al movimiento.
Sin importar la edad, todas querían lucir como Lolitas (la heroína de la novela de Nabokov): descaradas y seductoras.
Era el tiempo de la vida nocturna. El arreglo para las damas estaba lleno de brillos y peinados muy llamativos.
Las melenas voluminosas se imponían. El estilo Farrah Fawcett, con su famoso corte en capas, era un éxito. Gracias a modelos como Brooke Shields y Margaux Hemingway, las cejas se llevaban gruesas.
Regresaba la moda del pecho generoso y con ella llegaron los implantes mamarios. Los glúteos eran importantes, así que se usaban tacones muy altos para aumentar la curvatura lumbar y marcar la zona.
Top models y gimnasios
Comenzó el cuidado del cutis con cremas antisolares y antiarrugas. Nació la llamada "Generación salud", caracterizada por el incremento del ejercicio físico, y proliferaron los gimnasios.
Para lograr un cuerpo atlético se recurre desde entonces a la actividad física y dietas equilibradas bajas en grasa, aunque también aparecieron los anabólicos.
Los salones de belleza se llenan de mujeres que se tiñen de rubio. El peinado ideal es un corte largo, apenas rizado. Según las estadísticas, las cirugías estéticas aumentaron en un 63%.
De entonces a la fecha, los mayores avances en el campo de la belleza son:
Nuevo siglo
Se reconocen las bondades de productos que anteriormente no se hubieran tomado en cuenta para la belleza como el vino o el chocolate.
Los laboratorios no cesan sus investigaciones. Nace la Cosmecéutica o Cosmética Farmacológica, una nueva categoría de la industria estética mundial que involucra los tratamientos con alto contenido de principios activos y de gran efecto terapéutico.
Asimismo, se habla de la Cosmética ADN, la cual trabaja directamente sobre la célula, para frenar el paso del tiempo.
Los hombres también quieren lucir bien
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