Cuidado..!: No combine antibióticos y antihipertensivos
Los adultos mayores que toman antihipertensivos que bloquean los canales de calcio podrían sufrir descensos peligrosos de la presión si reciben ciertos antibióticos.
Un equipo halló que en esos pacientes, que debían tomar además los antibióticos eritromicina (E-Mycin u otras marcas) o claritromicina (Biaxin), aumentaba el riesgo de necesitar internación por un descenso peligroso de los valores de la presión. Un tercer antibiótico de la misma clase, la azitromicina (Zithromax), no estuvo asociado con ese resultado. Para los investigadores, debería ser el de primera elección para los pacientes tratados con antagonistas de los canales de calcio.
Los tres antibióticos son lo que se conoce como macrólidos, la clase más recetada en el mundo. Sólo en Estados Unidos, en el 2008 se vendieron más de 66 millones de recetas. Los antagonistas de los canales de calcio son uno de los medicamentos de uso prolongado más recetados. Incluyen fármacos como amlodipina (Norvasc), felodipina (Plendil), nifedipina (Procardia, Adalat) y diltiazem (Cardizem, Dilacor, Tiazac).
"No es improbable que un paciente use un antagonista de los canales de calcio y un macrólido al mismo tiempo", dijo el doctor David M. Juurlink, del Instituto de Ciencias Clínicas Evaluativas de Toronto, y autor principal del estudio publicado en Canadian Medical Association Journal. Juurlink explicó que la eritromicina y la claritromicina inhiben una enzima vital para la metabolización de los antagonistas de los canales de calcio. Eso hace que aumenten súbitamente los niveles del antagonista en sangre y la presión descienda bruscamente. En cambio, la azitromicina no bloquea esa enzima.
El equipo de Juurlink analizó las historias clínicas de más de 999.000 habitantes de Ontario mayores de 66 años, que habían tomado un antagonista de los canales de calcio entre 1994 y el 2009. En ese período, 7.100 fueron hospitalizados por un descenso peligroso de la presión; 131 de ellos habían tomado un antibiótico macrólido la semana previa a la internación.
Los autores observaron que el uso de la eritromicina había sextuplicado el riesgo de necesitar internación por baja presión, mientras que la claritromicina lo había cuadruplicado. El diseño del estudio impidió que Juurlink pudiera aportar una cifra precisa del riesgo absoluto de desarrollar hipotensión grave por la combinación farmacológica, pero dijo que era "probablemente muy bajo".
Aun así, agregó que es un riesgo evitable. "Los médicos deberían tomar consciencia y de que existen alternativas. Si deben recetar un macrólido a un paciente que toma un antagonista de los canales de calcio, lo más sensato es indicar azitromicina", expresó. En cuanto a otras clases de antihipertensivos, como los inhibidores de la ECA y los betabloqueantes, el autor indicó que no serían sensibles a los efectos de los dos antibióticos.
El estudio se concentró en los adultos mayores porque son los más vulnerables a las consecuencias de la hipotensión: pueden marearse lo suficiente como para caerse y fracturarse la cadera o, en los casos más graves, sufrir un shock por la falta de irrigación adecuada de sangre y oxígeno y el daño potencialmente fatal de algunos órganos. "Los más jóvenes toleran mejor la hipotensión", dijo Juurlink, pero opinó que la azitromicina es la mejor elección también para los jóvenes usuarios de antagonistas de los canales de calcio.
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