Muchas veces los adultos mayores son tratados de forma irrespetuosa, despectiva o sencillamente son discriminados por el sólo hecho de no tener un cuerpo joven.
Esta marginación que sufren los adultos mayores no sólo proviene de la sociedad, que los relega de la fuerza productiva, sino también dentro del núcleo familiar, en donde, en algunos casos, esta marginación de la vida en familia es tan extrema que llega hasta el abandono.
Pero cuales son las razones que tenemos para permitir que esto suceda, siento que no hay razones. No hay motivos para permitir que los adultos mayores sean excluidos; posiblemente podríamos excusarnos con nuestra desinformación con respecto a la vejez y a lo que significa ser un adulto mayor, ya que generalmente lo asociamos a personas que no pueden producir ingresos, personas que no pueden ser independientes, personas que no pueden ser útiles, personas que sólo generan gastos, personas demasiado frágiles tanto físicas como psicológicamente.
También sucede por la poca importancia que como sociedad y familia les damos a nuestros abuelos no reconociéndoles las cualidades enormes que poseen como la experiencia, quién puede tener más experiencia y conocer más de la vida que ellos que han vivido más de medio siglo. Ellos que conservan las tradiciones y las raíces de las sociedades.
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