miércoles, 28 de abril de 2010

COMO SE SIENTE EL ADULTO MAYOR

Manuel Alberto Gerardo cumplió 60 años, su condición oficial o civil cambió de adulto a adulto mayor -eufemismo por viejo el vocablo opuesto a niño- repentinamente llega a su cabecita esa situación, analiza, compara el anteayer con el hoy, respira hondo mueve brazos y piernas, decide atacar nuevamente la solución de un sudoku que hace algunos días se le fue en collera, lo resuelve, ahora como ya lo tenía masticado fue facilísimo, analiza sus condiciones de macho recio, el antes fue mejor pero el ahora no está mal. Definitivamente no hay cambios, no se siente adulto mayor.

Manuel Alberto Gerardo no se “siente” porque adulto mayor es un estado y no un sentir. Ese estado acéptelo o no, quiéralo o no, está condicionado por sesenta años de uso de arterias, venas, corazón, riñones, aparato digestivo, músculos, articulaciones, hay capacidades perdidas, le cito una en la que nadie repara, cuando niño Manuel Alberto Gerardo, al igual que la más delicada de las plantitas, creció y creció, traía dentro de si, tal como las plantitas, la capacidad de vencer el peso de la atmósfera, si, ese aire que tenemos encima pesa, generalizando, un kilo por centímetro cuadrado,y que la flor producto de la plantita resistió apenas cuatro o cinco días y se dobló y que a nosotros, los viejos nos obliga a buscar donde sentarnos. El desgaste, el deterioro físico y la pérdida de capacidades están, en diferentes proporciones, en todos los seres vivos. Los racionales, una disgresión, racionales mi perro y mi gata, nunca hacen nada que los perjudique así que lo de racional será cambiado por: Los humanos disponemos de recursos para, en esta etapa mayor, retardar la aparición y el avance de los procesos degenerativos, lógicamente estos recursos deben ser conocidos, aceptados y utilizados, en buenas cuentas someterse a disciplinas de salud.

Carmen Rosa Margarita de las Nieves, mujer de Manuel, viene de conversar con su amiga de toda la vida,

Luzmira -Me pasa, Carmelita, que Rubén tiene que operarse de una cadera o ir a dar a la silla de ruedas, antes de operarlo tienen que bajarle la presión, la glicemia y el colesterol, ¿Cuándo voy a hacer entender a este burro que le haga caso a la dietista y al médico? Alega que lo quieren matar de hambre comiendo puro pasto sin sal, que me lo coma yo y le cocine las chuletitas de chancho que trajo y se las sirva con un purecito, las papas no son carne.

Carmen piensa, Rubén apenas tiene seis años más que Manuel y tan re mal que está, dice -Lucecita tú tienes hijos bien puestos, que lo lleven a otros médicos.

-Lo han llevado dos veces a Santiago a una clínica jaibona, vuelve con más hambre exigiendo que le hagan la cazuelita de chancho que se habría comido en Santiago y no lo dejaron.

-Gracias a Dios que con Manuel no tengo esos problemas, él se siente como de quince y siempre hemos comido sanito, pensando en el alimento y no el paladar pero, Lucecita linda, tenemos problemas con la hermana de él, Mercedes mi cuñada, en el Centro de Madres, se come media docena de sopaipillas con el tesito y sigue con unas cuatro pasadas. Ya en el Poli le encontraron el colesterol muy alto.

-¿Ella es mayor que Manuel?

-Sólo tres años. El hijo y las dos hijas se fueron de Rancagua y poco se preocupan de ella, sólo nos tiene a nosotros y como vivimos cerca nos vemos casi a diario. Pareciera que comer en exceso y lo que no debiera es un consuelo al semi abandono.

Viejo amigo, Viejita linda ¿le resulta conocida esta historia? Claro que si, conocida y muy repetida. ¿Se podrá corregir la actitud de Rubén o de Mercedes? Dice el refrán -Moro viejo no puede ser buen cristiano- De cada veinte Rubenes o Mercedes habrá uno que acepte, apenas parcialmente, la necesaria disciplina correctora.

El niño ya a los cuatro años inicia su preparación para la vida adulta, el adulto mayor generalmente no recibe ni un día de preparación y por el contrario llega a esa etapa con ideas incompletas, contradictorias y distorsionadas que lo perjudicarán en su tercera edad. Urge llenar este vacío, si los cincuentones reciben una escolaridad apropiada entrarán a la etapa mayor conociendo porqué deben hacer esto, evitar lo otro y negarse definitivamente a aquello. Lo expuesto se refiere solamente a la autodisciplina para que cada uno cuide su salud física, punto de partida básico para conocer los tantos aspectos que interesan y afectan al adulto mayor. Quedan en el teclado la autoestima, salud mental, nido vacío; aceptación, indiferencia o rechazo del entorno humano.

Como soy un viejo común y corriente lo que sigue es una exposición breve de lo que viejitos amigos y viejitas lindas dicen y que creemos correcto. Desde luego esperamos correcciones y precisiones de los doctos, entregando nuestra gratitud por adelantado.

BEBER MÁS AGUA. La primera discusión, entre nosotros es si debe ser solamente agua o dan lo mismo otros líquidos. Y la razón de esta indicación, a la mayoría nos gusta conocer el porqué. Encontré y he convencido a varios en que el agua nos lava por dentro desalojando todo lo que muere, se gasta o estropea. ¿Está bien?

ACTIVIDAD FÍSICA. Encontré una palabra elegante -Anquilosamiento- que sería algo así como desgaste y oxidación de las bisagras que llamamos articulaciones. La actividad física previene y aleja ese daño.

DISMINUIR LA SAL. Retiene líquido y endurece las arterias, ¿Es verdad?

EVITAR LAS GRASAS Y LAS FRITURAS. Aquí entra a tallar el colesterol malo que obstruye las arterias impidiendo que la sangre llegue en la cantidad debida y la falta de riego apropiado produce daños aquí, allá o más allá. Tenemos noticia que el aceite crudo es colesterol bueno y al hervirlo se transforma en malo ¿Es verdad? Desde que supe esto dejé de ponerle margarina a las tostadas muy calientes, ¿está bien?

MEDICAMENTOS. Abandonar el deporte de recomendarnos medicamentos unos a otros. Había una viejita linda que estaba tomando un tranquilizante y un estimulante juntos. Estoy exagerando, los tomaba con dos horas de diferencia.

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